El sábado 2 de diciembre, a las cuatro de la tarde, acudimos al llamado del “Comité Pro Palestina de Tijuana” (CPPT) a la Glorieta de Cuauhtémoc para manifestar nuestro apoyo y solidaridad. Al llegar a la glorieta, la vimos rodeada de gente portando banderitas del PAN y del PRD, nosotros banderas de Palestina. Desconcertados por lo que creímos un error de nuestra parte, uno de los organizadores del Comité Pro Palestina nos informó que se habían trasladado a la Glorieta de las “Las Tijeras”.
Al salir de la Glorieta de Cuauhtémoc, uno de los manifestantes nos preguntó “¿De qué equipo es esa banderita?”. “Es la bandera de Palestina”, respondimos. “¿Y qué es eso?”. “Un país de Medio Oriente cuya población está siendo masacrada por las fuerzas armadas de Israel”, explicamos. “Déjense de pen… Esto está mejor miren…”, mostrándonos una revista pornográfica (sic). Después del encuentro “erótico político” con las “fuerzas vivas” del PRIANRD de Tijuana, aceleramos el paso rumbo a “Las Tijeras”, sin dejar de pensar en el surrealista encuentro con el apoyador de la candidata nacional del PRIANRD.
Por fin llegamos con nuestras “banderitas” al mitin del CPPT, alrededor de 50 jóvenes hombres y mujeres y una familia palestina de San Diego. El contenido y valor de las oradoras y oradores mostraron amplio conocimiento y consciencia del conflicto palestino-israelí. La participación fue moral y solidaria y una experiencia valiosa y esperanzadora, ya que estos jóvenes prefirieron salir de sus aulas y hogares para rechazar el bombardeo mediático y las mentiras de los medios masivos de comunicación que favorecen al gobierno genocida de Israel.
Mientras tanto, en el resto del mundo sólo se escuchan gritos de guerra, como si los principales dirigentes occidentales hubieran adquirido una enfermedad contagiosa convertida en pandemia y originada en Israel: la paranoia, el instinto genocida, el complejo de superioridad y arrogancia del “imperio más poderoso que haya existido en toda la historia del mundo” (Biden dixit), sumando a ello la ambición desmedida, el egocentrismo, el fundamentalismo y el extremismo ideológico delirantes, patologías que suprimen la razón, la diplomacia y la búsqueda de la paz.
Sin quitar el dedo del renglón, vemos a Zelensky rogar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y a los Estados Unidos (EU) por más dinero, tanques, aviones, municiones y asesoría técnica para continuar su guerra perdida contra Rusia, en la que siguen muriendo miles de jóvenes obligados a convertirse en carne de cañón de las armas rusas. Los más afortunados logran huir a otros países. Se estima que han muerto 500 mil soldados, y hay más de esa cantidad que resultaron heridos y mutilados. Ante esto, el ejército ucraniano ha tenido que reclutar a hombres y mujeres de 17 a 60 años de edad.
Por otro lado, en Palestina, el ejército israelí (IDF) continúa la masacre de niños y mujeres en la Franja de Gaza sin ningún pudor o escrúpulo moral o humanitario, sin hacer caso a los organismos de derechos humanos a la “comunidad internacional”, siglas sin valor legal, mucho menos moral, a vistas controladas por los mismos poderes que suministran las armas y los recursos económicos a Israel. A la fecha se estima que alrededor de 7000 mil niños han sido asesinados, sin contar aquellos aún bajo los escombros.
Sin embargo, Biden abraza a Netanyahu diciéndole: “estoy contigo Benny, yo sé que el bombazo en el hospital Al-Ahli Arab lo hicieron los del otro equipo” y le proporciona más armas y dinero. El otro “equipo” es Hamas. Posteriormente se comprobó que fue Israel quien bombardeó el hospital Al-Ahli Arab, donde murieron 500 personas entre refugiados, niños, niñas, mujeres y personal médico. Para el Presidente norteamericano es un juego en donde dos “equipos” están enfrentados en Gaza.
Para el manifestante de la Glorieta de Cuauhtémoc, la bandera Palestina era de un “equipo”, seguramente de fútbol, y para Biden y Netanyahu seguramente, en sus mentes enfermas, se trata de un juego siniestro y sangriento. Por lo tanto, nosotros le vamos al equipo de los mártires de Gaza, y ondeamos nuestras banderas del lado “verde-blanco-negro y rojo” del equipo Palestino que combate el terrorismo de estado sionista y que va ganando la batalla moral y la guerra estratégica.
Con respeto y disculpas a los más de 20 mil muertos (al martes de esta semana), lanzamos una porra al equipo palestino: ¡Viva Palestina Libre! ¡Cese permanente al fuego!
Atentamente,
Fidel Fuentes López, Sociólogo por la FCPyS de la UNAM.
Tijuana, B.C.