Tras la desaparición de su hermano de 32 años, Emmanuel se incorporó a los colectivos de búsqueda, pero no conforme con ello, por su formación de criminólogo y criminalista, gestiona la capacitación en ciencias forenses para líderes de brigadas
En la universidad donde funge como jefe de la Coordinación de Investigación y Posgrado es el maestro Emmanuel García Márquez, pero en las brigadas de búsqueda en las que participa, simplemente es Emmanuel o Emma, como le llaman las personas junto a las que busca a su hermano desaparecido en Jalisco desde hace ocho meses.
El 19 de diciembre de 2021, Juan Pablo García Márquez, de 32 años, su pareja, su hija y su cuñado salían del pueblo de Poncitlán para dirigirse a la delegación de San Pedro Itzicán, en la Rivera de Chapala, donde vivían, pero sujetos armados a bordo de tres camionetas les franquearon el paso y privaron de la libertad a los dos varones.
Desde entonces Emmanuel y su familia no han tenido ninguna noticia certera del paradero de Juan Pablo. En su búsqueda, en el pueblo donde habitaba, se han obtenido algunos datos, los cuales han sido aportados a la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco, pero las investigaciones no muestran ningún avance.
Emmanuel García se incorporó al colectivo de ‘Jóvenes Buscadores de Jalisco’ y ha interactuado con las ‘Madres Buscadoras de Sonora’ y ‘En busca de Paz’. Con esas personas ha acudido a atender denuncias anónimas de fosas clandestinas y posibles hallazgos de restos humanos.
En esas tareas, el hermano de Juan Pablo advirtió la tragedia que envuelve a muchas personas en México que buscan desesperadas a sus seres queridos, pero que el entusiasmo, la adrenalina y la disposición no son suficientes si no cuentan con las herramientas y la capacitación necesaria.
Emmanuel es criminólogo, criminalista y experto en técnicas periciales. Con posgrado en criminología. Además es paramédico y actualmente estudia los últimos módulos de la carrera de derecho. Por lo anterior, de forma voluntaria y altruista, consiguió la colaboración de la misma universidad donde presta sus servicios para que se apoyara a los y las buscadoras con cursos y talleres.
“La escuela ha apoyado con cursos de capacitación a estas personas, que en su mayoría son mujeres, con la finalidad de que en las brigadas de búsqueda puedan realmente ayudar a las autoridades en este tipo de pesquisas y localizaciones que se realizan día con día, porque en campo, al momento de ir a las brigadas, algunas personas no saben qué hacer”, expreso García Márquez.
A través de los talleres impartidos por la Facultad de Criminología y Criminalística, en la ciudad de Guadalajara, los y las buscadoras adquieren conocimientos sobre ciencias forenses y técnicas periciales, para que se sientan más útiles. Emmanuel refiere que la capacitación sirve para que “sepan qué hacer, para no entorpecer la labor de la Fiscalía, de la Comisión Estatal de Búsqueda y de las demás autoridades”.
Los cursos impartidos hasta el momento son de “antropología forense, para identificación de restos óseos humanos o qué aún conservan partes blandas; exhumación, que nos enseña cómo excavar un lugar de ese tipo; primeros auxilios, porque han ocurrido incidentes en los que las personas buscadoras se caen o se insolan, y para que entre ellas mismas se auxilien”, afirmó Emmanuel.
El criminólogo y criminalista refiere que la capacitación es muy básica impartida por peritos sobre aspectos que se van a encontrar en las brigadas, como identificar de una forma sencilla y básica, huesos de humano y huesos de animal.
El entrevistado dijo que “en las brigadas se han encontrado huesos de animal y obviamente restos humanos, entonces para que los buscadores puedan descartar es necesario conocer, ya que, a veces, las brigadas tienen varios puntos de búsqueda y pues el personal de servicios periciales y de la Fiscalía es insuficiente para poder apoyar”.
Los talleres que se programan llevan más práctica que teoría, se realizan en grupos de entre 15 a 20 personas, cuando mucho, y a la fecha son aproximadamente unas 100 personas las que han aprovechado esta oportunidad, que además lleva implícita la entrega de una constancia por el conocimiento adquirido.
Emmanuel García comentó que “Es más calidad que cantidad. La invitación se les hace a las líderes de algunos colectivos, y ellas a su vez invitan a otras que van a las brigadas, que realmente puedan aportar, porque ya en las brigadas se hacen equipos, entonces las personas que tienen conocimiento previo de estos talleres encabezan equipos de otros civiles y colectivos, pudiendo guiarlos a hacer búsquedas efectivas y descartar lo que no sirva a las investigaciones”.
El académico advirtió que con esta capacitación “hay más posibilidades de éxito en las búsquedas; claro, dependiendo del tipo de denuncia que se tenga para hacer una localización y prospección del lugar. Si se han visto los resultados. Se han encontrado huesos, se analizan de forma rápida y se pre confirma o descarta que se trate de huesos de humano, dándose aviso a la autoridad”.
Acerca de los docentes, Emmanuel García Márquez expreso que son especialistas en diversas materias “peritos que pertenecen a la universidad, algunos ya retirados del servicio público y tareas de procuración de justicia, algunos otros son peritos particulares, con toda esa experiencia, capacidad y expertiz, quienes apoyan de manera altruista a este proyecto”.
En la búsqueda de su hermano Juan Pablo, el criminólogo sabe que la tarea no será sencilla, como lo ha visto con algunas personas buscadoras, pues hay quienes “tienen cinco u ocho años buscando a sus familiares, y hay casos muy tristes, muy lamentables, como el de una chica que es parte de uno de los colectivos, que tiene a cinco familiares desaparecidos, entre ellos sus hermanos, primos y su esposo”.
“Justamente yo me metí más de lleno a este tema, aunque ya lo había escuchado y había colaborado, por esta situación de buscar a mi hermano. He conocido a personas que merecen todo mi respeto, a algunas líderes de grupos de buscadoras, personas fabulosas, lamentablemente me toco conocerlas en esta situación, y pues yo trato de apoyar desde este lado ¿no?”, dijo orgulloso Emmanuel.
El profesor seguirá buscando a su hermano hasta encontrarlo, pero sabe que en ese camino seguirá ayudando a otras familias a localizar a su pariente desaparecido, con capacitación y con la integración de brigadas. También se muestra recompensado al observar que muchos alumnos se interesan en el fenómeno de la desaparición forzada como parte de su formación profesional.
“Me siento bien con esta actividad, porque a pesar de que todavía no tengo éxito en la búsqueda de mi hermano, puedo apoyar a otras personas y en las brigadas en las que he participado hemos encontrado puntos positivos, es decir, restos óseos, y ya es una persona a la que le pueden dar su santa sepultura, como dicen, y esa familia podrá descansar al conocer el paradero de su familiar”, finalizó García Márquez.
A esta fecha, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas en México reporta que en Jalisco existen 15 mil 034 personas desaparecidas, entidad federativa que se ubica primer lugar nacional, aunque cabe mencionar que la cifra no es actualizada desde hace algunos meses.