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miércoles, octubre 2, 2024
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Mi aeropuerto está más lindo que el tuyo

¡Caramba! Vuelo de la Ciudad de México a Tijuana y llego a un aeropuerto moderno, funcional, con lindas tiendas y una arquitectura actual y amable. Puedo cruzar la frontera caminando directamente del aeropuerto a Otay Mesa USA. Insólito, no hay ningún aeropuerto en el mundo que tenga esta posibilidad.

Concurren ocho millones de pasajeros, cuatro de los cuales se van a EU directamente. Las instalaciones son prácticas y fáciles de vivir.

Constantemente se añaden mejoras en beneficio de los pasajeros.

Años atrás recuerdo sin añoranza el aeropuerto (se inauguró en 1958), aquél en que teníamos dos vuelos al día, con la compañía del Capitán Cortés, que se llamaban “Tigres Voladores”, con aviones de hélice que hacían 5 escalas de Tijuana a México. El aeropuerto tenía unas instalaciones realmente chafas.

Fui consejero del aeropuerto cuando eran dueños los españoles, en ese tiempo había cuatro millones de pasajeros. El  recurso más importante es el TUA (Tarifa de Uso de Aeropuerto), que en ese momento era de 12 dólares. En la junta de consejeros los oficiales españoles iban dando los números de las utilidades que esto significaba y que eran 48 millones de dólares. En seguida nos muestran las cifras de lo que iban a invertir en mejoramiento del horrible lugar, que consistían en cuatro millones de pesos por año; o sea, un peso por pasajero, mientras ganaban los 48 millones de dólares que señalé antes.

Me paro irritado y protesto: “¿Cómo es posible que este aeropuerto, que produce 48 millones de dólares sólo del TUA, gaste un peso por pasajero en renovaciones y actualizaciones?”. Todos me miran asombrados en la junta (eran de “cajón”, simples procesos para llenar el protocolo; nadie se levantaba a protestar). Se hace un silencio, obviamente no me hacen caso y continúa la junta.

¿Qué crees que ocurrió, amigo lector? Nunca más me invitaron a juntas de consejero, de las que me enteraba a través de mi amigo Enrique Mier y Terán.

Llega el Grupo Aeroportuario del Pacífico, compra a los españoles y con imaginación, ideas y dinero construye el aeropuerto actual; así permite que el acceso binacional tenga un éxito extraordinario. Mis vuelos normales son a la Ciudad de México, a aquel aeropuerto gigante que se encuentra a unos 13 kilómetros al este del Centro Histórico de la capital y que tiene dos terminales, la 1 y la 2, unidas por un aerotren.

Un grupo de empresarios intentó crear un nuevo aeropuerto en Texcoco, que urgía y que merecía México, diseñado por el Arq. Foster; pero por decisión del Presidente AMLO se detuvo la idea y se generó el lejano aeropuerto Felipe Ángeles, que está bonito, pero impráctico.

El aeropuerto Benito Juárez se está hundiendo: está sucio, está desajustado a los tiempos modernos y a las necesidades actuales. Simplemente está feo, chilango. Mi aeropuerto está más bonito que el tuyo… Ni modo.

José Galicot es empresario radicado en Tijuana.

Correo: jose.galicot@tijuanainnovadora.com

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