Sin reflexiones e insinuaciones, el comediante Rogelio Ramos celebra 35 años de trayectoria con su espectáculo “Hasta que el divorcio nos separe”, que llegó a Mexicali el 25 de mayo, hoy viernes se presentará en el Teatro de la Ciudad de Ensenada y, mañana sábado 27 de mayo, al Teatro Zaragoza de Tijuana.
Con su estilo humorístico, el oriundo de Torreón, Coahuila expresó a ZETA la dificultad de llegar a públicos en redes sociales y el sentido conceptual de su nueva gira.
“Regreso a mi ‘Baja’ con mi espectáculo ‘Hasta que el divorcio nos separe’, en el que hablamos de lo difícil que es para algunas personas mantener una buena relación y luego voltean al divorcio. Todo es comedia, todo se trata de reír, pasarla bien, ojalá ningún matrimonio se separe, porque la idea es que la familia siga siempre, y cuando ya no se puede, que todo quede en paz. Este tema lo abordo desde la comedia sin incitar a conclusiones, no soy coach de vida, lo mío es cotorreo, compartir anécdotas que he vivido y momentos en los que se debe tener mucha paciencia”, mencionó el standupero.
Con más de tres décadas invirtiendo en la risa, el llamado “Master de la Comedia” señaló lo complejo que se ha vuelto compartir el humor en redes sociales:
“Pensaba que sólo la juventud renegaba de las cosas que a veces se dicen en los shows, pues no, ya está permeando a generaciones mayores el que nada les hace gracia, para ellos todo es ofensivo, machista, sexista, clasista. No conozco a un comediante que diga ‘voy a hacer tal chiste para ofender a tal comunidad’; todo lo hacemos con humor, hay gente que lo toma muy personal. Si esto sigue así, va a llegar el momento que no se podrá hacer comedia de nada”.
Y subrayó:
“Este fenómeno pasa mucho en redes sociales, porque en shows en vivo es muy difícil que la gente se sienta ofendida, debido a que están viendo el contexto del espectáculo. En Twitter y Tik Tok es muy fácil deformar una situación y hacer que parezca que en verdad dijiste algo malo”.
Para Ramos, el sentido del humor ha cambiado en general, pues la apertura a nuevos pensamientos y formas manifestación, ha transgredido en actos que en su momento eran normalizados.
“Entiendo que los temas sociales también cambiaron, hay otras luchas, pero hemos llegado a ciertos extremos desvirtuando y agrediendo. Es ilógico querer ofender a alguien, cuando lo que queremos es que vayan a divertirse”, finalizó.