“Para Álvaro Uribe la ironía era un recurso literario, pero también un recurso vital”, refirió la autora sobre la obra póstuma de su esposo, quien padeció tres cánceres, titulada “Tríptico del Cangrejo”, recién publicada por Alfaguara
Para sobrellevar su lucha contra el cáncer, Álvaro Uribe se sostenía de la ironía, como recurso tanto en la vida real como en su escritura, tal como dejó plasmado en sus diarios publicados en “Tríptico del Cangrejo”, editados este año por Alfaguara.
En “Tríptico del Cangrejo”, Uribe cuenta el día a día con tres tumores malignos, uno tras otro, hasta que finalmente sucumbió al tercero el 2 de marzo de 2022, a la edad de 68 años.
Al año de su fallecimiento, su esposa Tedi López Mills publica los tres diarios de Álvaro Uribe, donde narra sus padecimientos en el título “Tríptico del Cangrejo”.
“Yo quise que se publicara al año de su muerte. Ahora, el deseo de publicación vino de Álvaro mismo”, expresó a ZETA Tedi López Mills.
TRES CÁNCERES, TRES DIARIOS
El primer cáncer, en el pulmón derecho, sorprendió a Álvaro Uribe en 2008, a la edad de 55 años, al cual venció y del que escribió ‘Cuaderno de la paciencia’; luego, en 2018, padeció cáncer de próstata, al que también ganó y del que emergió el diario “El árbol”; y desde noviembre de 2021, luchó contra el cáncer en el pulmón izquierdo, que finalmente le quitó la vida, pero dejó escrito “Tres Cangrejo”.
“El primer diario, ‘Cuaderno de la paciencia’, Álvaro lo escribió con el primer cáncer en 2008; lo terminó de transcribir, digamos pasar a la computadora, en 2009, y escribió un prólogo, que es el que está incluido en el ‘Cuaderno de la paciencia’, porque Álvaro tenía la intención de publicarlo como libro. Postergó la publicación, decidió mejor utilizar ese paréntesis en su vida, del cáncer, en las dos novelas siguientes que escribió: ‘Morir más de una vez’ (Tusquets, 2011) y ‘Autorretrato de familia con perro’ (Tusquets, 2014; Premio Xavier Villaurrutia 2014)”, expuso a ZETA López Mills.
“El siguiente diario, que se llama ‘El árbol’, forma parte de la novela ‘Los que no’ (Alfaguara, 2021), porque cuando Álvaro la estaba escribiendo le diagnosticaron el segundo cáncer; entonces él escribió un diario de ese segundo cáncer, pero lo hizo novelado y lo incluyó en esta que sería su última novela, ‘Los que no’. En el tercer cáncer que se le diagnosticó en 2021, Álvaro empezó el diario en esa fecha; tan pronto recibió el diagnóstico comenzó a escribir ‘Tres Cangrejo’, que es el tercer diario. Entonces, en 14 años Álvaro escribió tres diarios, porque le dio cáncer tres veces; a cada uno de esos cánceres le corresponde su diario”.
— ¿Cómo fue esa plática que tuviste con Álvaro sobre la publicación de los tres diarios en forma de un solo libro?
“En una de las últimas conversaciones que tuvimos Álvaro y yo, y que estuvimos hablando de lo que había que hacer, una de las cosas que quería que yo hiciera es que se publicaran estos tres diarios con el título de ‘Tríptico del Cangrejo’. Lo pude hacer gracias a que a Alfaguara le pareció un gran libro, una muy buena idea, y el libro salió casi al año de la muerte de Álvaro”, recordó.
“Álvaro nunca tuvo la intención de que estos libros no se leyeran; además, el segundo ya estaba publicado porque forma parte de la novela ‘Los que no’. El primero y el tercero, Álvaro tenía la intención de que él siempre escribe con la idea de un hipotético lector, una hipotética lectora, escribe para nosotros los lectores, para nosotras las lectoras. Entonces, no es digamos una transgresión, al contrario; es cumplir con un deseo de Álvaro la publicación de este ‘Tríptico del Cangrejo’”.
ENTRE EL DRAMA Y LA IRONÍA
Álvaro Uribe (Ciudad de México, 26 de mayo de 1953-2 de marzo de 2022) enfrenta al cáncer no sólo con los respectivos tratamientos médicos, también con la escritura que desemboca en “Tríptico del Cangrejo”, donde comparte sus preocupaciones sobre la enfermedad, sus ideas sobre la literatura, incluso evoca los tumores malignos vistos desde la historia.
“Aunque alrededor del año 400 a. C., Hipócrates le haya dado a esta enfermedad el nombre griego del cangrejo, karkinos, por la forma en efecto crustácea de algunos tumores con cuerpo redondo y numerosas extremidades a cada lado, yo la concibo, la imagino, la experimento como una invasión vegetal. El cáncer es para mí una hierba parasitaria”, se lee por “Tríptico del Cangrejo”.
Se le citan a Teda López Mills dos fragmentos de “Tríptico del Cangrejo”, donde Álvaro Uribe prefiere la ironía: “Tenía planeado, después de este paréntesis de recogimiento y frugalidad, retomar mi vida disoluta de los fines de semana. Sólo que el cáncer tiene sus propios planes”; y después, “No existe certeza en absoluto de que haya otro tumor. El tumor oficial es el que parece haber enloquecido”.
— Platícanos de esta ironía que manejaba Álvaro Uribe incluso en momentos dramáticos al borde la muerte…
“El humor es algo que nunca perdió Álvaro, absolutamente. Yo viví con él 40 años, su sentido del humor fue parte fundamental de la vida con Álvaro. La segunda frase que citaste, es la última frase que escribió en su cuaderno aquí en la casa, la última entrada que escribió en su cuaderno aquí en la casa antes de ir al hospital. Esa distancia que tuvo Álvaro respecto a su propia circunstancia, con respecto a lo que le estaba ocurriendo, que era muy dramático, esa forma de distanciarse tiene que ver con una mirada literaria también.
“Esa ironía tiene que ver con un estilo literario y también con un estilo de vida, porque finalmente acabaron siendo la misma cosa, nunca se perdió en el caso de Álvaro, ni siquiera en el último día cuando ya había tomado la decisión de que ya era hora de morir. La ironía siempre estuvo presente, se puede leer a lo largo del diario, en ‘Cuaderno de la paciencia’ es constante, siempre está Álvaro viviendo, Álvaro escribiendo, Álvaro observándose vivir, observándose escribir. La mirada por encima del hombre de Álvaro era también otro Álvaro, burlándose un poco de lo que estaba pasando. Yo creo que eso es un rasgo común en todos los libros de Álvaro y en éste es muy sobresaliente, porque la situación es tan dramática”.
Y sentenció:
“La ironía era una relación de Álvaro con el mundo, una relación entre nosotros también. La ironía te salva, la ironía es un salvavidas, es un asidero, porque si no, te puedes hundir; en cambio, si tú de repente te agarras de esa argolla de la ironía -porque es casi como una argolla de la ironía-, pues te puedes volver a levantar, y en ese sentido para Álvaro la ironía era un recurso literario, pero también un recurso vital. ¿Cómo le haces para observar lo que está pasando -que es muy terrible- como si estuvieras afuera? Pues con una ironía, con el sarcasmo, con la mordacidad, con esa distancia, y entonces quizá actúe de manera más racional gracias a eso, o si no racional, que por lo menos logres controlar la circunstancia”.
— En cualquier caso, la ironía es una característica en toda la obra de Álvaro Uribe…
“Yo diría que de principio a fin. Una de las características de la obra de Álvaro es la ironía, cierta crueldad consigo mismo, con sus personajes, esa crueldad que vale la pena, no es la que no vale la pena y que no sirve de nada, sino una crueldad que crea riqueza, que crea densidad, de textura; esa fue la que manejó Álvaro en sus libros, que da riqueza a sus personajes y al narrador mismo”.
ENTRE AFORISMOS Y OTRAS SENTENCIAS
Escrito con frases y párrafos cortos, leer “Tríptico del Cangrejo” es también detenerse inevitablemente en los aforismos y otras sentencias contundentes. Por ejemplo: “Cualquier persona en su sano juicio odia justificadamente los hospitales. Pero el enfermo no tiene sano ni siquiera el juicio y en muchos sentidos no es una persona”; “Soy un enfermo muy sano”; “Quien ha sobrevivido a un tumor bien puede sobrevivir a dos”; “El dilema -entre escribir nada más cuando de veras se tiene algo urgente que decir, y escribir por inercia o por urgencia profesional”; “La diferencia casi irreconocible está en lo que para cada edad significa sobrevivir”; “La muerte le cubría el rostro como una máscara”; “Me sigue pasmando que el libro que menos he escrito sea el que más éxito ha alcanzado”; “Cualquier otra urgencia está supeditada al proceso inapelable a que me somete la enfermedad”; “Quien no ha estado enfermo de muerte difícilmente entiende que en este predicamento sea posible tener tan buen humor”; dos más: “Yo reniego a veces de tanta normalidad” y “El cáncer tiene sus propios planes”.
A propósito de los aforismos y otras sentencias en la obra de Álvaro Uribe, Tedi López Mills advirtió a este Semanario: “Yo creo que la sentencia se le daba con toda naturalidad a Álvaro, no sé si viene de una especie como de temperamento filosófico que se resuelve todo en una frase donde combina la imaginación, la inteligencia, la ironía, un estilo rotundo, que no se puede extender en un párrafo, sino que se tiene que convertir en una sentencia, en una frase breve donde está todo bien combinado. Además, hablaba así de repente Álvaro, se echaba grandes frases. Entonces, creo que era una característica de su temperamento, que lo puedes encontrar en otros escritores, eso lo tiene también Borges, que era un maestro de Álvaro; lo tiene también Monterroso, en cierta forma, otro maestro de Álvaro”.
Concluyó López Mills: “Yo creo que la sentencia es una forma de pensar que se une con mucha felicidad a la escritura”.