Han pasado dos años desde que Daniela Edith, una joven de apenas 21 años de edad, murió en el Hospital General de Ensenada en medio de una serie de anomalías que, de acuerdo a su familia, iniciaron en el Centro de Salud de la calle Ruiz, donde la trataron por contagio de tuberculosis y falleció de hepatitis.
Los peritajes de todas las autoridades ya dictaminaron a favor del médico, en tanto la familia exige reabrir el caso.
Cada año en Baja California, un promedio de 2 mil 200 personas son diagnosticadas con la enfermedad de tuberculosis conforme a cifras de la Secretaría de Salud; de ese total, algunas son potencialmente candidatas a sufrir reacciones adversas por el medicamento.
Daniela tenía “piel morena clara, pelo lacio largo, delgada, de bonita figura, muy amiguera, de 1.56 metros y 48.9 kilogramos” recuerdan sus padres.
Ambos se manifestaron desesperados y reclaman justicia de las autoridades de Salud, Fiscalía General del Estado, Derechos Humanos e incluso de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, para que el caso sea considerado como negligencia médica.
El 23 de noviembre de 2023, Jaime Morales Sánchez, padre de Daniela, envió una carta dirigida al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), María Del Rosario Piedra Ibarra, al Senado y otras dependencias estatales, donde expuso el caso.
Explicó que en 2019, tras el fallecimiento de la joven, denunciaron ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por responsabilidad médica técnica y se abrió el expediente de queja CEDHBC/TIJ/Q/127/19/4VG, el cual refirieron, se encuentra “entrampado” y sin avances.
En la Fiscalía General del Estado (FGE), el caso quedó cerrado y a favor del médico responsable. Sin embargo, la familia demandó al médico en espera de que se reabran las investigaciones, señalaron las autoridades del sector salud.
TRAGEDIA FAMILIAR
Los padres de Daniela relatan que todo comenzó en agosto de 2018, cuando su hija recibió su afiliación al Departamento de Tuberculosis de la Jurisdicción de Servicios de Salud de Ensenada.
Como parte del tratamiento, el titular, Luis Alejandro N, le recetó por un periodo de dos meses, cuatro tabletas diarias de Dotbal, medicamento contra la tuberculosis.
La familia detalla que se enteró muy tarde de las reacciones adversas que podría traer el consumo de este medicamento y de la información de cómo identificar esos síntomas y tratarlos, ya que, aseguran, no recibieron la carta de consentimiento.
Recordó que a los pocos días, la paciente comenzó a presentar reacciones como dolor de cabeza, hinchazón en labios y párpados, fiebre, erupciones, ronchas, piel y ojos de color amarillento.
Daniela regresó en varias ocasiones a la clínica de la calle Ruiz donde le trataban esos síntomas, pero no le practicaron más exámenes para saber si se trataba de otra enfermedad.
El padre de familia relató que los médicos en Ensenada ya sabían que las reacciones adversas habían sido provocadas por el Dotbal. Lo que no sabían era cuál o cuáles antibióticos de ese medicamento, habían sido los causantes de las reacciones alérgicas, cuando esa había sido precisamente la razón para enviar a Daniela a esa clínica especializada en tuberculosis.
“Sin embargo, los médicos de Ensenada no le exigieron al doctor Laniado -declarado sin responsabilidad por las autoridades- que cumpliera con su obligación, que ellos ya sabían también, que era de extrema importancia para la salud de mi hija, pues los antibióticos responsables se debían retirar del tratamiento y sustituirlos por otros; pero, cobardemente, solo callaron”, relató el padre de la joven fallecida.
Una vez internada en el Hospital General, en octubre de 2018, le aplicaron algunas pruebas con otro diagnóstico: eritreo dermis y hepatitis aguda, ambas provocadas por una reacción alérgica severa al medicamento antituberculoso.
El 27 de octubre, un médico especialista en medicina crítica solicitó el envío de la paciente a un hospital de tercer nivel, y al siguiente día volvió a pidió su traslado, pero el trámite no fue atendido por directivos médicos del hospital.
Fue hasta el 1 de noviembre, cuando Daniela falleció, que la verdadera enfermedad fue redactada por primera vez en el expediente clínico en la nota de evolución del médico internista Damián, indicando textualmente: “Mujer de 21 años de edad, ya conocida por el Servicio, por el diagnóstico de hepatitis fulminante por anti fímicos”.
El hospital alegó que el deceso se debió a choque séptico, perforación gastrointestinal y tuberculosis miliar.
TUBERCULOSIS, SERIO PROBLEMA EN BC
El secretario de Salud en Baja California, José Adrián Medina Amarillas, informó que en general, la tuberculosis es un tema preocupante para el sector.
Respecto a qué sucedió con el caso de Daniela, “desconocemos con detalle por qué no se vigiló o qué fue lo que falló en el monitoreo, si hubo denuncia, el expediente se pasa a Fiscalía General del Estado, y en este caso determinó que no hay nada en contra del hospital, sino contra del doctor, y fue favorable para el doctor. No es negligencia, sino un efecto colateral del medicamento”, reconoció.
Cuestionado sobre los casos similares que hay en BC, el funcionario estatal respondió: “Son excepcionales, puede haber una reacción hepática, siempre vigilamos y al menor síntoma de ictericia del bebé o adulto, de inmediato cambiamos el medicamento porque lo buscamos ante la certeza. Calculo que hay unos 2 mil 200 al año, y, al hacer el diagnóstico, los pacientes ingresan de inmediato al tratamiento”.
INSTITUCIONES DICTAMINAN A FAVOR DE MÉDICO
Con relación a los hechos registrados en Ensenada, donde una mujer perdió la vida, la CEDH informó a ZETA que abrió el expediente de queja con folio 3529/2019 tras la comparecencia de su padre el 9 de agosto de 2019 en las oficinas del organismo en ese municipio.
Dicha carpeta se inició por una presunta negligencia médica que, de acuerdo con la narrativa del padre de Daniela, derivó en la muerte de esta, quien era paciente con tuberculosis y, tras recibir atención médica en el Hospital General de Ensenada, su enfermedad se agravó y trajo como consecuencia su deceso.
Procedente a los hechos, se emitieron dos peritajes médicos, uno por parte de FGE, institución que en su resolución indicó que no hay responsabilidad médica; por parte de la CEDH se realizó otro peritaje, donde igualmente determinaron que no existió responsabilidad por parte del Hospital General de Ensenada.
El padre de la joven impugnó la resolución del dictamen en la FGE y se volvió a realizar el peritaje con apoyo de la Comisión de Arbitraje Médico de Baja California, el cual arrojó el mismo resultado de no responsabilidad del doctor.
La conclusión del expediente se emitió el 4 de octubre de 2021 por no tener materia para seguir conociendo del expediente de queja.
Sin embargo, ante la inconformidad de la familia, el 6 de diciembre de 2022 se abrió un expediente de orientación -folio 377/2022-, un expediente de queja -3880/2022- el 12 de diciembre de 2022 y un expediente de queja -637/2023- abierto el 1 de marzo de 2023 para seguir atendiendo al padre de la persona que perdió la vida.