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domingo, abril 7, 2024
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Obispo vs cura

Un obispo echándole la bronca a un cura de pueblo:

Que te pongas jeans en vez de sotana, vale.


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Que te pongas camisas hawaianas, okey.

Que te pongas un arete en la oreja izquierda, no hay problema.

Que te hagas una coleta con el pelo largo que tienes, bueno.


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Pero que en semana santa pongas un cartel de “Cerrado por defunción del hijo del jefe”…

¡Eso sí que no te lo permitooooooooo!

Autor: Un sacrílego.

 

La procesión

Una mujer muy fea, cuyo marido siempre le está dando carrilla, tiene un complejo bastante serio. Un día decide a salir a la calle; es más, quiere ir a la procesión de Semana Santa. Entonces dice a su esposo:

– Oye,  me voy a ver la procesión.

“¿Tú? ¿Con lo fea que eres? ¡Pero si va a haber un montón de gente!”.

– No me importa que me vean, tengo derecho a ir.

“No, si es que eres tan fea ¡que vas a asustar a todos!”.

Total que la mujer se va, y, al volver, toda contenta dice:

– Oye, ¡me han confundido con la virgen!

“¿A ti? ¿Con lo fea que eres? ¡Eso es imposible!”.

– Pues sí, fíjate. Uno de los que llevaban el paso, al verme exclamó: ¡Madre de Dios!”.

Autor: Un marido guapo.

 

Planes para Semana Santa

Una mujer pregunta a su esposo:

Amor, ¿qué planes tienes para Semana Santa?

“Hacer lo que hizo Jesús”.

– ¡Oh mi amor! ¿Te vas a sacrificar por mí?

“No, no. Lo que hizo Jesús: desaparecer el viernes y aparecer el domingo”.

Autor: El aparecido.

 

El filósofo

Un filósofo estaba con un indígena, a quien dice:

“Te voy hacer una pregunta, y si la respondes correctamente, te doy mil pesos y, si no me la respondes, tú me das un peso. También me vas hacer una pregunta, y si la contesto correcta, sólo me pagarás un peso y si no, te doy mil. ¿Cuál es la mitad de 10?”.

Entonces el indígena responde:

“Ah, ‘pos no sé”.

Y el indígena le da un peso porque no le pudo responder. Entonces el filósofo dice la respuesta correcta, que es 5.

Le toca el turno al indígena:

“¿Cuál es el animal que cuando sube al cerro, sube con cuatro patas, y al bajar vuelve con cinco patas?”.

El filósofo contesta:

“Está muy difícil, no la puedo contestar, ¡toma tus mil pesos!”.

Luego se van los dos y, curioso, el filósofo piensa:

“Tengo que saber la respuesta. Oye, por favor dime la respuesta”.

El indígena contesta:

“Ah,  yo tampoco sé, toma un peso”.

Autor: Un indigenista.

 

De cacería

Dos amigos, Juan y Manuel, se van a cazar al campo, y al llegar al punto de encuentro Juan le dice a Manuel:

– ¿Tienes cartuchos para prestarme? Es que los olvidé en mi casa.

“Es que sólo tengo dos, y si te doy uno, no voy a cazar nada”.

– ¿Y entonces? Me quedo con los brazos cruzados, o qué.

“Está bien, toma uno, vete por aquel lado y yo me iré por este, y dentro de media hora nos vemos aquí”.

Entonces se marchan y vuelven a la media hora:

– Juan,  ¿has cazado mucho?

“Dos perdices y una liebre”.

– ¿Y cómo lo hiciste?

“Nada, salieron volando dos perdices a la vez, una liebre saltó, y de un escopetazo me lo llevé todo por delante. ¿Tú que has cazado?”.

–  Pues yo, nueve perdices, y diez tórtolas.

“¿Y cómo lo hiciste?”.

– No lo sé, Juan, ¡pero tengo un dolor de brazo de tirar el perro para arriba!”.

Autor: Un vacacionista en la sierra.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
Gabriela Olivares Torres Gabriela Olivares Torres GabrielaOlivares 10 gabriela@zeta.com
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