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lunes, septiembre 30, 2024
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Salvador Magaña, “un mago que sabía trabajar el barro de manera magistral”: Evangelina Guzmán

El ceramista más importante de Baja California expone la individual “Ciudadanos del mundo, decires de barro…” en la Sala de Arte Rubén García Benavides de la UABC Campus Mexicali

Inaugurada el 2 de marzo, la exhibición “Ciudadanos del mundo, decires de barro…” de Salvador Magaña (1931-2016) permanecerá hasta el 20 de junio en la Sala de Arte Rubén García Benavides de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) Campus Mexicali; incluye alrededor de 50 piezas, es decir, sólo una parte del gran legado del maestro a la plástica de la región, principalmente a la cerámica bajacaliforniana.

EL LEGADO

Evangelina Guzmán, esposa del maestro Magaña habló con ZETA sobre el acervo del ceramista que falleciera en 2016, en Tecate:

“Hay una aproximación de 200 piezas del maestro Salvador Magaña, entre cerámica, algunas de piedra y otras de metal, éstas son las menos, pero de cualquier manera pues forman parte de este legado. Ha sido muy laborioso tener el cuidado de toda la producción por la naturaleza del mismo: cerámica, piedra y metal, pues cada uno demanda diferentes circunstancias y todo corresponde al mismo legado.

“Yo había tenido la oportunidad de estar más o menos cerca del cuidado que se tuvo en los legados de Mariana Yampolsky y de Pablo O’Higgins y parte también del de Leopoldo Méndez, que estaba junto con el de Pablo; entonces yo tenía cierta experiencia en eso, pero a la hora que tú tienes una composición de material artístico, como es el del maestro Magaña, pues uno sí se complica por la configuración del legado, que es diferente. Y ha sido, pues, por ese motivo, laborioso; con mucho placer, pero al mismo tiempo con cierto exceso de preocupación para que la obra se resguarde lo mejor posible”, complementó.

Tras la muerte de Salvador Magaña, la obra quedó bajo custodia de su familia:

“Yo me sé depositaria de la obra de Salvador Magaña en este momento, pero el legado corresponde a sus tres hijos (Tonatiuh y Tonalli Magaña Guzmán, e Itzel Magaña Ocaña), que finalmente yo espero que puedan hacerse cargo de este legado que ha dejado su padre. La idea es que puedan tomar un acuerdo para ver si se hace una donación a una institución seria, que pueda hacerse cargo después de una curaduría, obviamente; y la otra, pues también se contempla la posibilidad de hacer un espacio en el que puedan estarse renovando las muestras de este legado, lo cual no es nada sencillo porque habría que pensar en la creación de un espacio adecuado para tener la obra. Pero la idea no es tener el legado guardado, sino que se difunda”, refirió.

“Creemos que es importante que los jóvenes conozcan la obra del maestro Salvador Magaña y en particular en Baja California, donde todavía se tiene que seguir trabajando sobre la cerámica, pero precisamente las dificultades que surgen al hacer procesos de creación de cerámica o de producción de cerámica no son tan sencillos, son complejos, marcha a un ritmo muy diferente que lo que podría ser el dibujo o la pintura”, complementó Guzmán.

LA EXPOSICIÓN

Síntesis de ardillas, víboras de cascabel, palomas, codornices, tucanes, ranas, peces y ballenas de barro, entre otra fauna, pueblan la exposición “Ciudadanos del mundo, decires de barro…” del maestro Salvador Magaña, en la Sala Rubén García Benavides de la UABC Campus Mexicali, presentada por el alma mater bajacaliforniana a través de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y la Divulgación de la Ciencia.

Integrada por aproximadamente 50 piezas, la exhibición contó con la museografía de Ángel Nava, José Cardoza, Luis Dueñas y Edgar Meraz.

“La mayor parte de lo que está en exhibición es producción realizada aquí en Baja California, pero se combina con algunas piezas que son antiguas también; en particular hay una pieza que está integrada a la exposición de la UABC Mexicali que es una codorniz, ésa me parece muy particular porque es una de las más antiguas, que se hizo por principios de los 60. Salvador Magaña fue muy amigo de Pablo O’Higgins, que también fue a la vez su maestro y esta obra la tuvieron ellos en su casa por muchos años desde que la adquirieron; entonces, cuando el maestro falleció, visité a Mariana Yampolsky, que era la viuda de Pablo, ella me regaló la pieza y la integramos a esta exposición. De las que están en exposición en Mexicali, ésa es la más antigua”, relató a este Semanario Evangelina Guzmán.

Foto: Enrique Mendoza Hernández

En torno a la fauna en barro creada por Magaña, confesó:

“Salvador Magaña era un amante profundo de la naturaleza, fue un gran observador de la naturaleza, desde siempre. Él fue un hombre de campo antes que decidiera estudiar arte y estaba muy pendiente de todos los movimientos de los animales, desde pequeño; pero cuando se fue a estudiar a Ciudad de México también le quedaba cerca el Zoológico de Chapultepec, él vivía en frente de Chapultepec, prácticamente. Entonces, era un espacio en el que él vivía muchas horas de trabajo haciendo dibujo a mano alzada. Esa disciplina que tomó de observar a los animales fue maravillosa porque los tenía tan bien observados que era capaz de sacar la forma, ya con el trabajo técnico del modelado e imprimir todos esos detalles, hablando de etología, los comportamientos de los animales, el movimiento de los animales, y eso digamos que fue el origen del porqué de los animales en sus obras”.

Claro, cuando Evangelina Guzmán y Salvador Magaña se establecieron en Tecate, en 1982, la flora y fauna del semidesierto bajacaliforniano también determina la labor del ceramista al crear obras de barro como ardillas, víboras de cascabel, ballenas, incluso cactus:

“En Baja California, su interés por los animales no fue nuevo, sino que lo aplica a los animales de la región, por eso en su obra hay víboras y animales que son de aquí e incluso animales marinos. En el caso de la víbora de cascabel, es un prototipo que le sirvió para hacer una escultura de cuatro metros y medio que está en una cueva artificial en el Parque del Profesor de Tecate”.

“UN MAGO QUE SABÍA TRABAJAR EL BARRO DE MANERA MAGISTRAL”

Salvador Magaña es el ceramista más importante de Baja California. Barro, piedra, cemento y metal, fueron los materiales que transformó en obras de arte.

“Yo creo que esa maestría y esa capacidad que tuvo Salvador Magaña para imprimir algo especial a las piezas para mí es maravilloso, es como si de repente pensaras en un mago que sabía trabajar el barro de una manera magistral, el sacar una forma de algo que no tiene forma”, refirió a ZETA Evangelina Guzmán.

De hecho, contó cómo el maestro Magaña transformó el barro de Baja California en arte:

“Salvador Magaña también hizo experimentación con los barros locales, el metal como que lo fue dejando para lo más tardío que hizo. Él experimentó con los barros; yo recuerdo, cuando recién llegamos aquí, el último día de 82, a principios de 83, ya estábamos buscando barros. Ciertamente Tecate es una región con minas de barro, pero nosotros viajábamos mucho a Mexicali y en ese tiempo no estaba la autopista. Como él era conocedor, sabía en dónde había barro y muchas veces llegamos a detenernos ahí, porque tomó muchas muestras de barro, tomó muestras de barro también en Mexicali y durante mucho tiempo estuvimos yendo por barro entre el Kilómetro 63, 68, de la carretera vieja de Tijuana a Mexicali, antes de llegar a La Rumorosa, e hizo mezclas con barro de ahí con el barro de Mexicali; y posteriormente con barro de Tecate, que lo trabajó mucho también”.

En cualquier caso, destacó que Salvador Magaña no realizaba obras realistas, sino que propone una síntesis de la realidad:

“Salvador Magaña iba quitando lo que no era necesario para representar a un animal, pero con lo mínimo, eso es parte de lo que él hizo en la producción de la síntesis de sus piezas; no era lo realista, era ya lo que queda, de lo que fue, de lo que era la pieza o de lo que era la realidad, eso es dignamente apreciable”.

EN VOZ DE SALVADOR MAGAÑA

El maestro Salvador Magaña (Tamazula, Jalisco, el 25 de mayo de 1931-Tecate, 13 de febrero de 2016) egresó en 1962 de la Escuela Nacional de Pintura y Escultura “La Esmeralda” y, posteriormente, de la especialidad de Cerámica en la Escuela de Diseño y Artesanías. Junto con Evangelina Guzmán, se estableció en Tecate en 1982.

Cuando el 17 de enero de 2014 exhibió en la colectiva “Inventivas, una visión escultórica” que se montó en la Galería de la Ciudad del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) Tijuana, Salvador Magaña, entonces de 82 años, expresó a ZETA:

“Nací en Tamazula, Jalisco; tuve un proceso largo de trabajar en otras cosas, en el campo, ya de grande hice la primaria y la secundaria, estando en la secundaria conocí a un maestro que era pintor, yo no conocía el arte, entonces dije ‘yo quiero ser artista’. Entonces me vine a México, con la idea de terminar la secundaria”.

En entrevista con ZETA, en 2014,reconoció que sus influencias venían de la época precolombina; incluso citó “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, del franciscano Bernardino de Sahagún:

“Hay unos poemas precolombinos de los náhuatls que hablan sobre el amor al trabajo, y dicen que si un artista dialoga con el corazón, no es un engañador, entonces es un tolteca; el artista que es un engañador no dialoga con el corazón, no es un tolteca. Entonces, no importa que sea una pieza abstracta o realista, que diga algo eso es lo importante, y a cada persona le da un impacto la obra”.

Finalmente, entre las obras que forman parte de “Ciudadanos del mundo, decires de barro…” se reproduce un extracto de la entrevista con ZETA, donde Magaña revela:

“El arte primero es un privilegio para decir algo a los demás, es una cosa poética, una forma completamente dramática. Depende tu mundo creativo de tu mundo espiritual, eso lo transmites en tu obra”.

SALVADOR MAGAÑA “HIZO ESCUELA”: AGLAE MARGALLI

En la exposición “Ciudadanos del mundo, decires de barro…” que se exhibe en la Sala Rubén García Benavides de la UABC Campus Mexicali, un texto de sala a cargo de Aglae Margalli da la bienvenida a la muestra, donde la autora valora la obra de Salvador Magaña (Jalisco, 1931- Baja California, 2016) y destaca la escuela que legó el ceramista que impartía cátedra en la Universidad Autónoma de Baja California desde 1983:

“‘Ciudadanos del mundo, decires de barro…’ se integra por una serie de esculturas producto del quehacer artístico de Salvador Magaña, pintor, escultor, muralista reconocido por su creatividad, quien llegó a ejercer con maestría el oricio de escultor a través de un proceso de maduración artística, al igual que la cocción de las piezas sometidas al horno, pues como él mismo manifestaba, ‘hay que estar atento a los detalles, ya que el ceramista crea la forma, pero no debe subestimar jamás la técnica para confiar sólo en la creatividad. Una vez terminada una pieza, debe ser acrisolada y sometida al fuego que es el que tiene la última palabra’”.

Poeta, ensayista y periodista, Aglae Margalli sostiene que “en esta bella muestra podemos admirar la complicidad del fuego que se ha mezclado de una manera única con la diversidad de nuestra tierra local como materia prima industrial. El maestro Salvador Magaña fue un incansable experimentador de su creatividad, a través de distintos materiales. Jugaba con los tiempos de cocción quemando las piezas de una manera lenta, logrando en ocasiones piezas sólidas y únicas. El acabado de sus piezas era puro e impecable. Logró esa magia gracias a su sensibilidad y al amor que sentía, no sólo por cada ser que nacía de su imaginación, sino también por todos los animales y seres creados. Ese amor y respeto lo podemos apreciar en esta exposición donde se manifiesta la ternura con la que veía la naturaleza. En una ocasión una alumna le preguntó qué era lo que le inspiraba y él respondió: ‘el amor a la tierra’”.

Concluye Margalli reconociendo la escuela de Magaña:

“Su recuerdo aún permanece en la memoria de todos los que lo conocieron y lo trataron en el plano humano. Hay quienes evocan su manera de estar en este mundo, lo que hacía del maestro un ser sensible, espiritual, solidario, dispuesto a tender su mano amiga a quienes se le acercaban con curiosidad o con alguna inquietud, estudiantes, artistas, maestros, discípulos, porque también hizo escuela. Y en su legado, sigue vivo entre nosotros”.

Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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