En memoria de nuestro amigo Roberto Magaña
AMLO y su círculo gobernante, incluidos empresarios, hasta hoy no tuvo la voluntad para tumbar privilegios del gran capital nacional y transnacional. En este terreno congelado y pantanoso la 4T se apagó y paralizó. La élite del poder económico está dividida; AMLO no se arriesgó tocar el saqueo de gravar las enormes utilidades de los bancos, de maquiladoras y de exportación, entre otras ramas lucrativas. Y a pesar del gran capital político que tiene un 70 por ciento de simpatía y 30.5 millones de ciudadanos que votaron por “primero los pobres y de no mentir, robar ni traicionar”. Este pacto silencioso, y el elefante reumático burocrático neoliberal, nada menor, no permite una Reforma Fiscal que dote de dientes al Estado chimuelo.
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La oligarquía, un poder real y con mando, amarró las manos al sexenio a cambio de seis años de “Bienestar Social” mediatizado que, comparado con las extraordinarias remesas del exterior, se queda chiquita la política de apoyar el poder adquisitivo de jóvenes en la pobreza, ancianos abandonados, madres solteras y discapacitados.
AMLO le debe a México la gran Reforma Fiscal o hacendaria, que demanda el país para una justicia social redistributiva; no de paternalismo, no con curitas, sino oportunidades para todos, en particular para marginados.
Aun así, la 4T en el siguiente sexenio debe tener la misión de limpiar la administración de corrupción y de gravar al gran capital; es el único camino. Nunca más desmantelar el Estado de Bienestar, entorno que lograría la paz social y acabar con la violencia. El neoliberalismo de la derecha es expoliación, entreguismo, y es lo que representan las élites del PRIAN y su tapete el PRD. Movimiento Ciudadano es un sector de expriistas, muy corruptos, sin proyecto ni compromisos claros, solo un discurso demagógico.
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Morena se debe limpiar de corruptos, y colados oportunistas que provienen del PRIAN. La tarea en BC: los tres niveles de gobierno son de la 4T (de saliva) y pronto se deben limpiar cacicazgos obvios, seguridad pública, instituciones, para no descarrilar la intención de cambio progresivo.
Un comparativo de los PIB de cientos de países y la proporción que se reparte al presupuesto fiscal cada año vemos a México en una posición insuficiente para atender las necesidades de la población (compareyourcountry.org). Va una imagen, es una familia con 20 mil pesos mensuales, con cuatro niños, esposa, abuelos enfermos, inflación del ocho por ciento. Es imposible.
Si contrastamos el porcentaje del PIB y su espejo fiscal de muchos países de Latinoamérica, el Caribe y Europa (Ecuador, Colombia, Chile, Argentina, Dinamarca, Alemania, Suecia, Francia, etc.), ellos sí, adoptan una política fiscal inteligente, comprensiva, solidaria, muy a pesar de la ultraderecha, el fascismo y la carnicería de Guerra de EUA en Ucrania.
Vemos que las clases más pudientes, las élites o castas, apostaron a pagar altos impuestos, limpiar de corrupción y transparentar la operación del Estado. Naciones que registran hasta el 45, 40, 30 o 25 por ciento del PIB para alcanzar niveles de vida incluyentes. En México solo se paga un flacucho y enclenque 17 por ciento de contribuciones al Gobierno. En México, la clase más rica es autista, miserable, perezosa y desconfiada. No presiona para limpiar de porquerías de las organizaciones gubernamentales, incluyendo sindicatos venales que también chupan sangre. Una burguesía pasiva, cómoda, irresponsable y cómplice de corrupción.
Agravante adicional a esa base fiscal mediocre, la administración pública es ineficiente en los tres niveles de Gobierno -hay fugas en contubernio con la empresa privada- y el recurso es manoteado por una viciada burocracia que, pese a transferencia de recursos federales, da resultados terribles. ¿En qué condiciones deplorables están las ciudades en muchas zonas abandonadas? Desvían recursos a fines bastardos y canallas.
La ausencia de solidaridad y una administración corrupta, son golpes y sacrificios al pueblo de a pie. ¿Planeación a largo plazo, transparencia, espíritu de servicio y derechos humanos? Ja.
¿Cuál es una diferencia fundamental en la distribución del ingreso en los países modernos? 70 por ciento para la clase trabajadora y 30 por ciento para las minorías. Pero en México se concentra el ingreso de 70 por ciento para las élites y el 30 por ciento son migajas para la mayoría.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.
Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com
