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martes, octubre 29, 2024
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La llamada

Un grupo de hombres está en el gimnasio de un club y suena un teléfono celular. Uno de ellos contesta:

 ¿Sí?

“Querido, ¿eres tú? ¡Se oye horrible!”.

— ¿Hola? ¿Hola?

“¿Estás en el gimnasio?”.

 ¡Sí!

“Estoy frente al aparador de una tienda de lujo en el centro comercial, viendo un abrigo  visón precioso. ¿Puedo comprármelo?”.

 Cuánto cuesta.

“Como 5 mil dólares”.

¡Okey! Te lo mereces, mi amor, y cómprate también un bolso fino que haga juego.

“Bueno, este… Resulta que también pasé por una automotriz, y pensaba que ya es hora de cambiar el auto, así que entré y pregunté. ¿A que no sabes qué? ¿Tienen un BMW en oferta y es el último que les queda!”.

 ¿Y de cuánto es la oferta?

“60 mil dólares, ¡y es divino!”.

Bueno, cómpralo, pero que te lo den con todos los accesorios y, si sale en un poco más, como situación excepcional, no me voy a enojar.
Notando que todos sus pedidos se cumplían, la mujer decidió arriesgarse:

“Amor,  ¿te acuerdas que te conté que mi mamá quería venirse a vivir con nosotros? ¿Te parece bien que la invite por un mes, a prueba, y el mes que viene lo volvemos a hablar?”.

El marido dice:

Mmm… está bien, pero no me pidas nada más, ¿eh?

“Sí, sí, está bien, ¡Ay, cuánto te adoro, mi amor!”.

Yo también te quiero. Un besito y te dejo. Nos vemos en la casa.

Al colgar el teléfono, el hombre voltea hacia el grupo y pregunta:

“¿Alguien sabe de quién es este celular?”.

Autor: Un dizque amigo.

 

Infierno mexicano

Un hombre muere y va al infierno. Se da cuenta que hay uno para cada país y llega al averno alemán, donde pregunta:

“¿Qué te hacen aquí?”.
A lo que le contestan:
“Primero te sientan en una silla eléctrica por una hora, después te acuestan en una cama de clavos durante otra hora y el resto del día viene el diablo y te da de latigazos”.

El tipo va a los demás infiernos y pregunta lo mismo. Le responden lo mismo que en el alemán, entonces ve que el infierno mexicano está lleno de gente queriendo entrar y pregunta:
“¿Qué te hacen aquí?”.
Advirtiendo que  es la misma respuesta, dice:

“Pero, ¿por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?”.

Y un mexicano le contesta:

“Es que aquí nunca hay luz, los clavos los robaron y el diablo sólo viene, firma y se va”.

Autor: Un burócrata.

 

La conquista

Un borracho se encontraba en una esquina en una romántica y acalorada conversación, cuando de repente se aproxima un policía:

¿Qué está haciendo, amigo?

“Aquí, oficial, tratando de enamorar a esta chaparrita hermosa de vestido rojo que no me pela”.

—  Amigo, ponga las manos atrás. ¡Queda usted detenido!

“Pero ¿por qué? ¿Sólo por ser romántico con esta belleza?”.

— No, ¡por estar borracho en la vía pública!

“¡Momento! ¿Cómo sabe usted que estoy borracho?”.

¡Porque usted está hablando con un hidrante!

Autor: Anónimo de un retén de alcoholímetro.

 

El borracho y el cura

Un borrachito va por la calle muy noche, entonces se topa con el Padre Antonio y le pregunta cómo ha estado. Enojado, el religioso responde:

“Borracho como siempre, ¿no?”.

Y el borrachito contesta:

“¡Aaah! ¡Pues ya somos dos, padrecito!”.

Autor: Otro padrecito.

 

Boxeador

Un tipo entra al bar y pide un vaso con whisky, entonces, empieza a soltar puñetazos al aire como hacen los boxeadores cuando pelean con su sombra. El barman lo mira asombrado y no le hace caso.

Un rato después, pide otro whisky y continúa con el boxeo. Luego, más tarde:

“¡Otro whisky, por favor!”.
Y sigue con el boxeo. Tomándolo por loco, finalmente un mesero le pregunta:
 ¿Y cuándo empieza la pelea?

“Cuando usted quiera, ¡no tengo dinero!”.

Autor: Un barman.

 

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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