Surgidos del corazón de la colonia San Felipe de Jesús en Ciudad de México y tras haber pasado una historia de evolución de sonidos, integrantes y nombre, Royal Club se mantiene atemporal en una lucha de resistencia interna apegada a su público, conciencia y música, a la que han dedicado 28 años.
“Queremos seguir expresándonos y contagiando a nuevas generaciones con nuestra música, sobre todo con las letras para crear conciencia y hablar de cosas que realmente valen la pena”, apuntó a ZETA Rafael Montoya, vocalista de la agrupación.
Para la voz de temas como “Qué triste saber” y “No hemos muerto”, la falta de valores y empatía en la música actual se debe a que “los nuevos artistas y bandas procuran más los números que la honestidad lírica, las plataformas de música nos han dejado eso, todo se basa en estadísticas; ahora la visión es más elaborada, tienen un programa de marketing establecido, saben exactamente el ritmo de la industria, son más plásticos y cuentan con una fórmula para llegar a más gente por medio de discursos y publicidad ya instaurada, pero les hace falta la vida misma, ser realmente artistas que necesitan expresarse.
“Son productos fabricados con mucho éxito, lo vemos en el mercado de la música de reggaetón, influencers. Llegan a muchísima gente, pero sin ninguna conciencia de algo para expresar. No hay enseñanzas, se trata solamente de ser popular”, opinó Montoya, quien celebra casi tres décadas de música con “Emociones”, su próximo proyecto discográfico. Para concluir, el músico refirió que la resistencia de Royal Club no sólo es al sistema, sino “al gobierno, se vuelve interna, a negarse a desaparecer, a pasar desapercibidos, no ser escuchados; es algo más personal, de sentimiento y de corazón”.