“El primer miembro de la Compañía de Jesús que entró a Rusia fue Antonio Possevino (1533-1611). Acompañado de cuatro compañeros jesuitas, cumplió su misión como enviado de Gregorio XIII en la corte del Zar, entre los años 1581-1582. La misión más larga fue la de Moscú bajo la protección de Pedro el Grande, en los años 1698”.
-Marek Inglot, S.J., La Compañía de Jesús en el Imperio Ruso (1772-1820)
Jorge Mario Bergoglio es el primer Papa latinoamericano de Argentina, y sacerdote de la Compañía de Jesús, pontífice jesuita. Quizá le suceda como bromeaba Juan Pablo II con André Frossard, embajador de Francia en el Vaticano, hijo del fundador del Partido Comunista francés, converso al catolicismo por un amigo que rezaba por él. Dios existe, yo me lo encontré. (Ediciones RIALP).
Frossard es el primer laico al que un Papa le da la oportunidad de escribir una biografía: Retrato de Juan Pablo II. Inicia el libro con una broma que Karol Wojtyla le narra: “El Papa está rezando al Señor, y le pregunta con sencillez: ‘Señor, ¿algún día mi Patria Polonia será libre?’. Y el Señor le responde: ‘¡No mientras tú vivas!’. En oración aún, el Papa Wojtyla le pide al Señor no se moleste al preguntarle ‘¿Señor, algún día volverá haber otro Papa Polaco?’. Y Dios le reveló: ‘¡No mientras yo viva!’.” (Retrato de Juan Pablo II, Ed. Planeta)
Doctorándose de filosofía en Lublin, Polonia, en sus juveniles años académicos Karol había leído sobre la conversión de Frossard en la Francia comunista. Cuando el Pontífice jesuita argentino sea llamado a la Casa del Padre, sólo Dios sabe cuándo volverá otro como él.
Con motivo del Viacrucis 2023 en el Coliseo de Roma, el ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Volodymyr Zelensky, el Sr. Oleg Nikolenko expresó su decepción por la participación conjunta de adolescentes ucranianos y rusos en el Vía Crucis de Roma, ya que se trata de un intento de equiparar a la víctima de la guerra desatada por Rusia con el agresor, tergiversando la realidad en que Rusia ha sumergido a los ucranianos. (Ukriform, Kyev Post)
En 1987, el Papa Juan Pablo II celebró el Milenio de la Rus de Kyev con una carta pastoral sobre el bautismo del príncipe Vladymiroff, su familia y todo el pueblo en las aguas del río Dniéper. En 2001, el santo Papa Polaco visitó Ucrania y beatificó a 21 mártires ucranianos, la mayoría víctimas de los bolcheviques y en especial de la terrible policía política KGB o NKVD.
Conoció lo nunca conocido, el campo de exterminio de Bykyvnia, a la salida de Kiev, donde los nazis asesinaron cientos de militares polacos. Lugar desconocido hasta antes de 1990.
Que se sepa, el cristianismo no nació en Moscú. Hay tres patriarcados: Constantinopla (Turquía); el de Pesher Lavra, Kiev; y el de Moscú.
En la persecución religiosa mexicana (1917-1935), una de las tentaciones de don Plutarco Elías Calles, fue “crear” con el Patriarca Pérez, un -renegado- sacerdote católico: la Iglesia Católica Nacional; como sucede hoy en Rusia y China. Donde quieren clonar hasta los Nopales y el Tequila.
En los anales de la fundación del Partido Comunista Soviético desde 1917, sobresale la comunidad judía, que tanto en Rusia como en Ucrania fue devastada por bolcheviques y nacionalsocialistas (nazis).
El cristianismo ruso no nació en Moscú. Por eso Juan Pablo II pedirá a la Iglesia en el mundo conmemorar El Milenio del Bautismo de la Rus de Kiev en 1987. En el marco de estas celebraciones, es inolvidable el crimen cometido en la Universidad Central de El Salvador (UCA), contra los padres jesuitas, entre ellos el Vasco Ignacio Ellacuría.
Tomas Spidlik, conocedor del cristianismo oriental, ha escrito sobre Los Grandes Místicos Rusos. Rusia y Ucrania tienen sus santos como San Serafín Sarovsky, y San Sergio de Rostov. Más allá de los “pobres zares y bolcheviques” sordos al profetismo de Bulgakov, Soloviov, Florensky y Berdiaev.
La tentación ortodoxa rusa es pensar que Moscú pueda ser como La Segunda Roma o el centro del cristianismo ortodoxo, por encima del cristianismo histórico de Turquía y Ucrania.
A más de ser obtuso el ministro ucraniano Nikolenko en su reclamo al Papa Francisco, por hacer partícipes a adolescentes rusos y ucranianos en el Vía Crucis en Roma (2023), es triste comprobar que desde la República Comunista Soviética de Ucrania, y pese a los esfuerzos de la Nunciatura Apostólica (en donde estuvo en 2001 el Papa Wojtyla), la Catedral Católica de Kiev, sigue siendo “rentada” -como teatro- y no ha sido devuelta a los católicos, que son casi nueve millones.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com