Hoy la diligente pluma ya no escribe,
el sonido del micrófono está apagado,
las notas se pierden en el olvido,
acallaron la voz de Lubi Maldonado.
La palabra escrita, muere olvidada,
se pierde en la penumbra del dolor.
Por mentes enfermas y cobardes
que prefieren la sangre a su valor.
Baja California se encuentra desolada
porque la calle se tiñe de escarlata,
de comunicadores hoy silenciados
por balas de odio, podridas de venganza.
¡Marchemos unidos en justa solidaridad!
¡Hoy fueron ellos, mañana quien será!
¡Recordemos que solo siempre unidos
lograremos el respeto y la fraternidad!
Amigos periodistas y comunicadores:
por la memoria, el recuerdo y la amistad
exijamos respeto y justicia para todos
en un acto fraterno, de amor y de lealtad.
Luz eterna para Lourdes y Margarito.
Eduardo Enrique Parra Romero.
Tijuana, B.C.