En memoria de Conchita Calvillo de Nava
Con sólo los severos problemas de seguridad, movilidad, urbanos, de infraestructura, de aguas residuales, de basura, de educación, de empleo remunerado, que tiene Baja California (y en particular Tijuana), los líderes oficiales -sean públicos o empresariales- de la ciudad deberían haberse puesto todas las pilas para desarrollar gestiones donde se pudiera -sea en el gobierno federal o extranjeros- para buscar soluciones a estos retos torales que se están tragando lenta, pero irreversiblemente, a la ciudad.
Una de las alternativas que los asesores de toda esta compleja red de desafíos deben haber tocado es la posibilidad de acercarse a Oriente (sean los gobiernos japoneses, coreanos o chinos), donde disponen de recursos humanos, alta tecnología y financiamiento accesible para estos implementar estos y otros proyectos que urgen a las ciudades no sólo del norte, sino de otras entidades. Los norteamericanos de California o de otros estados, a pesar de una vieja vecindad, jamás se les ha solicitado una valoración de su intervención en la solución de estos enredos que la clase política ha descuidado gravemente y que ahora, a estas alturas, hechos bolas y abrumados, no saben qué pensar ni qué hacer (sospecho que sólo medrar).
Si se tienen los prejuicios (que hay casos), se tiene, primeramente, que despojar de corazas ideológicas, particularmente los vacunados, contra la posibilidad de que estas actividades meramente económicas, técnicas, urbanas de aplicación de la ingeniería, nos contagien del imaginario tufo “socialista o comunista”, que a estas alturas de la globalización es una ridiculez.
Las empresas chinas, por ejemplo, ofertaron un moderno transporte colectivo entre la CDMX y Querétaro en los arranques del gobierno 2012-2018; ya había todos los anuncios, acuerdos, contratos y de repente, sin explicación, se cancelaron de manera absurda los avances sustantivos de un ferrocarril de alta velocidad. Una poderosa mano negra intervino con sus garras y sin ofrecer alternativas.
Dejo a su imaginación esta decisión.
Pero ahora supongo, los ciudadanos en Baja California, la frontera, tienen un gobierno fresco de dos mujeres inteligentes con retos enormes, que sin prejuicios ni ataduras de ninguna clase, más que el interés supremo de resolver los problemas de fondo de la comunidad que los nombró ser gestoras de soluciones, debería estar haciendo lo necesario en los estados y espacios empresariales pertinentes, para disponer de soluciones estratégicas inteligentes y modernas que atiendan la movilidad y la seguridad que reclaman atenciones desesperadas.
Son miles de horas de transporte que diariamente se pierden por los trabajadores que carecen de medios propios de movilidad en una ciudad geográficamente accidentada, sin planificación que concrete fluidez y eficiencia. Y que las vialidades insuficientes están más que saturadas a las horas pico. Santa fe, La Mesa, Otay, 5 y 10, la Vía Rápida… para ingresar a la Línea internacional.
¿Por qué sólo promover las inversiones en industria maquiladora, si ya hay miles de plantas muchas de ellas contaminantes? Y las que vengan dentro de las reglas ambientales, bienvenidas. ¿Por qué no promover también prioridades que nos duelen todas las horas del día, soluciones urbanas; uno o varios modernos transportes masivos de personal que comunique a Tecate, Mexicali y Ensenada?
Un tren elevado -aprovechando los espacios del Río Tijuana- que sea la columna vertebral, infraestructura de puentes bien hechos, con estándares de calidad internacional; segundos pisos pagados, con créditos derivados de los propios impuestos que genera la ciudad en banca, comercio, exportaciones en aduanas, industria, créditos y apoyos federales. No sé si esta propuesta sea ingenua, y si ya los colegios de planificadores urbanistas, ingenieros y arquitectos lo propusieron y no fueron escuchados. ¿Será por miedo, parálisis o incapacidad?
Por décadas faltó audacia e imaginación y pensar en soluciones para el futuro; que ya están siendo implementadas en el mundo mientras nosotros vamos muy rezagados. Es que no podemos ser una ciudad apagada, mediocre, callada, sin riesgos ni esfuerzos importantes para nuestro bienestar. Pensar que si seguimos así no tenemos futuro racional. La ciudad implosiona y a diario se desmorona.
¿La clase rica, gobierno y funcionarios, incluidos en su incompetencia, más los cientos de empresarios con toda organización oxidada, se han dormido? ¿La hegemonía y dominio de las actividades rentables, egoístas, que explota económicamente la ciudad fronteriza? ¿Será que disfrutan felizmente San Diego y poco o nada les importa la grave problemática e infiernos que sufre la población de Tijuana, de la que viven y exprimen diariamente?
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.
Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com