Conzultoría Matrimonial y Familiar
En la relación sexual muchas personas están más atentas a otras cosas que a disfrutar; en lugar de enfocarse en dar al 100 por ciento, se distraen fácilmente, como al preocuparse si se está comportando a la altura en complacer a su pareja, de cómo se ve, de si cree que le gusta su cuerpo, de si se está moviendo como debe ser o también ver cómo se comporta su pareja, si cree que la está haciendo gozar, o si la misma esta atenta a su comportamiento. En sexualidad a esto se le llama estar de espectador en lugar de ser protagonista.
El rol del espectador se presenta cuando aparecen dificultades específicas durante el encuentro sexual; se distrae por dedicarse a pensar, asociadas a la adopción de una postura de espectador respecto a uno mismo, de autoobservación, cuando se están manteniendo relaciones sexuales.
Ocurre que en lugar de estar pendiente de las propias sensaciones y de las del acompañante, la persona está más preocupada por cómo lo está haciendo, si está cumpliendo con las expectativas o qué estará pensando la otra. Es decir, no está concentrada y atenta a lo que debería estar: disfrutar del placer de un encuentro íntimo.
Esta postura suele estar relacionada con algunas disfunciones sexuales, como la disfunción eréctil en los hombres y la anorgasmia en las mujeres. Por lo general, son personas perfeccionistas, estructuradas y autoexigentes, a las que les cuesta perder el control de sus sensaciones.
Existe una falsa creencia de que el placer del otro depende de uno. La verdad es que uno no puede dar lo que no es capaz de darse a sí mismo, dice la española Mónica Aranda, Médica y Sexóloga Clínica, especialista en disfunciones sexuales. Y continúa: Otra causa es la autoexigencia de tener que cumplir con cierta performance, de estar a la altura.
Yo agregaría lo que siempre he dicho: para querer bien a alguien hay que quererse primero uno. También tiene que ver la falta de educación sexual y mitos muy arraigados como, por ejemplo, que el hombre preocupado tiene que hacer que la mujer llegue a un orgasmo o que él lo tenga antes.
Una de las causas principales es la falta de educación sexual o un aprendizaje erróneo de cómo poder disfrutar de nuestra sexualidad. “¿Le gustará?”. “¿Estaré bien en esta postura?”. “Si le hago así la volveré loca”. “¿Dejé encendida la luz del baño?”. “¿Qué pensará de mí?”. “Espero que la erección no se me baje”. “Tengo que bajar el ritmo para llegar juntos al orgasmo”. “Rechina mucho el colchón”. Estos son algunos de los tantos pensamientos que pasan por la cabeza de hombres y mujeres que se reconocen en una postura de espectador dentro de su propia relación sexual.
Lo primero que ocurre es que al no estar presentes en nuestras relaciones sexuales no disfrutamos de ellas al 100 por ciento. El placer consciente es mucho mayor, más intenso. El fenómeno del espectador puede, además, jugar un papel clave en nuestra autoestima, en el miedo a fallar, la autoexigencia y en la aceptación de nuestro cuerpo y nuestro placer, ya que si lo ejercemos estaremos alimentando a ese espectador y se convertirá en un círculo vicioso.
Con el tiempo esa situación genera cierta disconformidad en la pareja, debido a que la falta de conexión con el otro se hace cada vez más notoria ocasionando malestar a la larga.
A la hora de buscarle una solución a este inconveniente, Aranda recomienda el autoconocimiento a través de la masturbación. De esta manera, trabajando con su cuerpo y enseñando a tu mente a dejarse llevar, cuando el encuentro sexual sea en pareja, será más fácil que continúe la dinámica. Si se ve la relación como protagonista y no como espectador, podrá captar qué ocurre a nivel físico y divertirse dejándose llevar, sin exigencias ni altas expectativas.
La comunicación es la clave del éxito. Expresar lo que sentimos puede ayudarnos no solo a tratar de solucionar el problema, sino que, al verbalizarlo, cambiamos nuestra perspectiva sobre el mismo. Debemos relajarnos más para poder así disfrutar de una sexualidad mucho más plena, satisfactoria y placentera.
El Lic. Roberto Bautista es terapeuta de parejas con maestría en Mediación.