El mandatario estadounidense Joseph Biden acusó, el 6 de febrero de 2024, a su antecesor Donald John Trump -presidente de Estados Unidos, desde el 20 de enero de 2017 hasta el 20 de enero de 2021-, de provocar el fracaso de la iniciativa de Ley que se discutía en el Congreso de EE.UU., que incluiría, entre otras cosas, dotarlo con la facultad de cerrar la frontera con México, a los solicitantes de asilo en semanas de altos cruces irregulares.
Aunque el pleno del Senado de EE.UU. discutiría, el 7 de febrero de 2024, la iniciativa negociada por un grupo bipartidista de legisladores y la propia Casa Blanca, Biden reconoció que no existía el apoyo suficiente entre los republicanos, ante el llamado de Trump para votar en contra.
“Todo indica que esta iniciativa de Ley ni siquiera avanzará en el pleno del Senado. ¿Por qué? Por una razón simple: Donald Trump”, dijo el presidente estadounidense, en un discurso pronunciado desde la Casa Blanca, en el cual también defendió la iniciativa, calificándola como la legislación migratoria más justa de los últimos años.
Asimismo, Biden culpó al magnate neoyorquino, de no querer atender los altos flujos de migrantes en la frontera con México, para poder explotar el tema rumbo a la elección presidencial de noviembre de 2024.
“Donald Trump piensa que [la iniciativa] es mala para él políticamente. Por lo tanto, incluso cuando es buena para el país, él no está a favor. Él prefiere hacer convertir este tema en un arma política, que resolverlo”, dijo Biden.
“El presidente de la Cámara Baja [el republicano Mike Johnson] nos ha dejado bastante claro que la iniciativa no se convertirá en ley […] Me parece que no tenemos ninguna posibilidad real de lograr una Ley”, reconoció, el 6 de febrero de 2024, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien había defendido la negociación con Biden.
Mientras que Alicia Isabel Adriana Bárcena Ibarra, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), descartó, el 6 de febrero de 2024, tras una reunión con la asesora de seguridad nacional de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood, la posibilidad de un próximo cierre de la frontera entre México y Estados Unidos.
“¿Hablaron del posible cierre de la frontera?”, le preguntó una reportera, al término de una reunión entre comitivas de ambos países, para tratar temas como migración, seguridad y drogas. “No, no va a haber eso, por supuesto que no, esto es una propuesta que Biden está haciendo al Congreso [de EE.UU.], verdad, para que tenga autoridad excepcional. Pero es un tema que aún no ha sido aprobado por el Congreso de Estados Unidos, es una propuesta de ellos, ya reaccionaremos cuando esto sea aprobado”, respondió la canciller mexicana.
El Senado de Estados Unidos presentó, el domingo 4 de febrero de 2024, un proyecto de ley bipartidista de seguridad fronteriza, de 118 mil 200 millones de dólares, que también proporcionaría ayuda a Ucrania e Israel.
El pacto alcanzado por un grupo de senadores republicanos y demócratas prevé “una nueva autoridad de emergencia para cerrar la frontera”, entre Estados Unidos y México, en caso de que “esté colapsada”, informó el 3 de febrero de 2024, el presidente Joseph Biden.
De ser aprobado por el Congreso estadounidense -en el Senado se necesitan 60 votos a favor y ser enviada, eventualmente, a la Cámara baja para su consideración-, el titular del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), podría restringir los cruces fronterizos, si la media diaria alcanzaba los cuatro mil migrantes durante una semana.
Pero el DHS estaría obligado a prohibirlos si los cruces fronterizos sobrepasaban un promedio de cinco mil al día -en un periodo de siete consecutivos- u 8 mil 500 en una sola jornada, se lee en el texto del acuerdo bipartidista.
Pero el Gobierno Federal estadounidense estaría limitado en cuanto al tiempo que pudiera hacer uso de esa facultad, ya que durante el primer año, podría utilizarla durante 270 días; luego, 225 días naturales, en el segundo año; y 180 días, en el tercer año. La autorización expiraría al cabo de tres años.
El acuerdo también codificaría una política que exige al Gobierno tramitar al menos 1,400 solicitudes de asilo en los puertos de entrada cuando se activa la autoridad de emergencia. Además, eleva el nivel legal de exigencia de pruebas para superar el examen inicial de asilo, lo que hace potencialmente más difícil que los solicitantes lo superen.
Asimismo, aceleraría el plazo de tramitación del asilo de años a seis meses, e introduciría un nuevo proceso en el que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. decidiría sobre una solicitud de asilo, sin pasar por el sistema de tribunales de inmigración. El proceso no se aplicaría a los menores inmigrantes no acompañados.
El acuerdo también preservaría la autoridad del presidente de EE.UU. para otorgar permisos humanitarios caso por caso, e incluiría cambios limitados, que restringirían los permisos humanitarios en las fronteras terrestres.
Además, autorizaría 250 mil visados de inmigrante adicionales, a repartir en cinco años, para familias y se aplicaría a quienes inmigran con base en un empleo. También proporcionaría una vía hacia la ciudadanía a los afganos que entren en Estados Unidos, tras la retirada estadounidense de Afganistán y amplíaría el programa especial de visados de inmigrante para los afganos que hubieran trabajado para el Gobierno estadounidense.
Ante ello, Biden dijo apoyar “firmemente” el acuerdo bipartidista presentado en la Cámara alta de EE.UU., mismo que proporcionaría miles de millones de dólares en nuevas ayudas a Ucrania e Israel, al tiempo que reforzaría la seguridad fronteriza y endurecería las leyes de asilo.
“Hemos alcanzado un acuerdo bipartidista sobre seguridad nacional que incluye las reformas fronterizas más duras y justas en décadas. Lo apoyo firmemente”, expresó el mandatario estadounidense, a través de un comunicado, en el cual instó al Congreso de EE.UU., a “aprobar rápidamente” el paquete para que pudiera firmarlo y convertirlo en ley.
“Me daría, como presidente, una nueva autoridad de emergencia para cerrar la frontera cuando se vea sobrepasado. Hará que nuestro proceso de asilo sea más justo y eficiente, al tiempo que protegerá a los más vulnerables. Acelerará los permisos de trabajo para que aquellos que están aquí y califican puedan llegar a trabajar más rápidamente”, insistió el mandatario estadounidense.
“Creará más oportunidades para que las familias se reúnan, a través de visitas de corta duración y mayores vías legales permanentes. Garantiza que los niños no acompañados más vulnerables tengan representación legal remunerada”, dijo Biden.
“Y proporcionará los recursos que he solicitado repetidamente para asegurar la frontera, agregando agentes de la patrulla fronteriza, jueces de inmigración, oficiales de asilo y máquinas de inspección de última generación para ayudar a detectar y detener el flujo de fentanilo”, explicó el presidente de EE.UU., quien también enfatizó que dichas reformas eran esenciales para hacerla más ordenada, segura, justa y humana.
Biden resaltó que el acuerdo bipartidista de seguridad incluía otras dos prioridades, ya que permitiría mantener el apoyo para defender a Ucrania de Rusia y también proporcionará a Israel lo necesario para defenderse contra los terroristas de Hamás, al tiempo de que proporcionaría asistencia humanitaria vital para el pueblo palestino.
El mandatario estadounidense envió un mensaje a los integrantes de la Cámara de Representantes, especialmente a los republicanos, a quienes señaló que ahora tenía en sus manos la posibilidad de que avanzara dicho acuerdo. “Trabajando con mi Administración, el Senado de los Estados Unidos ha hecho el arduo trabajo necesario para llegar a un acuerdo bipartidista. Estoy listo para resolver el problema”, puntualizó.
Por su parte, el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer, señaló que tomaría medidas para celebrar votar el proyecto de ley el miércoles 7 de febrero de 2024.
Además de 20 mil 230 millones de dólares para seguridad fronteriza, el proyecto de ley incluía 60 mil 060 millones de dólares para apoyar a Ucrania en su guerra con Rusia, 14 mil 100 millones de dólares en ayuda a la seguridad de Israel.
Así como 2 mil 440 millones de dólares para el Mando Central de Estados Unidos y el conflicto en el mar Rojo, y 4 mil 830 millones de dólares para apoyar a los socios de Estados Unidos en el Indo-Pacífico, que se enfrentaban a la agresión de China. Otros 10 mil millones de dólares servirían para proporcionar ayuda humanitaria a la población civil de Gaza, Cisjordania y Ucrania.
Con 370 páginas de extensión, la iniciativa proponía endurecer los requisitos para solicitar asilo en EE.UU., negándole la posibilidad a aquellos migrantes que pudieron solicitar asilo en países de tránsito o que pudieron mudarse dentro de sus países de origen.
La iniciativa de Ley fue negociada por tres senadores estadounidenses: el republicano James Lankford de Oklahoma, la independiente Kyrsten Sinema, de Arizona, y el demócrata Chris Murphy, de Pennsylvania. Asimismo, contó con la colaboración de los líderes de ambos partidos y la participación de funcionarios de la Administración encabezada por Biden.
No obstante, la medida propuesta por la Cámara alta de EE.UU., fue rechazada por Donald John Trump -presidente de Estados Unidos, desde el 20 de enero de 2017 hasta el 20 de enero de 2021-, así como por líderes conservadores republicanos.
“Sólo un tonto, o un demócrata de izquierda radical, votaría por este horrendo proyecto de Ley fronteriza, que sólo otorga autoridad de cierre después de que ocurran 5 mil cruces al día. Ahora [Biden] ya tiene el derecho de cerrar la frontera y que debe hacerse”, dijo el magnate neoyorquino, en la red Truth Social.
“Cualquier consideración de esta iniciativa de Ley del Senado en su forma actual es una pérdida de tiempo. Está muerto al llegar a la Cámara Baja. Alentamos al Senado de Estados Unidos a rechazarlo”, señaló el líder republicano en la Cámara baja, Mike Johnson.