Aventurada a entender y reconocer la violencia en su vida personal y en el exterior a través de un ejercicio antropológico, la activista y cineasta mexicana Patricia Balderas Castro expone testimonios de mujeres que cuestionan, exhiben y reflexionan sobre el acoso público en su largometraje “Ahora que estamos juntas”.
“Hay un impacto real de esta violencia que pareciera que no pasa nada, que sólo se queda en eso, pero que tiene una trascendencia en la vida de las mujeres porque pierden su autonomía, identidad y libertad”, indicó a ZETA Balderas.
“La normalización del acoso está presente desde los 50, donde un arrimón con fines sexuales se convierte en un acto simpático y lo más grave es que hay películas que utilizan ese recurso en su narrativa como algo gracioso”, agregó la directora, quien indaga por medio de vivencias domésticas.
“En realidad, la que no podía ver sus propias violencias era yo. Un día me cayó el veinte que he sido una persona violentada desde muy chavita, es devastador enterarte de eso a tus 34 años. En esta reflexión volteo a ver a mi madre y me doy cuenta que tiene una actitud de no confrontar, fue un impacto en la actitud familiar, porque allá afuera otras mujeres están haciendo una lucha”, dijo. Tras concretar un estudio de ocho años, desde su trinchera la mexicana retrata la revolución civil de las mujeres organizadas, “crecer alerta, con miedo por si tienes que correr, es cansado y es algo que no tendríamos que estar viviendo; comencemos a tener estas conversaciones, cuestionar lo que escuchamos y vemos para el respeto de los derechos humanos, el libre tránsito de las mujeres sin violencia y el goce de los espacios públicos”, concluyó.