La bailarina, integrante del Grupo de Danza Minerva Tapia y en proceso de titulación de la Licenciatura en Danza por la Escuela de Danza Gloria Campobello, representó exitosamente a México en la XVIII Gala Internacional de Ballet de Nicaragua, organizada por la Compañía de Ballet de Nicaragua que dirige el maestro William Herrera, misma que se celebró entre el 23 y 25 de junio y en la que participaron compañías de Costa Rica, El Salvador, Panamá, Nicaragua y México.
Durante su participación, Alejandra Ramírez Saavedra (Tijuana, 16 de diciembre de 1993) ejecutó dos piezas del repertorio del Grupo de Danza Minerva Tapia: un fragmento de la obra “Danza y box: Una historia de bailarines y pugilistas” (2019) y la pieza completa de “Globótica” (2010), ambas coreografías de Minerva Tapia.
“Fue una experiencia muy enriquecedora, agradable y formativa. Me llenó de emoción y orgullo ser partícipe como el único país no centroamericano donde había jóvenes bailarines y latinos muy talentosos. Tomar clase con ellos, compartir experiencias, aprender de ellos y viceversa fue muy nutrido y educativo. Teníamos un itinerario muy completo y ocupado del que terminábamos agotados, pero muy satisfechos. Realmente fue una experiencia de la cual me llevo muy lindos recuerdos”, expresó a ZETA Ramírez Saavedra.
“Además de responsabilidad, fue un gran reto y logro personal, como bailarina y como persona. Viajar al extranjero para representar a un país entero en un festival internacional es una tarea que no se nos presenta a todos cualquier día; sin embargo, fue un gran honor recibir esta invitación y me comprometí a dar mi máximo esfuerzo”, complementó.
— ¿Por qué es importante para el Grupo de Danza Minerva Tapia participar en este tipo de galas a nivel internacional?
“Es un logro más para el Grupo de Danza Minerva Tapia, y para Tijuana misma. Para el Grupo, tratar de temáticas transfronterizas ha sido el núcleo de muchas piezas. Ahora, cruzar una frontera más y poder observar las diferencias entre la nuestra y la de ellos, cultural y socialmente hablando, enriquece nuestro conocimiento, que es lo que Minerva Tapia ha trabajado siempre; además de dialogar a través de la danza y verla como algo que nos una, algo que tenemos en común”.
Ramírez Saavedra valoró esta gira después de la pandemia por COVID-19:
“Este festival también volvió, ya que por dos años estuvo en pausa; entonces, fue una gran oportunidad para los bailarines latinos poder estar ante un público en un teatro nacional como el Rubén Darío. Lamentablemente, muchos grupos pasaron por momentos complicados donde fue duro seguir; sin embargo, se crearon plataformas, modalidades virtuales, eventos que se tuvieron que limitar por capacidad, hubo muchísimas funciones pospuestas o canceladas que económicamente fueron ‘pérdidas’, pero se trabajó.
“Se vieron opciones, las posibilidades y se colaboró entre grupos, todos pasábamos por la misma situación, entonces, ayudarnos entre nosotros no fue una opción, sino una necesidad”.
Concluyó: “Creo que la gente estaba necesitada de danza, de arte, de ver, de volver a presenciar, de estar en teatros, conciertos, y lo estamos disfrutando y aprovechando más”.