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miércoles, mayo 1, 2024
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“Para mí, la poesía ha sido una forma de vivir el mundo”: Elsa Cross

“La poesía es algo a lo que siempre voy, aunque trate de ocuparme de otras cosas”, expresó a ZETA la ganadora del Premio Mazatlán de Literatura 2024 con el poemario “Isla Negra”

Reconocida como una de las autoras más importantes de la tradición poética de México, Elsa Cross obtuvo dos premios recientemente. Primero alzó el Premio Internacional “Alfonso Reyes” 2023 y posteriormente el Premio Mazatlán de Literatura 2024, este último por su poemario “Isla Negra”, editado en 2023 por Ediciones Era.


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El Premio Internacional “Alfonso Reyes” ha sido obtenido por figuras de la literatura mundial como Jorge Luis Borges (1973), Alejo Carpentier (1975), Carlos Fuentes (1979), Octavio Paz (1985), Alí Chumacero (1986), Juan José Arreola (1995), José Emilio Pacheco (2004), Mario Vargas Llosa (2010) y Eduardo Lizalde (2011), por citar sólo algunos.

“Me dio mucho gusto recibir el Premio Internacional ‘Alfonso Reyes’, creo que es un enorme honor para mí. Me dio mucho gusto y mucho susto saber que me lo dan, porque ver nada más las personas que lo han tenido, pues es una gran responsabilidad. Espero que cuando termine mi obra, que no está terminada, llegue a estar medianamente a la altura de muchos de esos nombres: ahí están Borges, Paz, entonces sí es muy impresionante”, expresó a ZETA Elsa Cross (Ciudad de México, 6 de marzo de 1946), actualmente de 77 años.

EL MAZATLÁN


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Apenas había recibido el Premio Internacional “Alfonso Reyes” el 21 de noviembre de 2023 cuando el viernes 19 de enero, el Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán anunció que también ganó el Premio Mazatlán de Literatura 2024, que se concede a la mejor obra publicada el año anterior por su poemario “Isla Negra”.

El Premio Mazatlán de Literatura fue instituido a finales de 1964 por el Gobernador del Estado, Sr. Leopoldo Sánchez Celis, ante la iniciativa del Lic. Francisco Rodolfo Álvarez, Raúl Rico Mendiola y Antonio Haas para galardonar anualmente a la persona que hubiera producido, en los dominios de la Literatura Mexicana, la obra más sobresaliente en el año precedente y que se entregaría dentro de las festividades del carnaval de Mazatlán”, emitió el Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán.

“‘Isla Negra’ quiere ser una respuesta posible a la vida vivida y plena, no pretende dar lecciones, ofrece pistas de los años ancestros, no es gratuito que Elsa Cross sea una filósofa y poeta que intenta descifrar el orden profano y divino en lugares donde las huellas de la fe son notorias, son mortuorias, son adivinanzas, son palabras que acechan a una mente, a una llama inquieta”, expuso vía telefónica Braulio Peralta, integrante del Jurado, al darse a conocer la noticia.

“Para hablar de poesía hay que ser breve y decir primero, que la poesía no se explica, ‘Isla Negra’ es la mirada de la poeta Elsa Cross sobre el pasado y el presente en la búsqueda de la luz interior para encontrarse a uno mismo”, complementó Peralta.

SOBRE “ISLA NEGRA”

En torno a “Isla Negra”, Ediciones Era presenta la obra de la siguiente manera: “Enlazados por un tono, un ritmo, una visión, estos poemas abrigan toda suerte de objetos, a la manera de ‘Isla Negra’, la casa de Pablo Neruda en Valparaíso: hablan de esa misma casa de Neruda, igual que de María Sabina; describen esculturas de la Grecia arcaica y un mural teotihuacano; conmemoran cumpleaños y despedidas —todo guiado siempre por el hilo conductor de una mirada poética que va en busca de lo que hay ‘al otro lado de sí misma’. Mediante el juego con unas cuantas imágenes elementales —el sol y la sombra, el mar, la luna, las montañas—, los versos de ‘Isla Negra’, que poseen una acentuada musicalidad, parecerían a veces agotar los límites de lo concreto, como si quisieran casi rozar lo inmaterial y estar al borde de la disolución”.

Grecia es como una constante o como una continuidad temática en su obra poética, ahora también presente en “Isla Negra” …

“Sí, cómo no, hay muchos temas griegos o de lugares, de hecho, esos poemas de tema griego del libro los integré a una compilación que hice por curiosidad. Quise ver cuántos poemas había escrito sobre Grecia y llevo más de 200 páginas, desde mi primer poema incluido en mi primer libro, ‘Naxos (1964-1965)’, hasta lo último en este libro, ‘Isla Negra’, algunos de estos poemas han sido a partir de viajes que hice, pero la primera vez que fui a Grecia tenía 51 años y ya había escrito mucho sobre esto, ha sido uno de los temas que más me han apasionado desde que empecé a escribir. Es más, la primera palabra que escribí en un poema fue Apolo, tenía 14 años, pero había estudiado mitología como no estudiaba las cosas de la escuela, me interesaba bastante la cultura griega, pedí que me compraran un libro en la casa y me fascinaba”.

Cortesía

Aunque claro, “Isla Negra” hace alusión a Pablo Neruda, tanto en el poema del mismo nombre como en el homónimo del poemario.

“Yo fui a Chile como Jurado del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2018 y como Jurado, éramos cinco (Elicura Chihuailaf y Galo Ghigliotto, de Chile; Alicia Genovese, de Argentina; Mayra Santos, de Puerto Rico; y Elsa Cross de México), fuimos a recorrer todas las casas de Neruda, como la casa en Santiago que Pinochet maldijo, hizo que desviara para que cayera encima y destrozó todo. Entonces salieron dos poemas: uno de la casa de Neruda, ‘Isla Negra’, y otro es el restorán que hay debajo de la ciudad de Lima, en la playa, creo que se llama Miraflores, ahí salió otro poema”, reveló a ZETA Cross, aunque aclaró:

“‘Isla Negra’ no es un libro que haya surgido de una manera unitaria como otros que sí, de los últimos, como ‘Bomarzo’ o ‘Insomnio’, que siempre es un solo poema, aunque esté dividido en muchas partes es una sola cosa, tiene una concepción unitaria, un propósito muy claro. En ‘Isla Negra’ son poemas que se fueron juntando y formaron un volumen, porque tienen más o menos una unidad que es de atmósfera”.

CON RAMÓN XIRAU

“Isla Negra” es de esos poemarios que, al concluirlo, se cierra sólo para volverlo a empezar. Algunos poemas están dedicados a José Luis Rivas, Natalia Morelón, Vicente Quirarte, Daniel Goldin, Maricarmen Férez, Nora y Hernán Lavín Cerda, Alberto Ruy Sánchez, Ramón Xirau, Teresa Rubio, por citar algunos.

¿Las dedicatorias son como homenajes a los autores?

“Hasta tuve la tentación de llamarle a una sección ‘Regalos’, porque eran como poemas dedicados y regalados a distintos autores, pero la dejé como está. Muchos son poemas de ocasión, como el poema ‘Vino’, que fue por el cumpleaños de Vicente Quirarte. En una invitación de El Colegio Nacional a varios poetas, junto con Vicente Quirarte, fuimos a un evento que fue fantástico por lo original que fue recorrer varios viñedos en Baja California y leer poemas sobre el vino en todo ese recorrido, entonces era casi obligado ese poema dedicado a él, fue una experiencia fantástica.

“Hay también otros poemas a mi hija que murió hace 16 años, Cecilia, dedicado como ‘Poemas para Ceci’, nada más. Y un poema también, otro in memoriam, de una pintora mexicana, Teresa Rubio, que fue excelente pintora, muy poco conocida; expuso casi siempre en el extranjero, aquí se conoce poco su obra, pero Bellas Artes publicó un libro con pintura de ella y poemas míos (Huellas de lo intangible), porque hicimos una exposición conjunta (en 2015) en París en el Claustro de Les Cordeliers de La Sorbona, con pintura de ella y poemas míos, fue algo muy bien recibido allá. Ella murió hace casi cuatro años, el día que se declaró la pandemia, ese día murió, no de COVID, pero fue muy triste, fue una carrera muy corta, como de once años, fue una gran pérdida, hubiera dado tiempo de que se conociera aquí en México”.

¿Ramón Xirau o Hernán Lavín Cerda fueron sus maestros?

“Hernán Lavín Cerda ha sido un amigo muy querido y Ramón Xirau fue también un amigo muy querido, fue un maestro muy importante para mí, él dirigió mi tesis de licenciatura; además, yo oí conferencias de Xirau antes de entrar a la universidad, incluso él me dio de veras una perspectiva muy rica de la poesía y de la filosofía, es una mirada que yo he compartido mucho. Cuando murió Xirau a mí me pegó tanto que yo misma no tenía idea y hasta qué punto lo quería. O sea, sí, era un maestro muy querido, muy respetado, pero me pegó más allá de lo que yo sabía, de lo que yo creía”.

¿Reconoce Usted en su obra algún tipo de influencia de Ramón Xirau, o en qué sentido dejó una enseñanza en términos poéticos o filosóficos?

“Sobre todo en términos filosóficos. Xirau tenía una mirada que iba más allá de la academia y todas estas tonterías en las que acaban las tareas académicas, se cierran tanto a lo que se está actualmente siguiendo; en aquellos tiempos no había eso, al grado de que lo hay ahora. Me ha tocado ver investigadores jóvenes que tienen que cumplir con lo que pide el Sistema Nacional de Investigadores y escriben cosas tan superficiales: inventan un marco teórico que se les ocurre y están felices de cumplir con eso, aunque no hayan penetrado nada en la obra de lo que están tratando, ellos inventan sus rollos, justifican al final del ensayo su marco teórico aunque no tenga que ver con la obra del autor; o sea, ya me ha pasado eso en un par de ocasiones y veo hasta qué punto, yo no sé si esta exigencia tonta académica, está haciendo que los investigadores jóvenes pierdan un contacto real con sus temas, con su acercamiento a lo que sea; sea filosofía, literatura, poesía o lo que sea, se vuelve una cosa tan mediatizada que no llega, no toca fondo, o rara vez, muy rara vez”.

LA POESÍA COMO “UNA FORMA DE VER EL MUNDO”

En la poesía de Elsa Cross prevalece siempre el ritmo. Se le cita, por ejemplo, el poema “Adivinanza”, contenido en “Isla Negra”: “La que se esconde / y salta / y se revierte / en ojo que avizora. / La que remonta / y se cierne / ensanchándose más / hasta perderse. / La que se oculta / y queda quieta / y se duerme / en su asombro”.

Entonces argumenta: “Este poema en especial se sostiene en el ritmo, sobre todo; otros, no.  Otros poemas se sostienen más en la imagen y ‘Adivinanza’ es totalmente rítmico, así va de principio a fin. Creo que cada poema surge de una manera distinta, hay algunos que pueden ser un ritmo que trae uno en la cabeza, una imagen o una idea. No creo haber escrito dos poemas ni dos libros de la misma manera”.

¿Puede haber poesía sin ritmo?

“Yo creo que eso no es poesía, sería como un futbolista sin piernas, que los hay, es otra manera, quizá a alguien le diga algo, a mí no me diría nada, porque a mí la poesía me entra por el oído más que nada, por eso acabo yo sosteniendo una categoría ya totalmente caduca, según el criterio de la mayoría, la poesía es con lo que más me conecto. Los poetas que más me han importado, con los que puedo compenetrarme más, los que tienen una intuición, un impulso vocal, son Saint-John Perse, Lezama Lima, Whitman, Ezra Pound”.

Finalmente, tras una extensa y reconocida trayectoria, ¿qué ha sido la poesía para Usted?

“La poesía ha sido para mí casi una forma de vida, un embrujo importante. La poesía es algo a lo que siempre voy, aunque trate de ocuparme de otras cosas. La poesía puede ser algo muy distinto para cada quien, para mí la poesía ha sido una forma de vivir el mundo, una forma de ver el mundo”.

Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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