Brad Pitt es Ladybug, un asesino a sueldo al que todo le sale mal. Va a bordo de un tren bala, de Tokio rumbo a Morioka. Debe apoderarse de un maletín. No sabe qué contiene, de quién es y quién lo quiere.
El problema es que a bordo del mismo tren van un montón de criminales que quieren acabar con él, entre ellos Bad Bunny encarnando a un mafioso mexicano en busca de venganza desde que en su boda alguien envenenó el vino. Fin de la historia, si es que se le puede describir como tal
Con claras aspiraciones de hacer un filme que entrelace a Quentin Tarantino con Guy Ritchie, el director David Leitch -mejor conocido por “Deadpool 2”, lo cual puede servir aquí como una advertencia- llena la pantalla de locuras, trancazos, histeria y tantos absurdos que luego no se sabe ni qué está sucediendo, pese a que todos los personajes tienen sus motivos.
Está por ejemplo, Kimura (Andrew Koji), que quiere acabar con la persona que empujó a su hijo de un techo. Los cuates Tangerine (Aaron Taylor-Johnson) y Lemon (Brian Tyree Henry) también viajan ahí con el fin de entregarle el hijo a un capo ruso, y para rematar está Prince (Joey King), una adolescente que quiere ver sangre sabrá Dios sus razones.
Así que tenemos aquí adrenalina de sobra, golpes, golpes y más golpes, momentos que tienden a ser chistosos, hasta una víbora suelta -de verdad- y muchos tropiezos con el ánimo de divertir, pero se les olvidó lo más importante: el propósito de hacer una película con la idea de dejarle algo al público, más allá de algunas carcajadas y unas cuantas emociones fuertes que se disipan en cuanto se oscurece la pantalla. En suma, esta es una cinta destinada al olvido. Ya ni porque está en cartelera. **
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Punto final.- ViX+ no tiene nada de plus…
