Todd Haynes es un director interesante, muy comprometido con las historias enredadas de personajes claroscuros. Eso quedó plenamente demostrado en “Carol” y ahora con esta poderosa película que expone lo destructivos que son los remanentes de un escándalo que revive cuando se ve al espejo.
Esto es lo que de manera constante le sucede a Gracie Atherton Yoo (Julianne Moore) y a su esposo Joe Yoo (Charles Menton), que sostuvieron un romance siendo ella una mujer adulta y él apenas un adolescente de 12 años.
Este amorío está basado en la polémica relación de la maestra Mary Kay Letourneau y su alumno de secundaria, por lo que hay un punto de partida verídico que en el filme de Haynes se complica cuando la actriz hollywoodense Elizabeth Berry (Natalie Portman) es recibida en la casa de esta pareja en Maine para estudiar el rol que protagonizará en una película próxima a estrenarse basada en el caso.
Joe ahora tiene 36 años, se ha formado un matrimonio con hijos adolescentes, pero el desequilibrio pronto se mostrará al ver la manera en que Gracie depende emocionalmente de un marido que ha tenido que hacer a un lado sus propias necesidades afectivas para ser el soporte de la mujer.
Esto queda al descubierto con la presencia cada vez más invasiva de Berry, que devela el trauma persistente en estos personajes y uno como testigo pasivo, aunque inmerso en una cinta verdaderamente fascinante, creíble, muy bien actuada. No habría de extrañar ver algunas nominaciones como resultado de esta apuesta cinematográfica de próximo estreno en Netflix. ****
Punto final. – Qué lío con esos “Marvels” …