Empezó lo que tenía que empezar: las precampañas. Todos dicen ser la opción.
Xóchitl Gálvez, de 60 años, es la candidata del Frente por México, salida de una revuelta y maremágnum de partidos salpicados, sucios, dudosos, infieles, dañinos, tramposos, acarreadores, posesivos. Fue electa esta señora que “ella” represente a lo que queda de esos partidos que fueron algún día flamante ley y autoridad.
Xóchitl Gálvez trae de ejemplo a Beatriz Paredes Rangel, ex senadora, ex dirigente del PRI. Usa la misma imagen, ropa de pueblo, chales coloridos, muecas, modos y discurso; se ampara en su vida pasada, sus luchas, su estudio y su pobreza de gelatinera.
La candidata que copea y quiere igualar en su trayectoria política a esta señora, Beatriz Paredes Rangel. Se quiere asemejar, pero está lejos de poder y lograr su similitud electorera y política. La quiere igualar, pero… imposible.
Esta incompetente señora Xóchitl no trae carrera política; fue puesta como Juana de Arco a la lumbre. De la nada, resultó candidata presidencial. Pobre, endeble, frágil. Se hará cuadritos el día de la elección en junio de 2024. Perderá, por supuesto.
Quizá la señora Beatriz haya sido mejor que ella por su trayectoria política, luchas, vida pública. Pero le dejó el lugar a Xóchitl, quien no tiene ninguna cualidad, porte físico, verbo honesto; se queja, refriega, reprueba, señala, y eso no es de madurez política o lucha limpia en ganar adeptos, masas para su molino.
Ya se seleccionó quién llevará la presidencia en 2024, después de Andrés Manuel (también como el viejo régimen priista de 1968 a 1988). Ganará Morena otra vez.
Xóchitl Gálvez no llegará ni a las encuestas. No pintará su campaña porque ya la tiene perdida; ella lo sabe, pero no lo reconoce. Por ello es la copia de Beatriz en aspectos varios, mas no en experiencia política, hechos. Xóchitl significa “flor” en Náhuatl, y ya están siendo deshojados sus pétalos. Ya empiezan a caer.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.