Humilde, sencilla y con gran calidez humana, la doctora Remedios Lozada Romero fue impulsora en la atención a pacientes con VIH, y esa experiencia la hizo actuar cuando se supo de la existencia del nuevo coronavirus
Remedios Lozada Romero fue una de las primeras médicos en estar al frente de la batalla de la lucha contra el VIH en Baja California en 1984, cuando no existía información suficiente, tratamientos o campañas de prevención, pero sí discriminación y estigma, como también sucedió con la COVID-19 cuando recién apareció.
La experiencia que la doctora Lozada, ahora jefa de la Jurisdicción Sanitaria 2, adquirió cuando se comenzaron a detectar los primeros pacientes con VIH en Tijuana, sirvió para que se actuara con mayor rapidez, incluso antes de que se registraran los primeros contagios del virus SARS-CoV-2.
“Nací en la Ciudad de México, soy de allá, allá estudié la vocacional en Análisis Clínicos y posteriormente en la Facultad de Medicina de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), desde niña siempre tuve como ese acercamiento, no sé, si alguien de la familia tenía una herida, yo lo curaba o le daba la atención”, comentó a ZETA.
Hija de padres comerciantes, quienes lograron darle educación profesional a ella y sus ocho hermanos, la doctora Lozada descubrió en la salud pública su vocación, por lo que se especializó en esa área en Ciudad Obregón, Sonora y en Ciudad Juárez, Chihuahua.
“En la facultad conocí a mi esposo, cuando él me propuso, la verdad yo no estaba muy convencida, estaba muy a gusto haciendo lo que me gustaba y pensaba que al casarme iba a tener que dejar de hacerlo”, recordó.
Pero no fue así. Su cónyuge obtuvo un trabajo en Tijuana, por lo que la doctora Remedios arribó a esta frontera en 1982 y de inmediato encontró empleo en la Secretaría de Salud, atendiendo en centros comunitarios de las colonias nuevas de la ciudad.
En 1984 se detectó el primer caso de VIH en el Hospital General de Tijuana, “era una mujer, lo recuerdo bien, ella se había contagiado por una transfusión de sangre”, dijo.
RECOPILAN INFORMACIÓN
Tras los primeros casos detectados en California, Lozada Romero sabía que era cuestión de tiempo antes de que registraran casos en el Estado, así que el siguiente paso era educarse, al igual que con la COVID-19; en esa época la información que salía sobre VIH era poca y el estigma muy grande, ya que, hasta ese momento, se consideraba una enfermedad exclusiva de personas homosexuales o de sexoservidoras.
Cuando se reportaron casos en Tijuana, la maestra en Salud Pública comenzó a hacer cuestionarios para conocer hábitos, y a la vez, el comportamiento de la enfermedad, las formas de contagiarse, cómo se podía prevenir.
“Empezamos a trabajar con miembros de la comunidad LGBT, a darles información más que nada, en ese entonces no teníamos nada más que darles más que educación sobre la enfermedad y detectarlos”, evocó.
“Fui en varias ocasiones a San Diego, a California, porque ya había casos allá y tenían un poco más de información, yo sentía que tenía que capacitarme porque pronto nos iba a llegar a nosotros, teníamos que capacitar al personal, que no todos estaban dispuestos a tratar a los pacientes con VIH, entonces, también tenían que darse cuenta que por un abrazo o un beso no se iban a contagiar”, complementó Lozada Romero.
El éxito de las capacitaciones fue tal, que se obtuvieron fondos federales para crear un área especial para tratar a pacientes con el virus en el Centro de Salud de la calle Ocho, además de que iniciaron la construcción en el Centro de Salud de la colonia Herrera.
LLEGA LA COVID-19
Cuando se supo del esparcimiento del nuevo coronavirus en diciembre de 2019 y enero de 2020, ya como jefa de la Jurisdicción Sanitaria Número 2, Remedios Lozada sabía qué se tenía que hacer.
A finales de enero, cuando el virus apenas estaba llegando a Europa, aplicó la creación de cuestionarios para colocarlos en los aeropuertos de Tijuana y China, con el fin de detectar si había personas en situación de riesgo.
“Hicimos el formulario que se empezó a dar en el aeropuerto, a mí me apuraba que había dos vuelos de China, que igual pronto se iban a suspender por cuestiones internas, pero debíamos saber si había riesgo entre los pasajeros para poder estar listos con lo mucho o poco que sabíamos de la enfermedad, así que al mismo tiempo que estábamos dando los formularios aquí, en Shanghái estaban haciendo lo mismo. Fue difícil porque no había información, no había literatura todavía sobre la enfermedad, así que tuvimos que aplicar lo que sí sabíamos, la cantidad de recurso humano, de camas, prevención, síntomas, para poder irlo conteniendo, pero nos ganaba la velocidad de contagio, a diferencia del VIH”, detalló.
La doctora Lozada Romero repite el cargo como titular de la Jurisdicción que comprende Tijuana, Tecate y Rosarito, gracias a su desempeño durante el primer año de la enfermedad, así como la coordinación en la vacunación que inició en febrero a la sociedad civil.
Desde entonces lidera brigadas de prevención de la salud, al tiempo que continúa con la lucha contra la COVID-19 y las personas que aún no se vacunan a causa de la desinformación, pues son los más vulnerables.
“Me apasiona lo que hago, con tal de que las personas estuvieran informadas, me metí en lugares que la verdad no sabía, hasta que llegaba a casa me daba cuenta del peligro al que me exponía. No pienso en el reconocimiento o si dejo un legado, yo sólo veo que son personas que necesitan ayuda y que, si se las puedo dar, lo voy a hacer. No me fijo si he hecho poco o mucho, sólo sé que me apasiona lo que hago”, expresó.
Por su entrega, compromiso con los enfermos y su dedicación en el estudio de la ciencia médica, la doctora Remedios Lozada es para ZETA, Personaje Destacado 2021.