El asesinato de Jesús Garibay, anticipa el fin de la organización. “Don Manuel”, líder criminal, está libre y sin cargos; José Luis y Gerardo, presos; y tres más fueron asesinados
Del 31 de octubre de 2021 al 17 de mayo de 2022, el clan Garibay ha sufrido una cadena de tragedias para su núcleo familiar que arrancaron con el asesinato de Jesús Eduardo Garibay, alias “El Pexoxo”, de 25 años de edad; posteriormente la detención de Luis Alfredo Garibay Félix, “El Wicho”, y el martes 17, con el homicidio de Jesús Garibay Espinoza, padre de “El Pexoxo” y hermano de Manuel Garibay Espinoza, conocido como el patriarca de la agrupación delictiva e identificado con el mote de “Meño” o “Don Manuel”.
El crimen ocurrió a plena tarde, a las afueras de su negocio localizado sobre domicilio conocido, en el Ejido Tabasco, a 58 minutos de la zona urbana de Mexicali, una de las comunidades cercanas a la colindancia con San Luis Río Colorado, Sonora, donde la familia Garibay sostiene gran parte de sus operaciones y registra la mayoría de sus negocios.
A diferencia de sus hermanos José Luis, Manuel y Gerardo, Jesús Garibay Espinoza no contaba con historial criminal que lo vinculara directamente a la estructura dirigida por su hermano, aunque sí fue boletinado por el Grupo Coordinación de seguridad de Baja California, aun cuando tampoco tenía mandamientos judiciales en su contra e incluso tenía negocios a su nombre.
El director de la Policía Municipal de Mexicali, Pedro Ariel Mendívil García, lo identificó como uno de los principales objetivos y generadores de violencia en el valle de la Capital, durante una entrevista a medios de comunicación realizada la tarde del miércoles 18 de mayo, a las afueras de la Casa de la Cultura.
Aunque los integrantes de las Mesas de Seguridad para la Construcción de la Paz, consideran que es prematuro establecer una hipótesis sobre el móvil de la agresión, fuentes de seguridad y allegadas al caso, definieron como principales sospechosos a los integrantes de una célula perteneciente a “Los Rusos”, con quienes una parte de Los Garibay ha sostenido rencillas.
De hecho, esa misma célula a la que se atribuye el crimen contra “El Chuy”, se vincula con el homicidio de su hijo, “El Pexoxo”, ocurrido en las dunas de Cuervos, al Norte del Valle de Mexicali, donde hombres armados lo sorprendieron cuando circulaba a bordo de un vehículo todo terreno junto con su novia y un amigo.
El asesinato de “El Chuy” forma parte de una pieza de sangriento ajedrez entre las células pertenecientes al Cártel de Sinaloa, cuyos operadores se disputan el control del trasiego y el flujo suburbano de enervantes en el Valle de Mexicali.
Sólo de enero a abril, la pugna mafiosa ha protagonizado la mayoría de los 116 asesinatos que se han registrado en el municipio de Mexicali, de los cuales abril fue el mes de mayor incidencia que se ha documentado en la historia, al contabilizar 43 decesos violentos. A eso se debe sumar que 2021 rompió la barrera de los 200 asesinatos, cifra nunca antes vista en materia de homicidios en la región.
EL ATENTADO
Jesús Garibay Espinoza es propietario, junto con su familia, de varios pequeños hoteles en el Valle de Mexicali, además de algunas gasolineras y varios jardines de eventos distribuidos por toda la zona Sur del Valle de Mexicali.
A diferencia de sus hermanos, que enfocaron absolutamente toda su vida a la actividad criminal, Jesús se centró en administrar el dinero y ramificar los egresos e ingresos hacia negocios o bienes inmuebles. De hecho, todavía en 2020, cuando ya era considerado por autoridades estatales uno de los generadores de violencia en Baja California, llevó a cabo la compra de terrenos y modificaciones administrativas dentro de su negocio, llamado Operadora Gares del Valle, S de RL de CV, cuyo nombre proviene de la unión de los apellidos Garibay y Espinoza.
En estos años todavía amplió sus negocios junto con sus socios Diego Mercado Campos y Aníbal Cabir Ruiz Ruiz, además de su representante legal Gricelda Pérez Mendoza, cuyos datos constan en el Registro Público de Comercio de la Secretaría de Economía, constatados por ZETA.
Es decir, “El Chuy” no se escondía, no estaba armado y no tenía mandamientos judiciales en su contra, pese a los señalamientos de las autoridades estatales.
La tarde del 17 de mayo, “El Chuy” salió de su negocio, cuando de pronto, los tripulantes de un vehículo Toyota Tacoma color gris detuvieron su marcha. Tres individuos tripulaban la unidad y, al notar la presencia de Garibay Espinoza, descendieron de la unidad y abrieron fuego en su contra.
Según el dictamen de necropsia en poder de la Fiscalía General del Estado (FGE), la causa de muerte fue por heridas penetrantes de arma de fuego en pelvis, abdomen y tórax. En total, su cuerpo presentaba 24 perforaciones, lo que sugiere, varias pistolas se accionaron al momento del ataque.
Los matones abordaron nuevamente la unidad y lograron perderse entre las escasas calles que existen en la comunidad rural.
Policías municipales fueron los primeros en llegar a la escena, reportando en un primer momento que la víctima parecía haber sido levantada y arrojada en ese sitio, debido a la forma en que se localizó el cadáver, pero tras las entrevistas con residentes de las inmediaciones, se confirmó que Garibay fue sorprendido cuando se encontraba junto al cerco perimetral de su negocio, dedicado a la extracción de materiales pétreos.
Garibay Espinoza perdió la vida en la escena; su cuerpo vestía una camisa roja y un pantalón de mezclilla azul. El movimiento abrupto de su caída provocó que sus huaraches salieran volando y los proyectiles rompieron el cinturón que sostenía sus prendas inferiores.
El negocio tenía cámaras, por lo que se presume, que existe evidencia del momento en que los matones perpetraron el crimen y se retiraron de la escena.
La tarde del miércoles 18 de mayo, elementos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) acudieron a la escena para indagar y solicitar la extracción de los mismos.
MATONES DE “LA WINA” Y “EL MAX”, ENTRE LOS SOSPECHOSOS
Como la principal hipótesis del hecho delictivo se establece que los autores del crimen podrían ser matones de Diego Rentería Caro, alias “La Wina” y de Maximiliano Aispuro Álvarez “El Max”, este último, anteriormente parte de la célula criminal de Felipe Eduardo Barajas Lozano “El Omega”, pero poco a poco comenzó a tomar poder por su cuenta, hasta ahora que se presume como uno de los líderes de la agrupación delictiva dirigida por Jesús Alexander Sánchez Félix “El Ruso”, identificado históricamente como lugarteniente de Ismael “El Mayo” Zambada, pero que desde 2019 sostiene una lucha contra los hermanos Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, además de Ovidio Guzmán López -conocido como “El Ratón”-, todos hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Precisamente “La Wina” a quien se relaciona con la muerte de Jesús Eduardo Garibay “El Pexoxo” -hijo de Jesús Garibay-, Eduardo y Rentería Caro iniciaron un conflicto a nivel personal, debido a un supuesto accidente de tránsito donde el segundo causó daños a un familiar de Los Garibay.
La queja llegó a amenazas mutuas, y la noche del 31 de octubre, se perpetró la emboscada de sicarios de “La Wina” contra “El Pexoxo”, que según fuentes de la FGE, le fueron localizados varios rifles de asalto escondidos en una mochila.
El argumento es que “El Chuy” se encontraba muy dolido por el asesinato de su hijo y, debido a su solvencia económica y a que tiene conocidos en el mundo criminal, generaba preocupación que pudiera fraguar una venganza contra quienes ultimaron al “Pexoxo”.
LOS GARIBAY
Entre los años 80 y 90, la estructura criminal de Los Garibay, encabezada por Manuel Garibay Espinoza, pero que compartía actividad con sus hermanos José Luis y Gerardo, sembraron terror en el Valle de Mexicali.
Teniendo como epicentro de sus operaciones el Ejido Chiapas III, ubicado al Sur de la zona rural, la agrupación delictiva inicialmente bajo las órdenes de los hermanos Arellano Félix, pero con el nuevo orden del Cártel de Sinaloa, mudaron sus operaciones bajo el cobijo de “El Mayo” Zambada, compadre de Manuel.
Durante ese tiempo se encargaron del trasiego de drogas a Estados Unidos y diversificaron sus actividades a las ejecuciones, narcomenudeo e incluso secuestro, lo que provocó una respuesta gubernamental, tanto por los ataques a empresarios del Valle de Mexicali, como el asesinato de policías.
Gerardo y José Luis fueron detenidos en la década de 2000, y actualmente purgan penas por diversas actividades ilícitas, pero al menos el primero podría recuperar su libertad próximamente.
Tras la captura de “Don Manuel” en 2010 -aunque recuperó su libertad años después-, quien quedó a cargo de la agrupación criminal fue su hijo, Manuel Garibay Félix, conocido como “El Gordo” y/o “El Manuelón”, el cual gozó de gran poder e impunidad por varios años hasta su asesinato, en febrero de 2013.
Su esposa, quien además era su media hermana, de nombre Brenda Félix, fue ultimada en 2021 durante un ataque armado en San Luis Río Colorado, Sonora, cuando circulaba en un vehículo.
El crimen del “Pexoxo” había sido el último deceso de la familia. Meses después se aprehendió a Luis Alfredo Garibay Félix, hijo de José Luis Garibay y primo del “Manuelón”, el cual ya había sido capturado otras dos veces, pero la gran diferencia es que ahora se le vincula con un homicidio ocurrido a inicios de 2021, donde un grupo de sicarios fuertemente armados y presuntamente dirigidos por integrantes de la estructura criminal de Los Salazar, irrumpió en varios domicilios, disparando contra varias personas.
Varios de ellos murieron y otros resultaron gravemente heridos.
Se presume que un testigo de los hechos, que logró escapar, es quien señaló a “El Wicho” y a uno de sus operadores de nombre René Jáuregui “El René” como uno de los ocupantes del convoy.
La noche de la captura, “El Wicho” arribó al rancho de su familia en el Ejido Chiapas III, acompañado de un grupo armado. Militares se enteraron del movimiento que se generaba al interior de la hacienda, por lo que se abocaron al lugar. Fue ahí donde se dio un intercambio de metrallas que culminó con la captura de varios presuntos criminales.
Aunque la familia cuenta con más integrantes de segunda o tercera generación, la realidad es que no han sido identificados como generadores de violencia en las Mesas para la Construcción de la Paz.
Lo cierto es que hace poco más de 20 años comenzó la caída de Los Garibay con la detención de varios de sus integrantes, pero a la fecha continúa operando en la misma zona.