Armando Ayala, alcalde de Ensenada, parece no tener interés en dirigir la ciudad; se dedica a hacer campaña en Tijuana para el Senado. Es el único alfil de Bonilla
Dado que el bachiller Jaime Bonilla Valdez se encuentra contra las cuerdas y prácticamente exiliado del partido que dirigió por varios años (y que lo llevó a la Gubernatura), se encuentra desesperado por impulsar a su pupilo y protegido, Armando Ayala Robles, presidente municipal de Ensenada, cuyo futuro es incierto aun para el lejano proceso electoral del 2024.
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Desde hace varias semanas, Ayala Robles piensa más en ganar puntos para ser tomado en cuenta como candidato al Senado de la República que en gobernar su municipio, y aprovecha cada oportunidad para hacer campaña en el municipio de Tijuana, incluso en días laborales.
Con un cargo inventado de una agrupación (también inventada) llamada “Alianza Patriótica por la 4T”, el ex funcionario de Jaime Díaz Ochoa, presidente municipal de Mexicali, realiza constantes giras a comunidades populares de Tijuana, y hasta entrega volantes en las calles y el transporte público de dicho municipio, con la intención de ser reconocido por los tijuanenses.
Jaime Bonilla Valdez sabe que es el único cargo al que puede aspirar su pupilo, puesto que ya no puede reelegirse y una diputación local está totalmente cerrada, por el control absoluto de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda.
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Tampoco se ve convencido de pelear por una diputación federal, puesto que los actuales legisladores buscarán repetir en el cargo.
A Armando Ayala Robles solo le queda el Senado, y ante el riesgo de perderlo todo, buscan volverlo un perfil competitivo -o al menos conocido- en la ciudad más poblada del Estado. Esto sin importarle que se vuelve una figura incómoda para la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero Ramírez.
Mientras tanto, uno de los que está levantando la mano para buscar ocupar una senaduría es nada menos que Gerardo Novelo, el empresario hotelero y cercano al Presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual fue suplente de Jaime Bonilla Valdez, con el que terminó peleándose porque… pues… es Bonilla.
No conforme con ello, el ensenadense está siendo presentado con las altas esferas del Partido del Trabajo (PT) con la intención de volverlo un candidato natural dentro de la alianza Morena-PT, como una cuota solicitada por la misma dirigencia nacional del partido.
POR FIN SALIÓ DEL CLÓSET POLÍTICO
“Lo que se ve no se pregunta” decía el célebre cantante mexicano Juan Gabriel ante cuestionamientos de la prensa. Lo mismo le pasó a Óscar Vega Marín, ex panista recalcitrante y ahora regidor sin partido (porque no era nada independiente) en Mexicali, quien de ser candidato a la Gubernatura en el año 2019 por el blanquiazul, en 2021 se entregó al morenismo, y ahora forma parte de las filas del partido Movimiento Ciudadano.
Vega Marín fue visto y nombrado durante un evento partidario del “movimiento naranja”, donde acudió la plana mayor del partido, y donde confirmó su cercanía con este partido, pese a que en un principio lo negó.
Sin embargo, era más que evidente que buscaba afiliarse a quien se dejara, y como en Morena lo mantuvieron relegado, decidió unirse a la causa del gobernador de Nuevo León, Samuel García, y al alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio.
Junto con la hoy senadora Alejandra León, quien se ha acomodado en todos los partidos habidos y por haber, prácticamente se están descargando por el organismo político dirigido por Francisco Alcibíades García.
No esperábamos nada de Óscar Vega Marín… y aun así logra decepcionarnos.
