La gobernadora Marina del Pilar Ávila carece de tiempo para atender causas sociales y a colectivos, pero no para filmar un video navideño donde se cumplió su sueño frustrado: cantar
El martes 19 de diciembre, Marina del Pilar Ávila Olmeda liberó sus actividades como mandataria estatal y movilizó a su equipo para que le diseñaran una coreografía, le armaran un escenario y compusieran una canción con la que envió un mensaje navideño, el cual se centra en ella cantando y bailando, acompañada de sus hijos y de un grupo de niños.
Emulando a la influencer Mariana Rodríguez Cantú, quien además es esposa de su “amigo personal” Samuel García, gobernador de Nuevo León -con quien compartió clases en el Tecnológico de Monterrey-, Ávila Olmeda aprovechó las fiestas decembrinas para protagonizar un video que busca exclusivamente enaltecer su imagen y asociarla con los logos del Poder Ejecutivo.
El video fue dado a conocer un día después que se hiciera público el promocional de la influencer regiomontana que, dicho sea de paso, se registró como candidata de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Monterrey.
El contenido resulta sumamente parecido y pretende enviar el mismo mensaje, pero la gran diferencia es que, uno, lo publica una influencer que se dedica precisamente a promover su imagen, lo cual no tiene nada de malo; mientras que la gobernadora bajacaliforniana debe su tiempo y esfuerzo al desarrollo de la entidad y de sus habitantes al menos durante cuatro años más.
En el primero se desconoce el origen del recurso, pero Rodríguez Cantú no percibe un sueldo proveniente del erario; además de estar dirigido a Mariel, su hija, haciendo referencia a que compartirán la primera Navidad. Mientras tanto, Marina moviliza a varias personas y disfraza -bajo los logos del Gobierno de Baja California- sus intenciones de comunicación política en los que canta y baila, además de exhibir la convivencia con sus hijos y un grupo de niños que se unen para animar su espectáculo.
Mariana se está aprovechando de su popularidad como influencer para promoverse en la política, lo cual puede ser cuestionable, pero es legítimo; mientras que la gobernadora de BC se beneficia del puesto político para promover su persona, lo cual es ilegitimo.
En el video del Gobierno de Baja California, tampoco se ve a algún artista local o un aspecto característico de la entidad; no visibiliza a alguna comunidad indígena o justificación que pretenda promover la entidad. Más bien busca centrar todo el mensaje en Ávila Olmeda cantando y bailando. Más en una pose de artista de caravana navideña, que de titular del Poder Ejecutivo.
Más allá de cuestionar un mensaje que pudiera considerarse frívolo -pues prefiere invertir su tiempo en una coreografía y un espacio de grabación-, en vez de atender directamente a colectivos defensores del agua o de familiares de personas desaparecidas -por mencionar algunos de los problemas que requieren atención-, el problema es que la gobernadora aprovecha cualquier evento para promoverse con lo que pudiera ser recurso público -al menos su tiempo lo es-.
Evidentemente, el mensaje de Ávila Olmeda no pretende ser indolente, pero ante una realidad como la que se vive en BC, con algunos de los municipios con más homicidios en el país -casi 3 mil asesinatos en un año-, un incremento en la incidencia de violencia familiar en 2023 y los escándalos generados por desaparición forzada, es imposible no considerarlo de esa forma.
Una cosa es verla haciendo trends de TikTok con su hija o su familia y amigos, lo cual no parece tener algo malo, pues tiene derecho a cierto nivel de privacidad y a compartir con sus seguidores actos de su vida personal; y otra muy diferente, es que se monte en el cargo que desempeña para estructurar un espectáculo donde se priorice su persona. La delgada línea fue cruzada por la mandataria navideña Marina Carey.