Soñé que platicaba con mi hermano mayor y mi hermana mayor, que yo le decía a mi hermano “¿cómo trabaja el carburador de tu pick up?”, porque si no, “para hacer unas pruebas con otras piezas del vehículo de mi hermana y ver si sale la falla”. En eso, no sé cómo estuvo que mi hermano se movió y observó hacia la Zona Río, allá abajo (nosotros vivíamos en la colonia del Río, parte baja, desde donde se divisa).
Al voltear y moverse mi hermano menor, vi una nube grande de humo; al centrar el objetivo con mi vista, apareció la lumbre roja roja y una gran columna de humo negro. “¡Es Palacio Municipal!”. Me puse a llorar desconsoladamente, preocupado por la pérdida total de este inmueble tijuanense, y recordé cuando se incendió la Dorian’s de calle segunda (¿1978 o 1981?). Estallé en llanto incontrolable, con dolor.
No sé por qué tuve ese triste sueño. Pero quizá es que estoy constantemente viendo noticias de Ucrania, en televisión, y se ven escenas de múltiples columnas de humo negro, fuego y destrucción. Quizá fue por eso.
Ya van casi 50 días de destrucción en ese país europeo y me da tristeza (dicen que si uno ve noticias negativas, tendrá consecuencias). Pero es mi mundo; además, una sociedad bien informada es una sociedad libre.
Casi todos los días prendo el televisor y observo noticias; son cada vez más malas, creo que el mal está venciendo al bien. Quizá me falta orar. Por las noches, seguido tomo la Biblia y la abro en cualquiera de los 66 libros que tiene; leo hasta el cansancio.
Qué bueno que lo de esta noche fue solo un sueño, pues quiero y amo mucho a mi Tijuana y por ello rompí en llanto en lo que más bien fue una pesadilla. No fue grata, pero lo grato es que no se hizo realidad (gracias a Dios). Aunque ya pasó, queda la angustia.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.