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sábado, abril 13, 2024
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¿Son mexicanos estos comunicólogos?

Para poder exigir, hay que cumplir; sin vota un ciudadano mexicano en las elecciones electorales, tiene derecho a exigir y pedir. Escritores, editores, periodistas, columnistas, al escribir o señalar, siempre escriben como si fueran ajenos a las obligaciones mexicanas. Dicen “en esta elección votaron tantos electores”, y lo correcto es “en esta elección votamos tanto miles de electores”.

Nunca he visto que un periodista conocido, de renombre, sea fotografiado sufragando, o haciendo línea en esa casilla que sufraga. Los periodistas hablan de la democracia como si ellos no tuvieran participación alguna al ir a votar; como si fueran periodistas “observadores”, preparando el tintero o la pluma fuente para hablar u opinar sobre cuántos electores votaron en vez de “votamos” o “fuimos a votar”.


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Así llenan columnas, primeras planas, cintillos, como si no fueran mexicanos al escribir; se hacen a un lado, no se ponen al margen del grueso poblacional, siendo ciudadanos que -creo yo- sufragan, votan, al poseer en su poder una credencial de elector otorgada por el IFE o INE en casi 35 años de vida de ese instituto electoral. Así que desconozco si votan, pero de que tienen tal documento, no hay duda (es indispensable para todo).

No sé si así sea la ley editorial de escritores o es un compromiso entre periodistas, escritores, actuar de esta manera y no inmiscuirse al hablar del electorado. Ser juez escrito, en vez señalar a los que votamos con voz de pueblo, “somos del grueso de electores que votaron”, al escribir en sus columnas tales periodistas en varios diarios en todo el país.

Al leer me he dado cuenta de eso, por ello el porqué de este escrito que se me vino a la mente con mi lectura de noche del buen periodista-juez, que se aísla del grueso poblacional, quizá para sentirse superiores o poderosos con la pluma en vez de ser del pueblo, para el pueblo.


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Cuando asesinan a un informador, periodista, a la voz escrita, voz en tribuna, columnista, estudiante, pasante de comunicación o novato comunicólogo, allí el gremio periodístico protesta y hace marcha, en la que acude el grueso del pueblo electoral: ciudadanos que son del pueblo, y entonces los comunicadores se mezclan, se codean con electores, pueblo común simple. Y no debía ser así.

Todo comunicólogo mexicano debe participar en las elecciones políticas, ser parte del pueblo votante, exigir y no apartarse de la población (al no contarse como mexicano partícipe). Dice el himno nacional “¡Mexicanos al grito de guerra!”, por ello deben ser pueblo, votantes; cumplir el deber que marca la Constitución y hablar por ellos en estos más de 90 millones de mexicanos.

Somos iguales los que votamos; incluso si por oficio o profesión se separan del padrón electoral, eso no debía existir. Pero es todo personal.

 

Atentamente,

Leopoldo Durán Ramírez.

Tijuana, B.C.

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