Nacida en San Luis Potosí, pero criada en Los Ángeles, California, la escritora y cineasta Josefina López difunde su coraje como mujer y migrante latina por medio de historias que disipen el estereotipo chicano.
“La gente quiere hacer su propio cine y todos tenemos nuestras propias historias. Siendo americana-mexicana que vive en dos culturas y realidades, he descubierto cómo son las cosas realmente en Los Ángeles. Siempre quise ver mi realidad en la pantalla grande y poner ímpetu, ánimo y enojo en mis páginas, hablar sobre el racismo, machismo, sexismo, sobre todas las cosas que me molestaban”, explicó a ZETA la guionista de “Las mujeres de verdad tienen curvas” (2002).
Con su primera historia escrita a los 16 años y alejada del estereotipo hollywoodense, la también activista dice ser la protagonista de sus propias narrativas, “quería ser actriz, pero siempre iba a ser la sirvienta, prostituta o chola; siempre iba a ser una actriz de soporte en la historia de una mujer americana y decidí escribir mis historias donde podía ser la heroína como chicana y militante mujer”.
Como parte del 200 Aniversario de las Relaciones Diplomáticas entre México y Estados Unidos, la dramaturga ofreció la conferencia Las Historias son Puente para el Entendimiento en la Cineteca del Centro Cultural Tijuana (CECUT).
“Desafortunadamente las historias mexicanas no llegan a Estados Unidos, lo que domina son las películas de narcos, no hay otras temáticas de cómo la gente vive con dignidad, si crean cosas positivas, inspiradoras, no existe. De Tijuana piensan que es un lugar para divertirse y drogas, esa imagen tiene que cambiar. Mucha gente no sabe qué significa la cultura chicana porque hay personas de tercera, cuarta generación que no hablan español y no han reconocido que son indígenas”, argumentó López, para finalmente reflexionar: “Hemos luchado por ganar y tener un espacio en la sociedad americana y mexicana, pero hay una crisis de identidad porque no somos tan americanos y tampoco tan mexicanos, nuestra cultura es un híbrido”.
