El lunes 6 de junio, justo a las 12:12 del mediodía, un pick-up de doble cabina sin división cromática, con los vidrios totalmente polarizados de un negro impenetrable, transitó por Avenida de Las Américas en el fraccionamiento El Paraíso. Llevaba una marcha regular, hasta que descendió la velocidad justo al encontrarse frente a las oficinas de ZETA. Acercaron el vehículo hasta casi estacionarse en el lugar indicado para visitas. Lentamente, el vidrio del lado del copiloto comenzó a bajar. Sólo se veía el contorno de la faz de un hombre. Portaba una gorra de beisbol y cubre bocas negro. Difícil fue apreciarle la cara para identificarlo. Mientras el piloto del pick-up Toyota Tundra negro detuvo la marcha, el copiloto cubrió aún más su cara con un teléfono celular que activó para tomarle una o varias fotografías al acceso a las oficinas del Semanario. Tuvo oportunidad de constar en sus imágenes, las puertas que se deben atravesar para llegar a la recepción de este medio de comunicación. Cuando un compañero desde el interior de las oficinas, observó la acción de los desconocidos, salió del edificio, pero al verse descubiertos los tripulantes del vehículo, emprendieron la marcha. Entonces sí, a alta velocidad. Enfilaron por la misma Avenida de Las Américas, pasaron las transversales calles Ottawa y Quito, y dieron vuelta, rápidamente, a la derecha en Calle Santiago para adentrarse en Bulevar de Las Américas. De ahí, se les perdió la vista. Por supuesto, al haber, de manera furtiva, tomado imágenes del acceso a las oficinas de ZETA, del hecho fueron alertadas autoridades locales y federales, que llevan a cabo una indagación.