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viernes, noviembre 22, 2024
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“Nuestro imaginario ha sido colonizado por la industria cosmética”: Andrés Neuman

“Photoshop ha pasado de ser una herramienta audiovisual a ser una cultura dictatorial”, expresó a ZETA el autor de “Anatomía sensible”

El cuerpo sin filtros, con sus estrías, arrugas, cicatrices u otras “imperfecciones” según el canon de belleza, contado por la prosa poética de Andrés Neuman en “Anatomía sensible” (Páginas de Espuma, 2023), es uno de los libros más entrañables y gozosos del poeta y narrador argentino.

Reconocido con el Premio Alfaguara de Novela 2009 con “El viajero del siglo”, Neuman propone en “Anatomía sensible” desmenuzar el cuerpo y sus partes o extremidades no sólo desde la descripción, también desde la argumentación, pero sin ridiculizar las “imperfecciones”.

“Yo pensaba este libro desde el humor, el festejo y el carnaval, no desde la ridiculización; es una especie de mirada traviesa y juguetona, que de algún modo tratase de ponerse a bailar con un colectivo de cuerpos que no están representados en la mirada pública. Es un tono que trata de trabajar con las fronteras entre los géneros entendidos en un sentido identitario y en un sentido estilístico; es decir, el sentido por un lado de cuál es la identidad de quien mira y es mirado, una mirada desprejuiciada en términos genéricos de que el punto de vista de ‘Anatomía sensible’ no es claramente identificable ni como masculino ni como femenino, ni como joven ni como anciano, ni como gay ni como hetero, sino que es una mirada como cambiante, una mirada colectiva”, refirió Andrés Neuman a ZETA para empezar.

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“DESROMANTIZACIÓN DEL CUERPO”

Antes de desmenuzar “Anatomía sensible”, Andrés Neuman contó a este Semanario cómo anteriormente ya había abordado de reojo el tema de las “imperfecciones” del cuerpo en algunos otros libros, entre ellos “El viajero del siglo” (Alfaguara, 2009), “Hablar solos” (Alfaguara, 2014) y “Fractura” (Alfaguara, 2018).

Cortesía

“Me parece que los disparadores de ‘Anatomía sensible’ fueron varios, siento que de algún modo durante años mis inquietudes, curiosidades y escrituras terminaron confluyendo en un librito así, porque por un lado, si nos remontamos a libros anteriores, por pensar en las novelas de los últimos años, en ‘El viajero del siglo’ hay un momento de dos amantes que están teniendo un romance y de pronto se quitan la ropa y lo que irrumpe son las estrías, la piel caída, la barriga, los pelos en el ombligo, las imperfecciones que desromantizan el cuerpo de ese héroe y esa heroína que ya dejan de ser tales, lo digo con toda la ironía. Hay un momento de desromantización del cuerpo que marca una inflexión en la historia de amor de esa novela, pero no era el núcleo; era una novela más bien sobre política y sobre traducción”, contó Neuman.

“Dos años después escribí ‘Hablar solos’, que es un libro sobre qué le pasa a la mirada del cuerpo cuando vivimos una experiencia de cuidado de un ser querido, nuestra mirada del cuerpo ajeno, el cuerpo propio sufre una revolución. La protagonista de ‘Hablar solos’ al ver cómo se consume el cuerpo de su pareja, cambia por completo su idea de todo eso que antes odiaba de su propio cuerpo y que ahora de pronto se convierte en síntoma de salud; todo exceso corporal, todo sobrante del cuerpo, es precisamente una prueba de su vitalidad”.

El autor recordó una tercera novela donde afloraban las cicatrices y otras huellas del tiempo:

“Años después escribí ‘Fractura’, que está poblada de personajes con cicatrices, con pecho que ha sido removido en partes para extraer un tumor. El protagonista tiene cicatrices en los brazos y en la espalda productos por explosión, el último de sus romances se produce con una persona que ha sufrido una fractura de cadera y hay una reivindicación desde la etapa misma del libro del kintsugi, que es esta técnica de reparación artesanal japonesa mediante la cual se envejece como con polvo de oro en los lugares donde se ha roto un objeto, de manera que la cicatriz se convierte en bandera y síntesis de la identidad estética de ese objeto, que pasa a valer más no a pesar de que se rompió, sino porque se rompió. Bueno, yo pensaba, ¿no se podría hacer lo mismo con los cuerpos? ¿Cuál sería el kintsugi de los cuerpos?”, rememoró.

“EXHAUSTO DEL BOMBARDEO COSMÉTICO”

Tras sus novelas previas, llegó el momento de mirar con lupa cada una de las partes del cuerpo en “Anatomía sensible”.

“Después de años de estar escribiendo libros con cuerpos no normativos, era natural el deseo de escribir un libro sobre ese tema, sin ningún otro pretexto argumental; eso en cuanto a los antecedentes de escritura”, contó Neuman para después confesar:

“El disparador más personal, biográfico, tiene que ver con que me siento francamente harto y exhausto del bombardeo cosmético al que estamos sometidos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Me resulta insoportable el modo en que nuestro imaginario ha sido colonizado por la industria cosmética, por la opresión del cuerpo, por su objetualización y por, digamos, lo que podríamos entender como dictadura del Photoshop, es algo que me produce un desagrado cercano a la náusea. Entonces, tenía muchas ganas de escribir un libro sobre todo eso que omite Photoshop y celebrarlo, como desphotoshopear nuestra mirada sobre el cuerpo propio y ajeno”.

Sobre todo en esta época donde hombres y mujeres abusan de los filtros al tomarse una foto o selfie con sus celulares…

“Hemos normalizado eso, totalmente; parece casi inevitable. Estaría bueno reflexionar colectivamente las razones y las implicaciones de eso, porque Photoshop ha pasado de ser una herramienta audiovisual a ser una cultura dictatorial, un verdadero despotismo, pero el problema de Photoshop es que invisibiliza la inmensa mayoría de realidades del cuerpo, o sea, invisibiliza al 99.9% de cuerpos que van por la calle, pero también visibiliza la gran mayoría del cuerpo propio retratado; entonces, es una negación del cuerpo: Photoshop no mejora el cuerpo, lo imposibilita, lo niega; Photoshop no perfecciona, niega el cuerpo, porque todo lo que es propio del cuerpo, es reprimido visualmente por Photoshop. Y fíjate que las principales víctimas de esta cultura de la opresión física son, por supuesto, las mujeres, pero esta especie de opresión photoshopeadora va avanzando también hacia el territorio de los varones”.

Tras su argumentación, Andrés Neuman volvió a su propuesta en “Anatomía sensible”:

“Me parece interesante formular un imaginario alternativo donde se dignifique, se celebre y se aprecie todo eso que Photoshop quiere borrar, y es ahí donde entra el juego de ‘Anatomía sensible’, que no se limita a parodiar el cuerpo canónico, sino a festejar todo eso que hemos aprendido a percibir como imperfecciones e incluso como rasgos que deben acomplejarnos o atemorizarnos, proponer una batería de metáforas, de imágenes donde sea posible nombrar con amor, atención y deseo todo eso que en teoría está mal con nuestros cuerpos”.

“ES UNA MULTITUD LA QUE HABLA”

Andrés Neuman es el escritor, pero “Anatomía sensible” está escrito sobre todo desde la mirada colectiva, desde todos los que se reconocen en las “imperfecciones”.

¿Quién habla en “Anatomía sensible”?

“La que habla y quien mira es una multitud, y a ratos parece un hombre, a ratos parece una mujer, a ratos parece una mirada no binaria; hay un deseo y una aceptación de toda clase de cuerpos desde todo punto de vista. Entonces, hay trabajo en el género en ese sentido y con el género en el sentido literario, como que es un librito hecho de formas breves y de piezas autónomas que tienen la lectura micronarrativa”.

En cualquier caso, escribe el poeta desde una multitud:

“El uso del lenguaje tiene una carga poética fuerte, en el manejo del ritmo, de la sintaxis, de la construcción de imágenes, hay un trabajo con la poesía ahí. Incluso, hacia el final el libro se convierte casi en un poema en prosa. Cada pieza de éstas, que es legible de manera autónoma, conforma un mosaico coherente, que es el del cuerpo; es decir, que empieza y pieza a pieza se van narrando ‘como la novela del cuerpo’”.

“UN LIBRITO QUE TRATA DE NO RENUNCIAR A NINGÚN GÉNERO”

“Anatomía sensible” no sólo describe las partes del cuerpo, sino que es sobre todo un libro argumentativo que tiende al ensayo.

“Los temas son más propios de la no ficción o del ensayo. Entonces, es un librito que trata de no renunciar a ningún género, sin conformarse con ninguno de ellos”, aclaró el autor en la entrevista para ZETA.

En “Anatomía sensible” hay poesía, aforismo, relato, ensayo. ¿Has llegado a alguna conclusión sobre los géneros literarios?

“Tiene que ver con el concepto de herramienta, de recurso. O sea, más que pensar a qué género va a pertenecer este libro: ‘este libro es una novela, por lo tanto nada de la poesía o del ensayo puede aparecer’, pues me parece que eso es como mutilar la posibilidad de la escritura. En un pasaje de un libro, ¿qué siento que necesite? Y si por ahí necesita un momento poético, bueno, apliquemos recursos poéticos. Y si de pronto estás escribiendo una novela y hay un momento argumentativo, bueno, en ese momento te conviertes en ensayista. Después hay una larga escena donde hay acción y, bueno, en ese momento te pones a narrar. Entonces, no adscribo un libro a un género determinado y a partir de ahí descarto todas las demás posibilidades, sino que pienso el libro como cómo resolver cada pasaje y trato de echar mano de recursos que pertenecen a distintos géneros”, argumentó.

“Me gusta pensar que todos los libros que trato de escribir son multigénero y como un conjunto de recursos que provienen de diferentes lugares al servicio, sí, de una idea común o de un proyecto lo más nítido posible. Pero sí, de tanto trabajar en distintos géneros, todos se me fueron avecinando hasta que siento que, más que escribir un libro de poesía, después un libro de cuentos, después un libro de ensayos y después una novela, en el fondo, en distintas proporciones y en distintos grados de combinación, siempre estoy trabajando con todos los géneros a la vez; en algunos libros predomina más un género y en otros otro, pero siempre están funcionando en alianza, siento que así la escritura se enriquece”.

EL LENGUAJE DEL CUERPO

Leer “Anatomía sensible” es escuchar el lenguaje del cuerpo. “Caprichosa, habla en nombre del cuerpo entero. Está llena de otros. Su ansiedad se origina en sus labores en el fondo incomprensibles: expresar e ingerir, proferir y tragar. Mucha gente parlanchina maneja una boca pequeña, como si su cavidad se esforzara en restringir el discurso”, se lee por “Anatomía sensible”; o en otro pasaje, “Nunca somos los mismos cintura arriba y cintura abajo. Al pasar por la espalda, el cuerpo cambia de opinión”.

¿Cómo podrías describir el lenguaje del cuerpo?

“Claro que en ‘Anatomía sensible’ hay un intento de exprimir las posibilidades del idioma con respecto al cuerpo, de considerar el cuerpo como lengua, como idioma; o sea, ‘Anatomía sensible’ es un libro que en cierto modo se plantea las posibles interrelaciones entre cuerpo y lengua. Entonces, por un lado, en el libro se trata de jugar con todas las posibilidades físicas del estilo, sonoridades, sinestesias, ritmo; todo lo que tiene que ver con cómo el idioma genera efectos físicos o corporales, el cuerpo y el cuerpo de lo lingüístico; por otro lado, es tomar el cuerpo y pensarlo como gramática, como sintaxis, como idioma”.

Tras los ejemplos citados, Neuman señaló: “Tú has leído dos ejemplos y hay muchos de ese tipo en el libro, donde se trata el cuerpo casi como si fuese un idioma, sujeto a tiempos verbales, hay una gramática corporal. Y bueno, de hecho, siempre se habla del lenguaje no verbal, es un concepto que se maneja mucho en nuestra sociedad el lenguaje corporal, pero no se profundiza mucho en eso”.

El poeta argentino concluyó: “Se entiende que nuestros movimientos tienen algún significado y ya, pero se puede ir mucho más lejos. Me fascina la idea de pensar en nuestra anatomía de manera morfosintáctica, porque al fin y al cabo las conjunciones son articulaciones y las articulaciones son conjunciones, el esqueleto tiene que ver con una estructura, con una sintaxis, las maneras en cómo nos movemos son la gramática”.

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Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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