La justicia estaba en deuda con Alina Mariel Narciso Tehuaxtle. El miércoles 24 de mayo, el episodio más difícil de su vida llegó a su fin, luego que aquel trágico 12 de diciembre de 2019 se vio obligada a usar un arma de fuego para defenderse de su entonces pareja sentimental, el cual intentaba quitarle la vida.
Alina fue sentenciada a purgar una pena de 45 años de prisión por estos señalamientos expuestos por la Fiscalía General del Estado y la decisión del Juez de Control, David Aguilar Patiño, ignorando en todo momento el contexto de violencia que vivió en su relación sentimental.
Se le responsabilizaba por disparar en reiteradas ocasiones hacia Rodrigo Juárez Arellanes, quien intentaba ahorcarla. Alina tomó el arma de cargo de su agresor y repelió el ataque. No escapó ni se escondió, por el contrario, llamó a la autoridad para que atendieran la emergencia.
El miércoles 24, Alina llegó mediante el auxilio judicial a escuchar el análisis de los magistrados de la Quinta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado, conformada por Gustavo Medina, Sonia Mireya Beltrán y Miriam Niebla Arámburo.
Vestida de naranja como cualquier interna del Centro de Reinserción Social (Cereso) se ubicó junto a su abogado a escuchar, teniendo siempre a escasos dos metros a su madre, Socorro Tehuaxtle, quien, mediante sus corazonadas e impulsos, mantuvo una lucha activa en el caso de su hija, sosteniendo reuniones, protestando y buscando visibilizar, sobre todo manteniendo la llama de la inconformidad social que generó una injusta determinación -paradójicamente- de un juzgador.
Ese día fue totalmente diferente para Alina. Según comentó en entrevistas con ZETA meses atrás, en las que aseveró tener pleno conocimiento de que se habían violado sus derechos y que no fue juzgada con perspectiva de género, había confianza en las autoridades.
En aquella entrevista sostuvo un tono pausado y sesudo, como una persona que tuvo el suficiente tiempo para procesar y entender su vivencia tras la espiral de emociones que la atormentaron durante su primera etapa en prisión.
Los magistrados de la Quinta Sala avalaron de forma unánime el proyecto de Gustavo Medina, y coincidieron en que hubo violaciones graves.
Los togados reclamaron el actuar del juez Aguilar Patiño y dieron parte al Consejo de la Judicatura del Estado para que lleve a cabo las acciones correspondientes en materia administrativa, además de obligar al funcionario a someterse a una serie de cursos y capacitación relacionada con perspectiva de género.
Narciso Tehuaxtle recobró su libertad y, antes de cualquier cosa, se abalanzó hacia su madre, fundiéndose en un abrazo que fue permitido -por unos instantes- por custodios que se encontraban en el lugar.
Alina no pudo hablar con los medios de comunicación, pero su madre sí, y a su manera, agradeció a las personas que estuvieron al pendiente del conocido como Caso Alina.
Horas después de decretada su libertad, Alina salió del Cereso de Mexicali para tomar rumbo a Tijuana, pero antes tuvo una breve charla con medios de comunicación que la esperaban a las afueras del penal, asegurando que continuarán impulsando la conocida Ley Alina para que mujeres no transiten por el amargo camino que ella vivió.