De península a península es el recorrido que realiza Silverio Palacios como Polito Canché en la nueva película dirigida por Gustavo Loza, “Welcome al Norte”. Una mirada distinta a Tijuana, su gente, vida cotidiana, contextos, y cuyo estreno está listo para este 14 de septiembre en salas de cine nacional.
“Tenemos la dicha de conocer y frecuentar Tijuana. En la frontera se da algo en particular que se destaca en la misma película, y es que se hacen amistades muy sólidas, se entrañan con una facilidad bajo una convivencia férrea, esto en la medida que se permite, porque la frontera suele ser de paso y transitorio”, destaca Silverio Palacios, quien en entrevista para ZETA señala el trasfondo de la comedia integrada por los actores Isabel Burr, Paco Rueda, Héctor Jiménez, Amorita Rasgado, Raquel Garza y Roberto Sosa.
“Él (Polito Canché) es representante de una familia tradicional, tiene a su esposa e hijo, y un día es incitado a buscar mejores horizontes para la misma familia. Se le ocurre hacer una tranza en su trabajo, y en lugar de ser enviado a la plaza que él soñaba junto con su mujer, lo envían a lo más lejos del territorio nacional, donde se habla incluso en dos idiomas, mientras que él aún conserva su lengua maya”, señala Palacios.
“Llega a Tijuana a descubrir otra forma de las relaciones familiares, no las que nacen, sino las que se forman en un territorio como lo es la frontera; las que se hacen en el ámbito laboral, social, y en la convivencia cotidiana donde es indispensable socializar, en ocasiones al extremo, obligados por la situación de vivir en una ciudad tan enérgica y movida, y en otras por la necesidad que tiene el ser humano de cobijo, sentirse abrazado por alguien”, reflexiona el actor de “Matando Cabos” sobre la película filmada en Zona Centro, Playas de Tijuana y Colonia Libertad.
En la sinopsis oficial de “Welcome al Norte”: Polito es gerente de una sucursal de mensajería y paquetería en Izamal, Yucatán, que busca su sueño de recibir un ascenso y tener una plaza en Cancún para mudarse con su esposa e hijo.
Los planes de Polito se estropean repentinamente cuando es enviado de manera obligatoria a trabajar a Tijuana por dos años. Sólo y en un lugar completamente diferente, el yucateco deberá encontrar la forma de adaptarse al norte de México hasta poder regresar a su tierra.
“Te ofrece (Tijuana) la posibilidad de mezclar tu idioma, pero no deja la esencia de lo que significa ser mexicano, el espíritu y la forma que nos hace necesariamente sociables; somos gente que hermana con mucha facilidad, que ayuda, solidarios y que ejercemos. Tijuana es una muestra palpable de ello, reciben todos los días a gente que viene de otros países, los abrazan y los hacen propios, es una buena madre adoptiva”, agrega.
