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viernes, noviembre 22, 2024
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López Obrador tenía razón

En momentos donde la polarización entre los mexicanos es el “pan nuestro de cada día”, alentada desde la misma Presidencia de la República, es importante reconocer cuando las decisiones gubernamentales son acertadas.

Hace más de seis meses estábamos en una discusión nacional sobre la viabilidad de que los alumnos de todos los niveles educativos regresaran a clases, después de año y medio de ausencia en los salones escolares. Los pros y contras eran válidos, máxime que varios sectores de la población aún no contaban con sus dosis de vacunación contra el virus del COVID-19.

En medio de estas discusiones y debates, el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador declaró en una de las “mañaneras” que los alumnos regresarían a clases “llueve, truene o relampaguee” en agosto o septiembre del 2021. Estas afirmaciones del mandatario nacional, fiel a su estilo firme, pero burlesco, generó temor, muy en particular de los padres de familia, ante la amenaza que los centros escolares se convirtieran en fuente de contagio.

La experiencia internacional en ese momento indicaba que si bien se presentaban contagios, estos no representaban un brote significativo que impidiera que los alumnos regresaran a sus aulas, siempre y cuando se respetaran al pie de la letra protocolos sanitarios estrictos.

Nuestro país no fue la excepción y el Presidente López Obrador tuvo razón; en las escuelas de los diferentes niveles no se han presentado contagios masivos, tanto en escuelas públicas y privadas. Aquellos jóvenes, adolescentes y niños que se han contagiado desde el regreso a clases, en su inmensa mayoría se enfermaron producto de otras actividades extraescolares; por ejemplo: el cumpleaños del amigo, las reuniones familiares de fin de semana, los viajes a lugares concurridos, diversión en antros, etc. Es decir llegan a las escuelas ya con el virus.

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Al conversar con una maestra responsable de las decisiones en una escuela, sobre el COVID-19, me explicaba que las medidas de sana distancia dentro del salón de clases y el cubrebocas son las principales razones por las cuales se logra una barrera significativa para que un alumno no transmita el virus en caso de contraerlo. El estar vacunado, si bien ayuda a no sufrir graves reacciones como hospitalización y muertes, no nos convierte en inmunes, por lo que los riesgos son latentes, y más en sectores donde el gobierno federal decidió no aplicar vacunas como en los menores de 14 años.

Muy a pesar de las críticas y señalamientos, algunas de buena fe y otras no, es de reconocer que López Obrador acertó en la decisión de impulsar decididamente el regreso a clases. No hay brotes significativos de contagios, lo cual es una excelente noticia. Ojalá y así continúe.

Los investigadores y estudiosos del rendimiento académico con el paso de los meses seguro presentarán reportes e informes sobre el daño causado en la comunidad estudiantil, al dejar de asistir a clases en más de año y medio. Será interesante conocer esta información y lo más importante: qué medidas se van a aplicar por las autoridades educativas correspondientes para revertir en la medida de lo posible el atraso.

En lo personal, celebro que el regreso a clases en general sea un éxito; nunca pensé que la rutina de levantar a los hijos temprano, llevarlos a su escuela, sufrir las altas y las bajas en sus calificaciones iba a ser tan reconfortante. Estas experiencias debemos valorarlas más que nunca, pero sobre todo gozar las sonrisas que se perciben en los rostros de los alumnos al ver y abrazar a sus compañeros de clase.

 

Alejandro Caso Niebla es asesor en temas de comunicación y políticas públicas.

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Alejandro Caso
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Alejandro Caso Niebla Alejandro Caso Niebla Alejandro Caso 4 zeta@zeta.com
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