“Con matarme no se acaba la creencia en Dios Eterno. Muchos quedan en la lucha, y otros que vienen naciendo”.
-Vicente Fernández, “El Martes me fusilan”
Platicaba un hijo del gobernador de Guanajuato (1926-1929) que el Presidente Álvaro Obregón le pidió por telegrama que detuviera a balazos, de ser posible, la peregrinación de los católicos al Cristo de la Montaña en Silao; y que el gobernador le regresó un telegrama expresándole a Obregón: Sr. Presidente, le recuerdo que Guanajuato es un Estado Libre y Soberano.
El cristianismo forma parte de la humanidad, tanto que expresamos sin mucho pensar: Antes o Después de Cristo; a.C., o d.C., como los que saben de electricidad: corriente alterna o corriente directa.
Uno de los capítulos más graciosos del inglés Mister Bean, es cuando juega en una tienda departamental con un Nacimiento del Niño Dios, librando al infante de un ataque militar feroz en miniatura, empleando un helicóptero para sostener el pesebre y rescatarlo.
Don Agustín Basave Fernández del Valle, que fue embajador de México en muchos países del mundo, maestro de filosofía de la Universidad Autónoma de Nuevo León y del Seminario de Monterrey, experto en ontología o filosofía del ser; conocedor de las tesis de Santo Tomás de Aquino para llegar a Dios (las famosas cinco vías tomistas), sostenía que: “Uno puede echar a Dios por la puerta, pero pronto se cuela por las ventanas. San Agustín dirá que Es una locura de pocos negar a Dios”.
Uno de los logros políticos más relevantes del Presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) fueron las reformas constitucionales al Artículo 130, en el que sobresale el reconocimiento jurídico (en plural) a las iglesias. Y que anteriormente eran letra muerta, desde la cacareada separación Iglesia-Estado porque pese a estar prohibidas, en cada rincón de México hubo, hay y habrá peregrinaciones todo el año a la Virgen María, y en especial a la de Guadalupe. Porque en Yucatán veneran a Nuestra Señora de Itzamal tanto como a la Madona (Madre) de Loreto en Baja California Sur; la del Pichón en Tepic; Talpa, Zapopan, San Juan de los Lagos, en Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Campeche, Veracruz, en todo el país hay peregrinaciones a la Virgen y a los santos.
A decir del fallecido jesuita Enrique Maza, fundador de la revista Proceso: lo único que no le han podido quitar a los mexicanos es a la Virgen de Guadalupe, su Fe Católica.
Creo que de los candidatos del PRI a la Presidencia de la República en 1988, el único no egresado de los colegios maristas o Centro Universitario México, fue el de la UNAM, Salinas. Y en el tema Iglesia-Estado, su apreciación era realista en el sentido de reformar la constitución mexicana, especialmente el artículo 130, dado que prohibía, por ejemplo, las peregrinaciones a la Villa de Guadalupe. En verdad letra muerta, pues somos testigos, sin ir al Tepeyac, a través de las Mañanitas a la Virgen de Canal 2 (Televisa), que este Santuario es el más visitado del mundo, después de San Pedro en El Vaticano. Ambas colinas o montes, la del Vaticano y la del Tepeyac; una en Italia, otra en el norte de la Ciudad de México.
Se queda uno con el ojo cuadrado, como dicen, al visitar Los Altos de Jalisco: por la zona de San Miguel El Alto, Tepatitlán, hay un lugarcito impresionante donde martirizaron a un sacerdote ejemplar: San Julio Álvarez, originario de Guadalajara, y párroco de Mechoacanejo, cerca Aguascalientes.
San Julián le da la bienvenida a uno con tremendo letrero: Bienvenidos a san Julián, Cuna de la Cristera (Cristera, no cristiada). Y ahí cerca, una estatua de bronce tamaño natural: Un cristero con su 30-30, forrado de parque y huarachones. Ahora sí, recordando aquel dicho alteño: Aquí somos gente de paz; y si quieren más, vengan por más.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
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