Con 23 letras, se ha establecido que la palabra Electroencefalografista es la más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua.
En el término Centrifugados, todas las letras son diferentes y ninguna se repite.
La palabra Oía tiene tres sílabas en tres letras.
En Aristocráticos, cada letra aparece dos veces.
El vocablo Cinco tiene a su vez cinco letras, coincidencia que no se registra en ningún otro número.
El término Corrección tiene dos letras dobles…
Las palabras Ecuatorianos y Aeronáuticos poseen las mismas letras, pero en diferente orden.
El término Estuve contiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético: s-t-u-v.
Con nueve letras, Menstrual es el vocablo más largo con sólo dos sílabas.
La palabra Pedigüeñería tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.
El vocablo Reconocer se lee lo mismo de izquierda a derecha, que viceversa (palíndromo).
La palabra Euforia tiene las cinco vocales y sólo dos consonantes.
Y, para terminar, otra curiosidad del Castellano (español): las cinco vocales.
La famosa escritora española Lucía Echevarría, ganadora del Premio Planeta 2004, dijo en una entrevista que Murciélago era la única palabra en el idioma español que contenía las 5 vocales.
Un lector, José Fernando Blanco Sánchez, envió la siguiente carta al director del diario ABC:
“Acabo de ver en la televisión estatal a Lucía Echevarría diciendo que murciélago es la única palabra en nuestro idioma que tiene las cinco vocales.
“Mi estimada señora:
“Piense un poco y controle su euforia.
“Un arquitecto escuálido, llamado Aurelio o Eulalio, dice que lo más auténtico es tener un abuelito que lleve un traje reticulado y siga el arquetipo de aquel viejo reumático y repudiado, que consiguiera en su tiempo, ser esquilado por un comunicante, que cometió adulterio con una encubridora cerca del estanquillo, sin usar estimulador.
“Señora escritora, si el peliagudo enunciado de la ecuación la deja irresoluta, y piense de modo jerárquico, no se atragante con esta perturbación, que no va con su milonguera y meticulosa educación.
“Y repita conmigo, como diría Cantinflas:
“¡Lo que es la ignorancia!
“Solo me queda recomendarle que se refresque con hojas de eucalipto…”.
Autor: Mejor así lo dejamos.
Síntesis gallega
— Manolo…
“Dime, Isidoro, ¿qué te trae por acá, a la Facultá?”.
— Pues que, joder, desde 1985 no me he podido profesionalizar de abogacía…
“O sea que no has realizado tu examen profesional”.
— Eso, eso, Manolete…
“Pues mira que aún habrá oportunidad, inténtalo ahora en la escuela de Haragán. De ahí egresan hasta magistrados…”.
— ¡Joder, pero con tesis o síntesis!
“Manolo, tú intenta una síntesis de algo y va, qué más se puede sino con síntesis. Da igual, ¡es mero trámite!”.
Autora: Supuesta magistrada de la Suprema Corte.
El acusado
En una Corte de Washington, donde una persona está siendo juzgada por asesinato, hay una fuerte evidencia indicando culpabilidad; sin embargo, no se encontró el cadáver.
En la declaración final de la defensa, sabiendo que su cliente es culpable y que probablemente lo condenarán, el abogado recurre a un ingenioso truco:
“Señoras y señores del Jurado, tengo una sorpresa para todos. Dentro de un minuto la persona que se presume muerta, en este caso ingresará en este tribunal”, y mira hacia la puerta del tribunal.
Algo aturdidos, todos observan ansiosos. Un minuto transcurre y no pasa nada.
Finalmente, el abogado dice:
“En realidad, inventé la declaración anterior, pero todos miraron con anticipación. Así que, por lo tanto, existen dudas razonables de que alguien fuera asesinado, e insisto en que mi cliente sea declarado inocente”.
Claramente confundido, el Jurado se retira a deliberar. Muy pocos minutos después, regresan y un representante pronuncia un veredicto de culpabilidad. El abogado cuestiona:
“Pero, ¿cómo? Será un error, los vi a todos mirando hacia la puerta”.
El representante del Jurado responde:
“¡Claro! Todos volteamos, menos su cliente”.
Autor: Anónimo de un famoso juicio en Estados Unidos.
La anciana y el ladrón
Una anciana regresa a su hogar tras una tarde de servicios religiosos, y se percata de que en su domicilio hay un intruso.
Lejos de asustarse, la mujer sorprende al hombre en el acto mientras le roba sus objetos de valor y exclama:
“¡Detente, Hechos 2:38!” (Arrepiéntanse y sean bautizados en el Nombre de Jesucristo, para que sus pecados sean perdonados).
El ladrón se detiene en seco.
La mujer llama tranquilamente a la Policía y le explica lo ocurrido. Cuando el oficial coloca las esposas al hombre, le pregunta:
— ¿Por qué te quedaste allí? Lo único que hizo la anciana fue gritarte un versículo de la Sagrada Escritura.
“¿Sagrada Escritura? ¡Dijo que tenía un hacha y dos revólveres 38!”.
Autor: Un hereje.