Aún con un ápice de oposición en el Congreso de BC, Movimiento Ciudadano presentó una acción de inconstitucionalidad contra la reforma electoral que pretende acabar con la obligatoriedad de debates
Cuando en 2006 el entonces candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, decidió no participar en todos los debates que organizó el hoy extinto Instituto Federal Electoral (actualmente INE), se dio una tremenda cargada mediática y política en su contra, toda vez que fue considerado un desaire a la confrontación de ideas.
En ese entonces, AMLO -quien históricamente había representado a una oposición que le gustaba el debate- decidió no asistir bajo el argumento de que eran innecesarios, cuando la realidad es que se sabía ligeramente puntero en las encuestas y cada debate le podía representar votos perdidos en los indecisos, sobre todo porque los otros candidatos buscarían desbancarlo con todo tipo de señalamientos.
En la última elección presidencial, los debates fueron una de las mejores catapultas para proyectar aún más su campaña, la cual terminó con el respaldo de 30 millones de votos y una asistencia a frescos e interesantes debates.
El 29 de agosto del año en curso, el Congreso de Baja California aprobó una reforma electoral que definía varios criterios de equidad de género, de las funciones de magistrados y del tribunal electoral, pero también una modificación al Artículo 168 que tiene como objetivo eliminar la obligatoriedad de la asistencia de candidatos a los debates organizados por el Instituto Estatal Electoral (IEE).
El que se convertiría en el decreto 288 fue avalado por prácticamente todas las fuerzas políticas, incluso las que conforman el Frente Amplio por México, quienes se han declarado opositores del régimen del Presidente López Obrador y su partido, Morena.
Dos diputados blanquiazules como Diego Echevarría y Amintha Briceño se abstuvieron, mientras que Alejandrina Corral decidió unirse a la causa de Morena para aprobar la reforma como venía.
El mismo planteamiento se da para el juguete que Jorge Hank Rhon, quien compró a sus hijos para que tengan algo que hacer el PES, organismo electoral que ya tiene prácticamente amarrada la alianza con la Cuarta Transformación.
La única voz discordante fue la diputada naranja Daylín García Ruvalcaba, quien discursivamente se posicionó en contra y, a la par, promovió -junto con el equipo de Movimiento Ciudadano- una acción de inconstitucionalidad para devolver la obligatoriedad en al menos un debate.
Es más que evidente que a Morena no le gusta debatir, le incomoda la confrontación de ideas, le genera escozor la exposición al escrutinio, sobre todo porque muchas veces no tiene la capacidad de defender los planteamientos de su Presidente, su gobernadora o gobernador, su alcalde o alcaldesa, según sea el caso.
La propuesta de Morena parece tener dedicatoria, pues como es recordado, Jaime Bonilla Valdez decidió no acudir a ningún debate porque se sentía con la victoria asegurada en la gubernatura de Baja California; mientras que su sucesora, Marina del Pilar Ávila Olmeda, sólo acudió a uno de tres debates organizados por el IEE.
El debate público no es un derecho de los candidatos o forma parte de una estrategia para la victoria electoral, sino que es garantía para que los ciudadanos tengan la vía de conocer a quienes pretenden representarlos mediante la confrontación de ideas, propuestas, planteamientos y su desempeño bajo presión, entre otros elementos.
Lo que está intentando Morena es “matar” el debate público, liberar la presión y una posible amenaza de error que les costaría una victoria electoral.
Morena se siente muy cómodo ganando carro completo y colgándose de la popularidad del Presidente, y van a exprimirlo hasta el último momento, pero ¿qué ocurrirá cuando ya no tengan el manto protector?, ¿qué pasará cuando realmente deban defender sus posturas por sí solos, cuando ya no exista nadie para defenderlos?
Morena no actúa como demócrata; la democracia sólo es para valientes, para aquellos que tienen el valor de confrontar sus ideas y enriquecerse de las mismas.