Atestiguan 5 mil espectadores el homenaje a Juan Gabriel y José José. Atintado al púrpura en su vestir, el hijo de La Castro y Manuel ‘El loco’ Valdés, conquistó a los bajacalifornianos con su interpretar.
Ataviado en un traje púrpura de pies a cabeza, Christian Sáinz Valdés Castro, de 47 años, saltó anoche al escenario del Audiorama del Museo Interactivo El Trompo para deleitar con sus clásicos “Nunca voy a olvidarte”, “Azul”, y “Lloran las rosas”, regalando una velada apasionada, en la que el entorno se volcó de romanticismo.
Publicidad
Entre 5 y 6 mil personas se dieron cita en las inmediaciones del Parque Morelos para gozar del cántico de Christian Castro, quien pasadas de las 22:00 horas subió al templete de concreto escoltado por dos coristas y cinco músicos que en los primeros instantes instrumentaron un popurrí (intro) que encendió el transportador del tiempo.
“Hits tour & homenaje a Juan Gabriel y José José” es el título de la gira con la que Castro arribó a la entidad para dibujar su propia historia en la frontera bajacaliforniana, misma que comenzó con el interpretar de “Mi fracaso”, tema que lo motivó a vivir su primera interacción con los treintones, cuarentones y cincuentones que tapizaron el ambiente multicolor, de luces led y pantallas digitales, y por supuesto de pop.
Publicidad
“Amor”, “Por Amor a Ti”, “Amantes de Ocasión”, “Lloran Las Rosas”, y los popurries “No Puedo Arrancarte/Es Mejor Así”, y “Agua Nueva/Morelia/Vuelveme a Querer”, antecedieron a “Simplemente tu”, y “Lloviendo estrellas”, himnos, y recuerdos con los que tributó a la pasión y romanticismo.
Pasando de clásicos de Juan Gabriel, a José José, Castro inyectó al escenario la esencia de “El Triste”, “He Renunciado”, “Adiós Princesa”, “Nadie Simplemente”, “Lo Mejor De Mi”, “No Hace Falta”, “Yo Queria”, “Era Ella”, “Por amarte así”, “Volver a amar”, “Mañana mañana”, y “Nunca voy a olvidarte”, cancionero con el que conquistó a los bajacalifornianos que, en un concierto más producido por la empresa In House en la entidad, selló el gusto y placer de los melómanos.
