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lunes, marzo 25, 2024
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Blancornelas y el padre Pro

“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”.

-Ryszard Kapuściński


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El jesuita Miguel Agustín Pro Juárez, de Guadalupe, Zacatecas, fue fusilado junto con su hermano Humberto y el ingeniero Segura Vilchis, en una rueda de prensa a la que convocó el general Roberto Cruz, jefe de la policía del Presidente Álvaro Obregón. En hemerotecas como El Universal con más de un siglo  en circulación,  y en periódicos de la época se conservan fotos del padre Pro con los brazos, en cruz, al ser ejecutado públicamente, con la presencia de comunicadores nacionales e internacionales.

Entre las torpezas del gobierno callista y obregonista, 1) el “juicio” penal, toda una torpeza, y haberlo documentado; y  2) el citar a la prensa para atestiguar el crimen contra el sacerdote, su hermano y del Segura Vilchis. Expulsado por Lázaro Cárdenas, en San Diego, California, Calles “confesará” a otro jesuita que lo visitaba en el exilio el porqué del crimen: “porque quería pegarle a la Iglesia Católica donde más le dolía, matar a un jesuita como Pro”. Datos revelados por el periodista Armando Chávez Camacho, que fue director de El Universal. (El Juicio al Padre Pro, Porrúa).

Con toda esta evidencia de odio a la Fe, el padre Pro fue beatificado casi en automático; como diría el pensador francés Jacques Maritain, Dios es servido por los mártires, y por los ejecutores de los mártires. Con el franciscano Junípero Serra, un 25 de Septiembre de 1987 fue beatificado Miguel Agustín Pro.


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Cerca al metro Insurgentes de la Cd. de México, en la iglesia de La Sagrada Familia, en la Colonia Roma, la Compañía de Jesús conserva los restos del Padre Pro. Y ya casi un siglo que siguen repartiendo la misma cantidad de despensas que, en medio de la persecución, el beato mártir, repartía a familias necesitadas.

Si no fuera por la honestidad y clarividencia del periodista potosino Jesús Blanco Ornelas (14 de noviembre de 1936), que fundió sus apellidos en Blancornelas, no conoceríamos de las trapacerías que algunos políticos mexicanos son capaces de hacer: Porfirio Muñoz Ledo, Félix Barra, Celestino Salcedo Monteón, Alejandro Carrillo Marcor, Hermenegildo Cuenca Díaz, y no sé si don Luis Echeverría. Habría que releer su primer libro, Crónica de una Infamia, Carlos Armando Biebrich Torres. (Edamex, 1976)

Como el padre Pro, Blancornelas murió un 23 de noviembre (2006); en épocas distintas pero casi por los mismos motivos: la persecución. Don Jesús ha revelado que Bob de la Madrid, ex gobernador, “hasta en misa lo tenía vigilado”; le enviaba sus esbirros, pese a que ya le había arrebatado el ABC.

Los narcopolíticos, con una fuerte presencia en la frontera Norte con California y Arizona, tienen cierta impunidad, tolerada por ambas autoridades mexicoamericanas. Bien podría confirmarse que aún muertos Blancornelas y el Padre Pro, siguen siendo perseguidos. De las instituciones más críticas en la vida social y política del México del siglo XXI: Semanario ZETA y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro. Ambos un ejemplo de reflexión crítica y acompañamiento social.

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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