Al terminar las elecciones ya con todos los votos, con rencores de algunos y regocijo de otros, hay quien ve desde su frustración, al no haber sido electo, que el proceso fue amañado y fraudulento. Hay quien ve que, en función de los resultados, el pueblo de México sigue y continúa aplaudiendo a Morena.
Por supuesto, hay modos y acomodos. Hay quien se ve tranquilo y ubicado cómodamente por los siguientes seis años. Hay quien se ve incómodo y angustiado por los avatares que le depara el destino desde fuera del gobierno. De alguna manera, hay una sensación de desesperanza para muchos y, en contraste, razones de esperanza para otros.
Hay quien me ironiza diciendo: “Las clases medias y ricas votaron por la candidata emanada de los pueblos indígenas y, en contraste, el proletariado, los campesinos y los pobres en general votaron por la europea, blanca, con apellido extranjero. Cosas que tiene la vida”.
Hay un momento crucial donde tendremos dos ferrocarriles que andarán en el mismo riel, la pregunta sería: ¿Van con el mismo rumbo o chocarán eventualmente en el mes de septiembre, cuando entran las nuevas cámaras y todavía se queda el presidente que se irá pronto? Por otra parte, la Presidenta tomará posesión el 1ro. de octubre con gabinete declarado y paralelo al anterior; momento curioso.
Se requiere una buena refrescada en el Poder Judicial, sin quitarle la independencia.
Si se acumula el poder absoluto del Legislativo al ser electo por medio de pronunciamientos de los partido políticos, nos vamos a encontrar no sólo con un Legislativo corrupto (como sí lo tenemos) y además coptado por el poder político y obedeciendo dogmas indicativos de Morena, pues simplemente caeremos en una indefensión absoluta, lo que generará desequilibrios brutales y abusivos, un poco parecidos a los comentados por el Presidente con el ministro Zaldívar, quien recibió instrucciones de asuntos decisivos del Poder Judicial.
Es importante la libertad legislativa, por supuesto, menos corrupta y más eficiente que la que actualmente tenemos. Viva la democracia, la libertad, la justicia y la fraternidad.
La tensión para Claudia será liderar con un Presidente que continúa siendo visto y previsto haciendo ruido, con un partido Morena que no acaba de serlo por ambiciones truculentas desde todos los sectores y por angustias igual de truculentas de muchas otras áreas.
Es difícil para Claudia contener a sus huestes en la victoria y mostrar serenidad cuando el peso y las bolsas retroceden. Ella necesita un país manejable desde el punto de vista económico, que no tenga grandes vuelcos ni aparezcan tempestades en lontananza, aun para socializar el país sin exabruptos. Los miedos engendran deslices, mareo, contrariedades, disgustos y actitudes irracionales, es por eso que ella ha optado por buscar y mostrar serenidad.
Los cambios nacionales en alcaldías, gubernaturas y todo tipo de puestos de elección requieren calma para ajustes. Darle bienvenida a los nuevos y despedida a los que salen. Muchos llegan sin la experiencia que se llevan los que se retiran.
Es conocido en nuestro país el comentario: “Este año es el año de Hidalgo…”
Trascendental será la elección de gabinete y las negociaciones con diversos dirigentes de cámaras y otros poderes fácticos, como los gobernadores, nuevos y anteriores. Un gran trabajo de diplomacia e inteligencia tendrá que realizar Claudia Sheinbaum que, por cierto, en alemán el apellido quiere decir: “Árbol Bello”… ¡Deseamos!… ¡Ojalá!
José Galicot es empresario radicado en Tijuana.