La icónica serie animada “Los Simpson” nos ha traído una infinidad de escenas que más de una generación ha recordado e incluso referenciado a modo de señalar supuestas predicciones. Hay una en particular que quisiera rescatar: la airada pregunta que hace el personaje de Helen Lovejoy mientras se lamenta frente a un juez que se rehúsa a prohibir el alcohol en Springfield. “¡¿Alguien quiere pensar en los niños?!”, vocifera. Muchos jóvenes utilizamos esta frase a modo de meme para ironizar sobre los intentos de desviar la atención, responsabilidad o competencia de asuntos relevantes.
Pues tal parece que esa fue la escena que vimos esta semana cuando el secretario del Trabajo y Previsión Social del gobierno estatal, el ex (?) priista Alejandro Arregui, pretendió defender -en la conferencia mañanera de la gobernadora- a una empresa agrícola ubicada en el Ejido Hechicera y anunciando no escudriñar la responsabilidad que ésta tuvo sobre el fallecimiento del trabajador de nombre Gilberto, acaecida el pasado viernes, el cual por causa de golpe de calor sufrió malestares mientras sacaba sandías en pleno sol hasta el punto de desvanecerse.
Según testimonio de sus familiares, algunos compañeros lo llevaron en un vehículo a la casa del hoy finado y sólo atinaron a decir que se sentía mal sin mayor detalle. Lo bañaron con agua helada y en la noche del mismo día volvió a sentirse mal. Fue trasladado al hospital del IMSS de Ciudad Morelos, pero a la medianoche del sábado fue declarado muerto por asfixia por broncoaspiración debido al cambio brusco de temperatura. Su hermana, quien lo atendió en sus últimas horas de vida, no pensó siquiera que un golpe de calor habría sido la causa del deceso. Es importante mencionar que el pasado jueves 6, Mexicali rompió un récord histórico de temperatura, llegando hasta los 47.5°C, según Conagua.
Aun sabiendo esto, con completa ignorancia y desdén, el secretario Arregui intentó deslindar a la empresa de las consecuencias que amerita la evidente negligencia de la empresa, arguyendo que el malestar que llevó a la muerte de Gilberto no se suscitó en las instalaciones del empleador, sino en la vivienda del propio trabajador. Por lo tanto “no había condiciones” para ejercer acciones contra la empresa. Y todavía pidió a los periodistas “ser cuidadosos con el tema”.
Un dato más para agregarle otro limón al caldo: familiares expusieron que, al momento del desvanecimiento de Gilberto en el surco, un primo que trabaja ahí mismo, se percató de ello, dejó su lugar y fue a auxiliarlo. El patrón lo regañó diciéndole “él se siente mal, no tú”, con el fin de hacerlo volver de inmediato a sus labores. Volviendo con Arregui, mencionó que han mantenido comunicación con las empresas del sector para “hacer conciencia” sobre el trato a los empleados. Increíble que eso sea todo lo que piense hacer el funcionario respecto a este trágico suceso: concientizar. ¡Vaya trabajo!
Definitivamente la indolencia, la ignorancia y la incompetencia causan pérdidas humanas. La familia perdió a uno de sus miembros, trabajador en toda su extensión. Oigan, pero… ¿alguien va a pensar en las empresas?
Atentamente,
José Albis Hernández, estudiante de la Lic. en Sociología (UABC)
Mexicali, B.C.