Conzultoría Matrimonial y Familiar
Constantes son las quejas de muchas mujeres que después de hacer el amor con sus parejas ellos de inmediato se voltean para dormirse, otros para fumar, unos más para levantarse; pero pocos continúan junto a ellas, manifestando lo mucho que la quieren, la felicidad de haberlo hecho y continuar abrazándola y platicar de su amor o gustos de estar juntos.
Los besos, las caricias y los abrazos después de practicar sexo son actos cotidianos que dependen de las necesidades o preferencias de cada persona, aunque estas muestras afectivas también están relacionadas con factores biológicos y hormonales.
Si después de un encuentro sexual la pareja se refugia en besos, abrazos, caricias y/o conversaciones agradables encontramos una sensación mayor de unión, de intimidad, de conexión, de cachondeos, de cuidados, de complicidad, de comprensión; de saber que el otro está ahí y que le importamos y nos importa más allá del momento puramente sexual, con la posibilidad de desear otro coito más.
Se han realizado algunas investigaciones que han demostrado que existen diferencias entre hombres y mujeres, y en las que apuntan que en parte estas respuestas y actitudes vienen muy determinadas por lo biológico y las hormonas que intervienen en este juego. Mientras que los hombres parece que tienen una mayor necesidad de descanso y desconexión, las mujeres tienden más a la unión, contacto y afecto.
Hay estudios que demuestran los múltiples beneficios para la salud que tienen los besos, los abrazos y las caricias en pareja. Por ejemplo, pueden rebajar la ansiedad, fortalecer el sistema cardiovascular e inmune, rejuvenecer el cuerpo, proporcionar un estado de felicidad y disminuir enfados. Todo esto puede trasladarse a la salud sexual y convertirse en aspectos muy positivos para la sexualidad.
Al respecto, un estudio de la Universidad de Toronto revela que las muestras de cariño mejoran la vida sexual en parejas monógamas y la satisfacción de las mismas (lo que se concluye en este estudio), pues aquellas personas que comparten tiempo y dedicación tras el sexo suelen están mucho más satisfechas con la relación y con el sexo en pareja que aquellas que en cuanto terminan salen corriendo a hacer otra cosa, no comparten momentos post sexo.
Por otra parte, las muestras afectivas como los abrazos constituyen un componente para reafirmar las relaciones y no solo las de parejas estables, sino entre aquellas parejas sexuales de forma esporádica. Esto se debe a que el abrazo es la demostración afectiva donde hay mayor exposición emocional y físicamente: En el sexo los abrazos fomentan la sensación de pasión y de cariño, repercutiendo positivamente en el deseo sexual, incrementándolo, ya que el contacto piel con piel puede activar el deseo erótico.
Pensemos también en las personas que duermen abrazadas y haciendo la famosa cucharita. Son parejas que probablemente se sientan más unidas que aquellas que cada cual duerme en la orilla de la cama o en camas separadas, sin ni tan siquiera rozarse.
El Lic. Roberto Bautista es terapeuta sexual y de parejas con maestría en Mediación.