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sábado, febrero 17, 2024
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Ciencia de la ciudad

“Es, pues, necesario, que de lo que puede ser conocido y producido por la razón, el todo constituido por la ciudad sea el más importante”.

-Santo Tomás de Aquino, Prefacio a la Política.


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A la memoria de don Milton Castellanos

Everardo y Milton Castellanos Gout.

El Prefacio a la Política de Santo Tomás de Aquino, sacerdote dominico, es una síntesis al Comentario de la Política de Aristóteles, fechado en 1272. En realdad es un texto breve, pero admirablemente claro y actual; entre los puntos relevantes, el mismo Tomás de Aquino, sistemático en su pensamiento, apunta lo siguiente:


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1.- El principio de toda producción humana es la inteligencia, y ésta deriva, según cierta semejanza, de la inteligencia Divina, principio ella misma de las cosas naturales; de lo que se concluye que las operaciones y productos de nuestras técnicas necesariamente imitan las operaciones y los productos de la naturaleza. He aquí por qué el espíritu humano, que recibe de Dios todas las luces de su inteligencia, debe necesariamente instruirse para sus propias producciones en la observación de la naturaleza y obrar similarmente.

2.- La razón humana no debe sólo poder disponer de los materiales que se ofrecen a su uso; debe disponer también de los hombres mismos, en cuanto los gobierna, y en ambos dominios procede de lo simple a lo complejo. Los materiales que se ofrecen al uso de la razón son la madera con la que se hace un navío, las piedras y las vigas que le sirven para edificar una casa. En cuanto a los hombres mismos, la razón debe, por ejemplo, organizar a muchos hombres en cierta comunidad.

Y puesto que las comunidades humanas difieren entre sí según su categoría y ordenación respectivas, la suprema será a civil, cuya finalidad es bastarse por sí misma para la vida humana; por lo cual ella es, entre todas, la más perfecta. Es necesario que de lo que puede ser conocido y producido por la razón, el todo constituido por la ciudad sea el más importante.

3.- Cuatro conclusiones hace santo Tomás de Aquino sobre la ciencia política de Aristóteles:

*El Todo formado por la ciudad también es sujeto de ciertos juicios racionales; luego es necesario, para la perfección de la filosofía, elaborar acerca de la ciudad una doctrina llamada política (o dicho de otro modo, una ciencia social).

*En segundo lugar, debemos, pues, incluir la ciencia política en el ámbito de la filosofía práctica: la ciudad es una cierta entidad, respecto de la cual la razón humana no sólo es cognoscitiva, sino también operativa. Es así que la ciencia política tiene por objeto el ordenamiento de los hombres; luego es claro que no debe incluirse dentro de las ciencias productivas (o técnicas mecánicas), sino entre las de la acción (o sea, entre las ciencias morales).

*Reflexiona santo Tomás de Aquino cuál es, en relación con las demás ciencias prácticas, la dignidad de la política, su rango. Se ha visto –dice- en efecto, que como todas las demás comunidades humanas deben referirse a la ciudad; es ella la más importante de cuantas la razón humana pueda constituir. Entonces, si la ciencia principal es la que trata del objeto más noble y perfecto, necesariamente es la política la principal -la ciencia arquitectónica, digámoslo así- respecto de todas las demás ciencias prácticas, al menos en cuanto al bien último y perfecto en las cosas humanas. Y por esto, afirma Aristóteles al final del décimo libro de la Ética, que la filosofía de las cosas humanas  “culmina” con la política.

*Concluye Santo Tomás que de igual modo nuestra ciencia, al considerar las partes y los principios constitutivos de la ciudad, definirá el concepto que da razón de las partes de las que está formada, de aquello a lo que se subordina y en los procesos que ella misma pone en juego. Y como sigue siendo “práctica”, la política explicará también por qué medios puede lograrse la perfección de cada uno de estos tres elementos, lo cual es necesario en toda ciencia práctica. (Santo Tomás de Aquino, Prefacio a la Política; Hugues Kéraly, primera edición castellana; traducción José María Abascal. Editorial Tradición, 1976, México).

Lo admirable de las reflexiones de Santo Tomás de Aquino es que a lo largo de la historia -y más en la actualidad- han sido encarnadas en la geografía humana mundial, no sin sacrificios y contradicciones. En América, por ejemplo, el uruguayo José Mojica; don Héctor Terán Terán, en Baja California (1997+); Nelson Mandela, en Sudáfrica; Lech Walesa, en Polonia; Michael Gorbachov (Rusia); Konrad Adenauer (Alemania); Luther King, John F. Kennedy, Barack Obama (USA); Manuel Clouthier (México).

La Ciencia de la Ciudad o Filosofía Política, ya se reflexiona incluso como Teología Política,  es el caso de Vladimir Solovyov pensador ruso, el ucraniano Nicolai Berdiayev, y el francés Jacques Maritain. En México específicamente, muchos buenos políticos diputados, senadores, gobernadores, destacando Carlos Castillo Peraza; muchos políticos priistas, panistas y perredistas, como el eminente Agustín Basave, están convencidos de la necesidad de las luces de Dios: el cristianismo para iluminar el pensamiento humano en el ámbito de la polis o ciudad.

No se trata de una evasión o la falsa interpretación de que Mi reino no es de este mundo; claro, claro… el Reino de Cristo no es el reino de la mentira, la simulación, de la corrupción, de las tranzas, del crimen organizado, y todos los antivalores que están destruyendo a las personas aquí y allá.

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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