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viernes, octubre 25, 2024
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De médicos, senadores y cachuchas

Parlamento

 

 

 

La 4T no ceja en su empeño: usan la mentira y la diatriba como el cincel con que labran su triste recuerdo. Se propusieron hacer historia, pero no hacen más que troquelar su repugnante huella gubernamental que, por sus secuelas, generará -lamentablemente para ellos- una intensa dosis de resentimiento social. Los hoyos en los zapatos que nos dejaron Echeverría y López Portillo con su manejo económico irresponsable, marcaron en la niñez y adolescencia de mi generación. Hoy, la marca de este gobierno, además del desastre económico, será de cientos de miles de muertos por pandemia, violencia y negligencia, mientras que la violación a las libertades y los ataques a la democracia, serán memorias indelebles de la gestión de López Obrador.

Resulta fácil citar en general los errores, sandeces, arbitrariedades, negligencias y diatribas del régimen que padecemos. Tenemos más de tres años criticándolos, y vaya que no hay que dejarlo de hacer. Pero ante el riesgo de repetir ideas generales sobre la barbarie de gobierno que nos cargamos y sumergirnos en el aburrimiento, de repente se antoja ir al detalle de sus desplantes. Me avoco a dos.

Se anuncia la invitación a 400 médicos cubanos para trabajar en México. La reacción de los médicos mexicanos y sociedad en general es de cuestionamiento. El revire “suave”, al principio, fue que no los hay “suficientes”. La réplica de los valientes médicos mexicano es contundente y desmienten al gobierno. Tenemos médicos, muchos, y de gran calidad (cada año quedan sin acceso a residencia de especialidad más de 30 mil médicos generales mexicanos). Lo que no hay son plazas ni presupuesto. Tampoco hay sueldos razonables. En suma, no hay voluntad de realmente reestablecer una política pública de amplio espectro y calidad para la salud. La mayor que tuvimos era el Seguro Popular y lo desapareció este gobierno, sin sustituirla por algo igual o mejor. El Insabi es un desastre.

Al no sostenerse el argumento de la insuficiencia, el interdicto de Macuspana se arranca y acusa de corruptos, egoístas y conservadores a la comunidad médica en general. Como si no hubiera sido bastante la afrenta que les infirió durante la pandemia. Y, finalmente, está por verse la maroma que harán para tratar de esquivar el requisito de revalidación de estudios que ordena la ley de profesiones en México. De violarse, se podrían cometer hasta delitos, como puntalmente ha advertido el enorme jurista y Ministro de la Suprema Corte en retiro, José Ramón Cossío.

En otro escenario del circo de la 4T, reaparece la senadora y ex ministra de la Corte, Olga Sánchez Cordero. Agresiva, negó en un primer momento que la sentencia que obtuvimos del Tribunal Electoral Sala Regional Guadalajara, anulara de inmediato la reincorporación del ex gobernador Jaime Bonilla, como senador. Con agresividad y gestos soberbios, espetó que la sentencia no se cumpliría hasta que hubiera “justicia terminal” y que la Sala Superior se pronunciara sobre un recurso pendiente. Se le llenó la boca, al decir en latín que el asunto estaba, según ella, “Sub-Judice”.

Pronto se le aclaró a la ex ministra lo que una supuesta constitucionalista debiera saber: en materia electoral no hay suspensión. La sentencia tenía que ejecutarse de inmediato y no esperar a su “sentencia terminal”. Una eventual modificación vía el recurso presentado, restituiría hasta entonces algún derecho más entre tanto: hoy por hoy, Jaime Bonilla no es senador. Ello porque el Tribunal dio la razón a nuestra demanda, en el sentido de que nadie puede conservar dos cargos de elección popular al mismo tiempo (Artículo 125 constitucional); es decir, no puede, guardar un cargo de elección en el cajón y pretender ejercerlo después, mientras ejerce otro también de elección Popular. La sentencia resolvió que al optar por el cargo de gobernador, Bonilla precluyó su senaduría.

Días más adelante, “soto voce”, doña Olga ya no recibe a Bonilla en el Senado, pero pretende engañar a reporteros que le requerían respuesta sobre si iba a llamar al senador suplente Gerardo Novelo. Si ya nos había dejado con el ojo cuadrado, hoy nos lo dejó triangular: dijo que no le tocaba resolver porque en ese momento tenía CACHUCHA de la Comisión Permanente del Congreso Federal y no la “Cachucha” del Senado. Vaya grotesca chicana de quien encarnó algún día, una parte de nuestro máximo emisor de justicia en el país.

Sobra decir que el Senado existe en sesiones ordinarias y durante sus recesos. Ejemplos hay muchos, pero destaco los más relevantes: de entrada, su cargo de presidenta de la Comisión Permanente lo obtiene por ser precisamente presidenta del Senado. Durante el receso, las comisiones legislativas ordinarias de ambas cámaras trabajan, y lo único que se modifica es el tiempo para convocarlas a sesión, que se amplía a 5 días. Los legisladores de ambas cámaras, pueden presentar iniciativas precisamente ante la Comisión Permanente. La señora pretende confundir al público, en el sentido de que el Senado desapareciera en recesos, cuando no es así; máxime que su órgano de gobierno principal, la Junta de Coordinación Política, jamás entra en receso. Claro que puede y debe llamar al suplente.

Lo dicho por la senadora Olga Sánchez Cordero es un insulto, similar al del Presidente frente a los médicos mexicanos. Ambos, con mentiras y actitud pendenciera. Está claro que la diatriba y la mentira son los principales ingredientes de la 4T.

 

El autor es maestro en Derecho y fue diputado federal de la LVII Legislatura (1997-2000), ex cónsul general de México en Estados Unidos, subsecretario de Gobernación y ex magistrado del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

Correo: juanmarcos@jmgutierrezyasociados

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