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domingo, febrero 18, 2024
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Bar

Entra un señor a un bar y el mesero le pregunta:

¿Qué quiere?


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“¿Que qué quiero? Una casa más grande, tener más dinero, que mi mujer sea más guapa.

No, hombre, que qué desea…

“¡¿Que qué deseo?! Una mansión, ser millonario, que mi mujer sea estupenda…


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¡No! Qué va a ser…

“¿Que qué va a ser? Yo prefiero que sea niña, pero si es un niño, no me importa”.

¡Señor, por favor! ¿Qué va a tomar?

“¡Ah, hubieras dicho eso antes! ¿Qué hay?

Pues nada por aquí, siempre detrás de la barra…

Autor: Un cantinero.

Prisión

Llega el jefe de la cárcel y pregunta:

“¿Quién tiene quejas?”.

Todos se quedan callados, nadie dice nada, pero una persona levanta la mano y dice:

– Yo sí tengo una queja.

“¿Cuál es?”.

– Que es poco segura la instalación, ¡no hay ni una sola salida de emergencia!

Autor: Anónimo de El Hongo.

Foto: Internet

Minucioso

Un señor está preso en la cárcel, en la cual todo lo que entra y sale, es minuciosamente registrado.
Un día la esposa del preso le manda una carta:

“Lorenzo:

Necesito que me digas en qué momento debo escarbar la huerta para sembrar papas”.

Él responde:

“No vayas a escarbar nada, querida, porque en la huerta están enterradas todas las armas que escondí”.

Luego de tres días, Lorenzo vuelve a escribir una carta a su esposa:

“Querida: Supongo que la Policía ya fue a la casa a buscar las armas y escarbó todo el patio; ahora ya puedes sembrar las papas”.

Autor: Agricultor.

Confesiones

Pedro dice a Juan:

Pienso hablar seriamente con mi mujer, decirle que a partir de mañana compartiremos los deberes de la casa.

“¡Vaya! Eres un marido considerado”.

No, lo que pasa es que ¡solo, no puedo con todo!

Autor: Novio cauteloso.

Hay de pérdidas a pérdidas

Un hombre y una mujer se conocen en una reunión social y conversan sobre sus anteriores matrimonios.

“Yo perdí a mi marido en el mar”, dice ella.

“Lo siento mucho, ¿se lo llevaría una corriente mientras nadaba?”, cuestionó él.

La mujer confiesa:

“¡No, qué va! Íbamos en un crucero y se lo llevó una rubia despampanante”.

Autor: Empleada entrometida del crucero.

Hombres al fin

Un hombre casado muestra a un amigo la fotografía de su mujer en lancha.

¿Qué te parece? ¿Verdad que es una preciosidad?

“¿Qué velocidad alcanza?”.

Autor: Dueño de una moto.

Apagón

Un chico pregunta a su amigo:

¿Viste el apagón de anoche?

“No, en mi casa se fue la luz”.

Autor: Residente de Mexicali… o de Playas de Tijuana.

Matrimonio imposible

Dos amigos se encuentran después de mucho tiempo:

– Hola, Mariano, ¿qué tal tu vida?

“¡Fatal, oye! Resulta que quiero establecerme, casarme, pero es imposible… estoy desesperado”.

– ¿Por qué?

“Pues porque quiero casarme, ¡pero ninguna de las novias que he tenido, es del gusto de mi madre!. Que si esta tiene esto, que si la otra es… ¡en fin! Parece un chiste, pero por más que lo intento es imposible”.

Eso tiene solución. Preséntale a tu madre una novia que sea igual que ella, sólo tienes que buscarla.

“¡Por Dios! ¿Crees que no lo hice? ¡Pues claro! Eso ya lo he hecho”.

¿Y?

“Pues que esa ¡NO LE GUSTÓ A MI PADRE!”.

Autor: Soltero empedernido.

Desde la cabina

Un día, en pleno vuelo, un piloto solicita a sus pasajeros:

“Los del lado derecho, por favor saquen su mano derecha por la ventana”.

Todos empiezan a preguntarse qué pasa. Entonces el piloto sigue:

“Pasajeros del lado izquierdo, favor sacar la mano por la ventana”.

Todo el mundo se pregunta qué pasa, cuando de repente el piloto dice:

“Aleteen todos, ¡que se nos va a caer el avión!”.

Autor: Anónimo del CHAIFA.

Dos de Drácula y compañía

Drácula circulaba en su automóvil camino a su castillo. En eso se le ponchó una llanta, bajó a cambiarla por la de repuesto que se encontraba en la cajuela y, al sacar la llave de cruz, ¡murió!

*

Resulta que hubo una convención de todos los monstruos que existen, se llevó a cabo en una ciudad cualquiera, donde estaban la Momia, Frankenstein, el Hombre Lobo, Drácula, entre otros.

Todos estaban contentos, menos Drácula, a quien no le gusta el vino y sólo quiere tomar sangre; más tarde se molesta y dice a sus amigos monstruos:

“¡Quiero sangre, quiero sangre!”

Los monstruos le contestan que no moleste, beba su vino y se calle la boca, hasta que se dirige al balcón del lugar y se lanza al vacío. Pasa media hora y Drácula regresa a la fiesta con la boca manchada de sangre, sus discípulos se le acercan y preguntan:

Maestro, ¿consiguió la sangre?

“No, idiotas, ¡me estrellé contra un poste!”.

Autor: Frankie.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
Gabriela Olivares Torres Gabriela Olivares Torres GabrielaOlivares 10 gabriela@zeta.com
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