La Fiscalía General del Estado (FGE) inició una investigación contra el soldado de Infantería, Alberto Ramón Martínez Martínez (Se presume inocente mientras no se determine su responsabilidad mediante la sentencia de un juez, Art. 13 del CNPP), como el presunto responsable del asesinato de un civil que perdiera la vida tras recibir varios impactos de arma de fuego a la altura de la nuca.
Las acusaciones se basan en varias pruebas y en el señalamiento directo de los mandos castrenses que ubican a los tripulantes de la unidad que suscitó la persecución que concluiría en un asesinato.
El cadáver de Jesús Abraham Rivas Martínez, de 39 años de edad, quedó sentado en el asiento del copiloto de la camioneta en la que viajaba, justo frente a las instalaciones de la estación de Policía, donde ciudadanos intentaron refugiarse al registrarse el ataque armado.
A partir de la indagación, las autoridades van dilucidando que se trató de un ataque armado injustificado por parte de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que intentaron detener un automóvil en el cual viajaban dos personas, las cuales ni estaban armadas, ni en posesión de algún objeto o artefacto peligroso o ilícito.
En el inicio de la investigación, las autoridades militares intentaron ponerse a disposición para esclarecer el caso, sin embargo, ante algunos medios de comunicación tantearon deslindarse del hecho mediante un reporte de novedades no oficial, en el que indicaron que elementos del Ejército Mexicano se enfrentaron a balazos con un grupo delictivo que trasladaba un cadáver.
La escena del crimen contradijo esa versión. El cuerpo de la persona asesinada estaba en el asiento del copiloto, con impactos de arma de fuego a la altura de la nuca, sin evidencia de armas o casquillos que sugirieran una ofensiva por parte de los ocupantes del vehículo ciudadano.
La hermana de la víctima, de nombre Martha Isela, recibió a ZETA para conversar sobre lo ocurrido y exigió justicia ante la tragedia. En su opinión, los soldados criminalizaron a su hermano y pidió que la investigación sea llevada por autoridades civiles y no militares, pues le preocupa que intenten proteger al responsable del crimen.
LA NOCHE DEL ATENTADO
Martha Isela es la mayor de seis hermanos, pero reconoce que su conexión familiar era mucho más fuerte con Jesús Abraham, el tercero en la prelación familiar, a quien describió como una persona alegre y sumamente servicial, pues con frecuencia recibía agradecimientos por pequeños favores que hacía su hermano a los residentes de Ciudad Morelos, una comunidad del Valle de Mexicali, donde para su mala fortuna, tiene dominancia criminal el grupo de Los Rusos, perteneciente al Cártel de Sinaloa, lo que ha incrementado la incidencia delictiva.
La noche del 8 de mayo fue la última vez que Martha Isela compartió con su hermano, con quien residía en el mismo terreno, pero en bienes separados, ya que Jesús Abraham vivía con su pareja. Ese día lo vio en dos ocasiones. La primera, cuando se acercó a preguntarle por su estado de salud, y después al final del día, al llevarle un plato de gelatina que prepararon por la celebración de la pareja de la madre de ambos.
Al día siguiente, a las cinco de la mañana, un desconocido llamó a la casa de Martha para decirle que su hermano había muerto a balazos y que su cadáver yacía dentro de un automóvil estacionado afuera de la estación de Policía de Ciudad Morelos.
Luego de varias horas de diligencias, donde no les permitieron ingresar a la escena, Martha reconoció la ropa de su hermano y confirmó se trataba de él. Sobre lo sucedido comenzaron a llegar las versiones de testigos de la comunidad, y la hipótesis de que militares lo habían matado comenzó a tomar fuerza.
Según información que fuentes de seguridad proporcionaron a ZETA, el primer reporte de emergencias entró a la central a las 01:12 horas del jueves 9 de mayo. Se indicó que se habían escuchado entre seis y ocho detonaciones de arma de fuego en la comunidad conocida como Casas Geo, a escasos 200 metros de la estación de Policía.
Luego de un patrullaje por el lugar, a las 01:28 declararon el incidente “sin novedad”. A las 02:15 se emitió un nuevo reporte: un agente preventivo que se encontraba de guardia en la Jefatura de Policía, indicó la llegada de una persona para pedir apoyo, debido a que fueron víctimas de un ataque armado y su amigo yacía muerto dentro de la camioneta GMC Yukon Denali color café modelo previo a 2007 sin placas, que estacionó justo frente a la instalación municipal. Paramédicos acudieron al lugar y declararon sin vida a Jesús Abraham alrededor de las 02:28 horas.
El conductor de la camioneta, quien solicitó apoyo en la estación de Policía, es Guillermo Núñez Reyes. Narró que circulaba acompañado de Jesús Abraham por las calles de la colonia Casas Geo, cuando militares les marcaron el alto con código y sirena, a lo que los tripulantes hicieron caso omiso e intentaron darse a la fuga a partir de la calle Mezquite y Guadalupe Victoria, muy cerca de la estación de Policía.
El militar de nombre Valerio Lucas reportó el hecho, en tanto, otros agentes se unieron a la persecución y uno de ellos se topó con la camioneta que escapaba. Fue entonces que -según la información de los soldados- el militar Alberto Ramón disparó contra la unidad, la cual se dio a la fuga sin conocer el rumbo.
La investigación ministerial corroboró los datos en una entrevista al Sargento II de Infantería, Edilio Morales Chepes, el cual participó en las labores de patrullaje en Casas Geo, considerada una de las zonas más peligrosas de todo Ciudad Morelos, donde con frecuencia se ve a sujetos patrullando a bordo de motocicletas.
Pese a que la base militar está junto a la estación de Policía, los soldados tardaron varias horas en acudir a la escena, mientras que agentes investigadores del Grupo de Homicidios arribaron casi una hora después a recabar información.
Todavía en shock por lo ocurrido, Martha recuerda que los militares los hostigaron mientras se encontraban en la escena, pues les solicitaban constantemente sus identificaciones, además de entrevistarlos y cuestionarlos por no querer brindar declaraciones a los soldados.
LA INVESTIGACIÓN
El lunes 13 de mayo, la fiscal estatal María Elena Andrade Ramírez comentó que aún no se ponían de acuerdo para establecer la mecánica de los hechos, pero confirmó que no se localizaron armas de fuego en la camioneta de los ciudadanos, ni huellas de proyectil en el vehículo militar.
Aseguró que el caso no necesariamente podría llevarse en la justicia militar, que analizarían sí se dio un enfrentamiento entre los implicados. Agregó que ninguno de los dos ciudadanos tenía antecedentes penales, pero que investigarán el entorno.
Andrade agregaría que no hubo personas detenidas por el hecho y que los militares no acudieron a declarar, pero encontraron disposición del Ejército para la investigación.
Sin embargo, pese a los dichos de militares, ni fiscalía ni policías municipales encontraron evidencia de armas o casquillo en el auto ni en la calle, lo que sugiere que los civiles no dispararon. En contraparte, en las unidades militares se recabaron algunos casquillos, al tiempo que elementos de la Fiscalía General del Estado informaron que el cuerpo de Abraham dio negativo a la prueba de Rodizonato de Sodio, indicativo de que no accionó arma alguna.
César Raúl González Vaca, director del Servicio Médico Forense (Semefo), explicó que la causa del fallecimiento fue por múltiples lesiones provocadas por arma de fuego a la altura del cuello, cuatro de cinco letales.
Asimismo, indicó que se pudo recabar un proyectil entero del cráneo, lo que facilitará determinar el peso y el calibre.
“Algunos son proyectiles completos, tienen mayor utilidad para el de balística, cuando entran al cuerpo y tocan vértebras se deforman, en un estudio de balística lo pesan y ven del calibre del arma. Se puede buscar la compatibilidad de las armas con otros eventos”, comentó González Vaca, además de revelar que en la necropsia, la víctima dio positivo a consumo de metanfetamina.
Las heridas de proyectil se generaron de izquierda a derecha, ligeramente de arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante, lo cual es coincidente con la trayectoria de las perforaciones en la camioneta, mismas que entran en diagonal, desde el lado izquierdo de la camioneta.
Para González Vaca, las heridas pudieron ser producto de impactos de un arma corta o larga que atravesó varios objetos antes de llegar a su punto final, como se presume que fue el caso.
EXIGEN JUSTICIA
En entrevista para ZETA, en su domicilio donde todavía se encuentra el altar con la fotografía de Jesús en el patio frontal, Martha Isela comentó que mandos militares se comunicaron con ella para comprometerse a realizar una investigación interna, cuya conclusión determinará si les ofrecen una indemnización para los tres hijos -de 10, 13 y 14 años de edad- que su hermano dejó.
Pese a que algunos residentes de la comunidad refieren que al menos uno de ellos era un presunto pollero de la zona, no se obtuvo información que robusteciera esta hipótesis; ninguno de los dos tenía antecedentes, y al menos Jesús Abraham, nunca tuvo altercados con la justicia, salvo por una demanda de pensión alimenticia que sostenía.
“Le ayudaba a mi hermana vendiendo frutas y cosas de segunda, él le ayudaba en eso y pues en la casa de mi mamá sigue trabajando, pero tiene pensión; yo trabajo, le ayudaba a mi hermano y los niños se han hecho cargo entre todos con eso, tenía, un modo honesto de vida”, expuso Martha Isela, quien en espera de justicia, reflexionó:
“No es justo, sí te estás dando a la fuga, deberías dispararle al chofer o a las llantas para parar el carro, y que intente refugiarse en una comandancia, no sería el mejor lugar para huir”.