Danny y Michael Philippou acaban de lograr la hazaña de ingresar a las filas de cineastas del Género H. Son australianos y no le apuestan a narrativas pausadas. Saben generar suspenso, trabajar bien con su elenco y no parecen preocuparse porque el filme haga historia. Simplemente son muy talentosos, tienen buen ojo y saben asustar al público. No se necesita mucho más.
Esto queda demostrado en esta película perfecta para la temporada halloweenesca. La historia parte de la riesgosa aventura de unos jóvenes que utilizan la escultura de una mano que, según se cuenta, perteneció a un satánico que tenía poderes para comunicarse con el más allá.
Como reto viral, los muchachos graban las sesiones que inician invocando sabrá Dios qué, para después postear sus experiencias en TikTok. Por supuesto que todo se sale de control, comenzando con la atrevida Mia (Sophie Wilde) que interactúa con la diabólica mano. La chica tiene una razón: su madre se suicidó.
Sophie no está sola, la acompañan en este escabroso enredo su amiga Jade (Alexandra Jenses), el pequeño hermano de Jade (Joe Bird) y la madre de Jade (Miranda Otto). Para completar la tropa están Hayley (Zoe Terakes) y Joss (Chris Alosio).
Aquí la curiosidad de nuevo prueba ser el peor enemigo no sólo de los felinos, sino de los humanos cuando el contacto con lo sobrenatural se logra y, al igual que los personajes, el público no sabe qué esperar.
La imposibilidad de anticipar el terror que acecha hace que todo este filme funcione, divierta, tensione y provoque miedo una y otra vez.
Muy buen logro de los realizadores contar con tanto talento joven que no da tregua ni permite distracciones. Hacia la recta final hay el deseo de que todo termine y siempre no, porque una experiencia así ante la gran pantalla no siempre se tiene. ****
Punto final. – “La caída de la Casa de Usher” en Netflix es la mejor adaptación de la saga de historias de Edgar Allan Poe disponibles en la plataforma. Muy bien.