– Papá, ¿por qué el perro se llama José Luis?
“Porque es como si fuera de la familia”
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– ¡Tú quieres al perro más que a mí!
“¿Por qué dices eso, Toby?”.
***
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– Lo sentimos, pero está usted despedido.
“Pero, ¿por qué?”.
– Porque tarda mucho en entender las cosas.
“Okey. ¿Puedo seguir viniendo a trabajar?
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– ¿Por qué tengo que hacer lo que usted dice?
“Porque soy su gerente”.
– ¡Pues a mí no me sugiere NA-DA!
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– Vengo a presentar mi tesis. Se titula “Apatía, desgana y pereza en el marco de la sociedad actual”.
“Muy bien. Adelante, puede comenzar”.
– No tengo ganas.
“¡Brillante!”.
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– Oye, Juan, ¿cuándo sabes que has bebido demasiado?
“¡Fácil! Cuando pronuncio Carolina Herrera como suena en los anuncios.
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– Alexa, dime por qué las mujeres no me hacen caso.
“Soy Siri, idiota”.
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– Joven, ¿por qué no se detuvo al escuchar las sirenas?
“Porque su canto conduce a los hombres a la muerte”.
– Sople aquí, por favor.
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– Papá, ¿por qué somos tan feos?
“¡Soy tu mamá!”.
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– Qué rica está la comida, mamá, ¡ja, ja, ja!
“Sí, debe ser por el orégano, ¡ja, ja, ja!”.
– ¿Orégano? ¿De dónde lo sacaste? ¡Ja, ja, ja!
“De un cajón de tu cuarto, ¡ja, ja, ja!”.
– ¡Ja, ja, ja!
“¡Ja, ja, ja!”.
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– Veo en su currículum que su anterior empleo fue recolector de caracoles.
“Sí”.
– ¿Y por qué le despidieron?
“Se me escapaban”.
– Eeeh… ya le llamaremos.
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– ¿Cómo se llama?
“Paco”.
– Bienvenido, Paco. ¿De dónde viene?
“De Francisco”.
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– ¿A qué te dedicas?
“Soy modelo de gimnasios”.
– Pero si estás muy gordo…
“Sí, es que soy el ‘antes’”.
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– Siempre he sido un apasionado de la cultura griega, por eso decidí ponerles nombres griegos.
“¿Seguro de que fui un hijo deseado?”.
– Claro que sí, Storvas.
“¿Y mi hermano Tsovras?”.
– También.
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– Juan, cómo has cambiado.
“No soy Juan”.
– ¡Ya decía yo!
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– Dice usted que sabe de historia del arte.
“Soy un experto”.
– ¿Y qué opina del renacimiento?
“Que es imposible. Si te mueres, te mueres”.
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– ¿Cuál es su destino?
“No está escrito aún. Lo voy forjando con ánimo y perseverancia”.
– A ver, ¿quiere un boleto de avión, o no?
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– ¿Cómo vas con tu adicción a los dulces?
“Bien, ya ni pienso en ellos, Nutella”.
– ¡Me llamo Natalia!
“Eso, eso”.
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– ¿Qué carrera vas a estudiar, hijo?
“Quiero ser adivino”.
– Ven un momentito para acá, muchacho.
“No, porque me vas a pegar”.
– Oye, pues a lo mejor sí sirves para eso…
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– Ernesto, ¿tu sueldo es en bruto?
-“No, es en neto”.
– Enneto, ¿tu sueldo es en bruto?
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– No tengo memoria.
“Pues borra algunas fotos”.
– ¿Para qué?
“Para hacerme la foto”.
– ¿Qué foto?
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El PESIMISTA ve un túnel oscuro.
El OPTIMISTA ve luz al final del túnel.
El REALISTA ve el tren que se acerca.
El MAQUINISTA ve tres idiotas caminando sobre las vías.
Autor: Anónimo de los confines de un Consejo Editorial.
Pepito
En clase de Religión, la profesora pregunta a Pepito:
– ¿Sabes cuánto tiempo estuvo Adán en el Paraíso?
“Supongo que hasta mediados de septiembre, más o menos”.
– ¿Por qué piensas eso?
“Porque aquí las manzanas maduran sobre esa fecha”.
