Jesús salió huyendo de Guerrero, su estado natal, al destapar actos de corrupción, intentó cruzar dos veces a Estados Unidos y fue retornado a Tijuana, donde actualmente se dedica al bacheo
Jesús Lorenzo Ávila de 37 años, es un migrante proveniente de Copala, Guerrero, quien salió huyendo de su estado en 2014 por las amenazas que recibió en su contra cuando destapó un fraude que involucraba la compra de medicamentos, los cuales no llegaban a su destino, que en ese momento era el Hospital Básico Comunitario de Copala.
Según Jesús, él fungía como secretario del director y encargado de la farmacia del centro comunitario, por lo que veía de cerca la corrupción.
“Empecé a publicar toda esa corrupción, estaba peleando por las personas vulnerables a las que no les daban sus apoyos, y como el escándalo fue grande y eran documentos oficiales, empezó la persecución por parte del presidente municipal de Copala, Saúl Bello García, quien usó pandillas para darme un susto”, declaró Jesús Lorenzo.
A raíz de lo anterior y para tratar de combatir el abuso, Jesús se unió al partido Morena, y comenzó a investigar los desfalcos por medio de sus contactos en Transparencia, sin embargo, tras las amenazas de muerte que recibió decidió arriesgarse a cruzar de manera ilegal a Estados Unidos en dos ocasiones, una el 6 de agosto de 2018, siendo deportado de manera inmediata, y la segunda cinco días más tarde, el 11 de agosto, donde logró llegar hasta Cíbola, Nuevo México a un centro de detención de ICE, donde permaneció hasta octubre del mismo año.
Posteriormente, fue trasladado a El Paso, Texas donde “empezó todo el infierno”, pues sufrió agresiones físicas por parte de los agentes de inmigración, quienes “me golpearon hasta quedar inconsciente”, narró Jesús Lorenzo.
Sin embargo, antes ya había recibido ataques racistas y maltrato psicológico, por lo que buscó la forma de enterar a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), quien intentó intervenir, pero al enterarse ICE “me escondieron en Otero”, donde continuó su maltrato.
“Al llegar a Otero Processing Center me volvieron a encerrar en segregación. Traté de hablar con la encargada del centro, y me dijeron que eran órdenes de donde yo venía, de El Paso, Texas”, comentó Jesús.
Para 2019, Jesús fue deportado por segunda vez y llegó a Tijuana, donde permanece hasta la fecha y donde trata de buscarse la vida trabajando bacheando calles, sin embargo, su deseo es llegar a Estados Unidos.
Actualmente Jesús presenta un cuadro de estrés postraumático como consecuencia de la violencia sufrida, aquí no tiene a nadie, solo alguna ayuda ocasional que recibe de quienes conocen su situación y se solidarizan con él, es por ello que envía un mensaje a las autoridades que lo pueden auxiliar, “lo único que quiero es mejorar mi vida”, finalizó Lorenzo Ávila, un migrante varado en Tijuana.