Si alguien sabe, en términos políticos, lo que es nadar a contracorriente y sacar provecho de ello es el hoy Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Desde 2006, cuando encabezó su primera campaña política para la Presidencia, pasando por 2012 y cerrando 2018, perfeccionó la técnica.
Primero fue el pejecito dientón y con un “gallo” en el cabello, en peluche. Luego sus coloquiales y nada espontáneas frases, como aquella del avión presidencial comprado por Felipe Calderón para uso de Enrique Peña Nieto, que “no lo tiene ni Obama”, entonces Presidente de Estados Unidos. Al cierre de la campaña 2018, cuando solicitaba a muchos que aceptaran el “frijol con gorgojo” que les ofrecían los políticos, pero que en la soledad de la mampara votaran por él, en la misma sintonía, crearon una frase para extender su dominio político electoral: “Ya sabes quién”, para referirse al candidato que atrae, pero del que no puedes hablar públicamente.
“Ya sabes quién” fue un hitazo en la campaña, pues aparte de conocérsele por su nombre, Andrés Manuel López Obrador, su apellido, López Obrador, su apodo, el Peje, otro mote popular a partir de los peluches -Cabecita de Algodón- o la frase del Peje caricaturizado, un Rayito de Esperanza, se le comenzó a referir también como Ya sabes quién.
Hasta la fecha, en 2023, tribunales electorales han prohibido a candidatos utilizar el Ya sabes quién para referir el apoyo incondicional de “alguien”, pues dicha construcción gramática está asociada, definitivamente y en términos políticos y electorales, a Andrés Manuel López Obrador.
Con esta experiencia en el manejo del lenguaje político electoral, resulta un tanto sorprendente que, en su enojo personal, el mandatario le esté ayudando en la campaña a una de las aspirantes a lograr la candidatura a la Presidencia de la República en 2024 por el bloque opositor: la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz, quien, gracias a una política de comunicación para evadir la Ley que les impide en Presidencia mencionarla (o a cualquier otro aspirante) en sus discursos y conferencias matutinas, la han tenido a bien llamar Señora X.
Definitivamente no hubiese sido tan sencillo, ni tan económico para los cerebros detrás de la mercadotecnia política y electoral en el equipo de Gálvez, definir, posicionar y popularizar un mote político electoral para referirse a ella, como fueron los segundos que le tomaron a la encargada del Quién es quién en la conferencia de AMLO cuando, para no llamarla por su nombre y evitar cualquier sanción, la bautizó como La Señora X.
A partir de ese momento, el término se volvió viral en redes sociales, particularmente en Twitter, una de las redes más utilizadas por el Presidente de la República y su equipo. Los diseñadores gráficos contratados -y no por el equipo de la senadora- inmediatamente sacaron logotipos de La Señora X, con la X como centro, con diseños mexicanos, autóctonos, modernos, como el centro de la palabra México. La propia Xóchitl ya se refiere a sí como La Señora X, y cruzando los antebrazos sobre su pecho, forma una X para concretar el que se está convirtiendo, como Ya sabes quién, en su más reconocido y posicionado distintivo.
El Presidente López Obrador erró una vez más. Su enojo, su encabritamiento lo altera públicamente y se desboca. Reacciona visceralmente con una actitud que cae en lo vergonzoso por su investidura. De hecho, desde la ira y posterior abuso de poder contra el periodista Carlos Loret de Mola, luego que en enero de 2022, junto con otros medios, publicara el reportaje de la Casa Gris para evidenciar los lujos y el posible conflicto de intereses en los que se movía su hijo José Ramón López Beltrán en Houston, Texas -una de las ciudades más caras de la Unión Americana-, a López Obrador no se le había visto tan molesto como ahora, con la presencia en la escena político-electoral de la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz.
Luis Estrada Straffon, socio director de SPIN, que es donde llevan desde el día uno una base de las mañaneras, comparte que, de acuerdo con cifras sobre las conferencias de prensa de AMLO, en un mes -comprendido entre el 27 de enero de 2022 y el 27 de febrero del mismo año-, López Obrador mencionó a Carlos Loret de Mola en 77 ocasiones. Mientras que, en un mes, del 12 de junio al 17 de julio de 2023, el Presidente ha citado a Xóchitl Gálvez un total de 56 veces.
Ciertamente el encono fue mayor con Loret de Mola porque había tocado lo más sensible para el mandatario, sus hijos, su legado. Aunque el que se puso de modo fue José Ramón, quien contrario a los dichos de su padre, quien presume y hace llamados a vivir sin lujos, en austeridad, con lo necesario y sin excesos, vivía precisamente con lujos en una mansión en Houston que incluía una alberca, grandes áreas de convivencia y en una zona privilegiada, además, en una propiedad ligada a un ejecutivo de una empresa petrolera con negocios con el Gobierno de México.
El enojo del Ejecutivo federal lo llevó a hacer pública información clasificada en propiedad del gobierno sobre la actividad económica del periodista, como lo hizo ahora también con las empresas de Gálvez, que valga recordarlo, cuando la publicación de la casa en Houston que habitó el hijo del Presidente, aprovechó e hizo una campaña (incluso desde Estados Unidos) para que se investigara de qué vivía el hijo de AMLO y si había un conflicto de intereses, proyecto que incluyó la exhibición de una réplica de la casa gris en Legos.
De manera emergente, también gracias a un desdén del Presidente al no permitirle el derecho de réplica en Palacio Nacional y en una conferencia matutina, Xóchitl se posicionó, ante la ausencia de liderazgos reales, sociales y políticos en el bloque opositor, como la aspirante más preponderante a la candidatura por la Presidencia de la República en 2024.
Perder la oportunidad de dejar su gobierno en manos de uno de los suyos ha sacado de sus casillas a López Obrador y, sin medir consecuencias, arremete, abusa de su poder y de su investidura para atacar todos los días a La Señora X, sin entender que con ello la posiciona más en la opinión pública y el electorado mexicano, especialmente cuando Gálvez utiliza un discurso alejado del odio, sin denostar al Presidente ni a sus corcholatas, y mejor les reconoce virtudes, programas y acciones, al tiempo que transmite sus ideas.
Así que, si La Señora X sigue subiendo en popularidad, será por Ya sabes quién.